Capitulo 6.

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Justin abrió la puerta de su habitación. La casa había estado silenciosa, Bec se fue y su habitación estaba vacía, con otros varios miembros al parecer habiéndose marchado también con él. Justin sabía que eran amigos de Bec, chicos con los que había crecido, y unos pocos de sus compañeros, algunos de ellos que él y Bec habían conocido siempre. Pero eso ahora no era importante. Llevó a ______ a su dormitorio, dejándola en la cama, agarrando la manta y poniéndosela encima. Ella intentó sentarse, luchando con la manta pero él la empujó con cuidado abajo. —Quédate quieta. Estaré de regreso. —Se apartó de la cama y ella extendió el brazo, agarrando su mano. —No, no… por favor. —Lo miró, sus ojos amplios, casi demasiado grandes para su rostro. —Solo cogeré un vaso de agua, justo de ahí. Y algo para tus muñecas. —Señaló la puerta abierta del baño—. Serás capaz de verme, o escucharme, todo el tiempo. Su agarre se aligeró y él le golpeó la pierna, antes de caminar rápidamente al baño. Mientras hacía correr el agua fría sobre una toallita, miró su reflejo en el espejo. ¿Qué diablos estaba pensando al traerla aquí? Incluso si ella lo hubiese pedido, no debería haberlo hecho. Podía haberla llevado con mucha facilidad dentro, o a su propio apartamento. Sacudió la cabeza mientras cogía un vaso, llenándolo con agua. ¿Qué diablos estaba pensando? ______ estaba sentándose contra el cabecero de la cama, las piernas metidas debajo de sí, la manta envuelta alrededor de sus hombros. Aún estaba temblando y sus manos se sacudían levemente, y derramó el agua sobre la manta mientras tomaba un sorbo. —Aquí. —Justin situó el vaso en la mesilla de noche, sentándose al lado de ella, quitando las gotitas de agua. Él sostuvo la toallita fría contra su amoratada muñeca. Por un breve instante capto un olorcillo de una extraña esencia, una esencia animal, casi lobuna pero de alguna manera apagada. No pensó que fuera ______ en sí, y brevemente se preguntó si el hombre que había atacado a ______ era un hombre lobo. Levantó su muñeca más cerca de su rostro e inmediatamente inhalo. Tenía razón, no era ______; estaba en sus ropas. Justin sacudió la cabeza. Ahora no era importante, se preocuparía más tarde por eso. —Gracias. —Ella lo estaba mirando, sus ojos fijos en su rostro—. Me salvaste la vida. Gracias. —Estaba en el lugar adecuado en el momento adecuado. ¿Conoces al tipo? —Es un ex novio… Justin retrocedió, frunciendo el ceño. ______ extendió el brazo, su mano en su brazo. —No, no mío. De una de las chicas del club. Ha estado saliendo al callejón durante unos pocos días, imagino, molestando a las chicas cuando se iban, buscando a China… su novia… ex, imagino. Drogas o algo así. —Tomó un profundo respiro—. Estoy dispersa. Mis nervios están arruinados. Pero Justin no estaba escuchando las palabras de ______. Su toque, su mano en su brazo, en su piel desnuda, envió una carga eléctrica por su cuerpo. Más allá de su toque, la esencia estaba abrumándole, la complejidad y profundidad de ello asombraba. Aún podía oler el temor, agudo y punzante, permaneciendo en ella. Eso se desvanecería, lo sabía. Debajo de eso estaba la esencia de la propia ______, cálida y rica, dulce con un borde, como picante en una naranja cogida fresca del árbol, empapada en calor, lujuria y jugosidad. Y finalmente, la esencia de su núcleo, su ser, su sexualidad. Justin cerró los ojos, inhalando profundamente, tomando su cuota de ella, sin ser capaz de conseguir suficiente. Más allá de la descripción, su esencia comenzó una cadena de reacción de emociones y sentimientos en el cuerpo de él, todo haciendo espirales fuera de su control. Nunca había experimentado esto con ninguna mujer, y tanto como lo excitaba, lo asustaba. El control era todo para Justin y esta mujer rápidamente estaba derribando eso en tiras. Abrió los ojos, atrapó la mirada de ______ y vio reflejado ahí todo lo que él estaba sintiendo, el temor del ataque de ella desapareciendo, reemplazado con lujuria y excitación. Ella comenzó a encogerse de hombros por lo que la sabana cayó de sus hombros y él se inclinó hacia adelante, alejándola de su cuerpo. Incluso en una sudadera descolorida y vaqueros, era seductora, excitante, cada curva todavía muy evidente. ______ se levantó sobre sus rodillas, los ojos nivelados a los de Justin, sus dedos buscando tocar las mejillas de él, sus labios, las pupilas de ella se dilataron, sus ojos oscuros buscando los de él. —Hazme sentir a salvo, Justin. Hazme olvidar. Cualquier pensamiento de resistirse a ella, de no ceder a sus propios deseos, rápidamente lo abandono. Extendió la mano, su mano en el torso de ella, tirándola contra sí. Sus labios se encontraron, los suaves de ella contra los de él, tanta lujuria como el resto de ella. Él trazó su lengua brevemente a lo largo del labio inferior y ella abrió la boca para él al instante, su lengua encontrándose con la suya por completo, casi agresivamente. Él trabajó la mano debajo de la sudadera, momentáneamente sorprendido al encontrar algo satinado y delicado. Pero debajo de eso estaba la piel, deliciosa y caliente, irresistible. Sus dedos rozaron contra el peso de sus pechos y algo se rompió dentro de Justin, un temblor apresurándose por su cuerpo, su erección presionando contra los vaqueros repentinamente demasiado ajustados. ______ se apartó del beso, agarrando el dobladillo de su camisa y quitándosela por la cabeza, dejándola en la camisola roja que había vestido en el club. Una vez liberada de la camisa, su pelo cayó alrededor de sus hombros en una ondulante masa, una mezcla de profundo castaño y cobre pulido. Justin llegó a una hebra, deslizándola entre sus dedos. Era más suave que cualquier cosa que hubiese sentido en mucho tiempo y una ola de anhelo y deseo lo inundó. Quería que esa melena se esparciese por su almohada, quería deslizar los dedos a través de su pelo. Se dio cuenta de que ella estaba mirándolo, una pequeña sonrisa jugando en sus labios. —Hay más de mí que solo mi pelo, lo sabes. Sus dedos impacientemente estaban tirando de la camiseta de él sobre su cuerpo, y él levantó los brazos, mientras ella deslizaba abajo la tela, trabajando en levantar la camisa sobre su pecho, él dejándola sacarle la camisa sobre la cabeza. Sus manos estaban en la parte trasera de su cuerpo, supuestamente en todos los lados de su piel, dedos ansiosamente deslizándose sobre sus pezones, abajo por el plano llano de su estómago, sobre el bulto de frente, bajo el borde de sus pantalones. Un bajo gemido escapó de los labios de él mientras ella lo ahuecaba con la cálida mano. La primitiva urgencia por aparearse siempre era fuerte con Justin y nunca más tanta ante la cúspide de la luna llena. Pero más, solo al querer extasiar a ______, otra necesidad comenzaba a surgir, la necesidad de conectar con ella a un nivel más profundo, conectar con ella de una forma en la que nunca había querido con cualquier otra mujer antes. Ella había abierto una parte de él que no pensaba que existiese. Y le asustaba. Necesitar algo así gravemente, era permitirle controlarlo, y carecer de control era una debilidad. Pero cedió, la empujó fuerte contra él. Ella jadeó suavemente cuando sus cuerpos se unieron, las manos de ella ahora sobre su pecho, atrapadas entre ellos. Él reclamó de nuevo su boca, queriendo devorarla, sus manos sinuosamente a través de su pelo mientras la mantenía contra él. Ella se contoneó en su abrazo, sus manos moviéndose por debajo para trabajar con el botón de los pantalones. Sus manos siguieron las curvas del cuerpo de ella, bajo el resplandor de sus caderas, hasta el cierre en los pantalones, fácilmente rompiéndolos. Jadeando contra la boca de él, ella se levantó suavemente mientras los dedos de él trabajaban debajo de la pretina, y luego ahuecaban su trasero. De repente frustrado por las ropas debajo de ellos, Justin rompió el beso, inclinando a ______ sobre su espalda. Ella chilló de sorpresa, sus ojos bailando con deseo mientras él le agarraba los pantalones, tirándolos abajo sobre sus caderas, ambos y las medias de satén deslizándose de sus piernas. Justin los tiró al suelo y se puso de pie, impaciente por quitarse sus propios pantalones. Miró a ______, yaciendo en su cama, su pelo esparcido debajo de ella a través de la almohada, la lencería de satén rojo moldeándose dulcemente por su cuerpo. Su propio cuerpo estaba tamborileando con excitación, con la arrolladora obsesión de satisfacer las necesidades animales de su cuerpo con el de ella. Pero debajo de eso estaba el deseo de reclamarla como suya, hacerla desearle con locura al igual que él la necesitaba. Justin subió a la cama, ______ ya buscándolo. Él estaba tan increíblemente duro y ella estaba muy lista, sus piernas apartándose, sus calientes muslos deslizándose arriba de las caderas de él, envolviéndose alrededor de su cintura, y tirándolo hacia abajo hasta su cuerpo. Apenas tuvo tiempo para preguntarse si esto era lo que debería estar haciendo antes de que estuviera deslizándose contra ella, y después empujando en ella, en el calor y habilidad que le ofrecía en sacrificio. Sollozó debajo de él mientras entraba en ella, pero la encontró por completo, sus caderas enrollándose debajo de él, aceptando todo de él por completo. Sus suaves sollozos se convirtieron en más altos, más agudos, su agudo sentido auditivo recogiendo cada matiz en su voz mientras se empujaba en ella. El tiempo permaneció quieto para Justin. El movimiento de sus cuerpos juntos, la intensa sensación de ella rodeándolo, acercándolo más a fondo, casi poniéndolo fuera de control. Cada embestida, cada respuesta de ella debajo de él enloqueciéndolo, empujándolo más cerca del borde, haciéndole querer más de ella, incluso cuando la tomaba. Y ella exigía mucho mientras él lo tomaba de ella, sus movimientos encajando con los suyos, su pasión y excitación tan intensa como la que él sentía. Su cuerpo era una continua ola, golpeando sobre él, empujándolo más profundo dentro de ella, empujándolo más a fondo fuera de control. Se rindió, la permitió arrastrarlo adelante, finalmente dejando ir cualquier ilusión de control que pensó que aún tenía. Cuando ella se vino, le sorprendió, tanto la rapidez como la intensidad. Se arqueó bruscamente bajo él, su cabeza arrojándose atrás, sus uñas rastrillando a través de sus hombros, el breve dolor agudo que solo se añadió a su placer. La miró, observando su rostro en la agonía de su liberación, sintiéndola retorcerse debajo de él, las contracciones de su núcleo tan fuertes alrededor de él, latiendo olas que avivaban su propio deseo. Pronto estuvo uniéndose a ella, sus gruñidos mezclados con los de ella, casi antes de que se diese cuenta de que se estaba viniendo. El calor que se había construido dentro de él apresurándose a la superficie, y presionando a ______ con fuerza en la cama al instante que sus caderas se sacudían y flexionaban, cada musculo tensado, más allá incluso de su control, mientras se agotaba dentro de ella. Cuando las últimas olas de su orgasmo desaparecieron, y su cuerpo comenzó a relajarse, Justin colapsó al lado de ______. Cada sentido estaba agudizado, en armonía con ella. Escuchó su respiración, escuchó el latir de su corazón, encajando con el latido de su propio corazón. La rica fragancia de sexo elevándose alrededor de ellos y captó un profundo respiro. Pero debajo de eso aún estaba la intoxicante esencia de ______. Había cambiado, vuelto más fuerte, ahora no solo su esencia, sino mezclada con la de él. El sol besado de naranja aún permanecía ahí, pero clavaba con algo más agudo, más aromático, clavaba con su combinación masculina. Todo eso impreso en su mente, en cada célula, lo marcaba. Tiró de ella contra él, acariciando su cuello, perdiéndose en la suave masa enredada de su pelo. Ella se giró hacia él, curvando su cuerpo contra el de él y se movieron en una breve danza silenciosa, adecuando sus ángulos contra las curvas de ella. Y cuando aún estaban quietos, era una perfecta adecuación. ______ estuvo dormida en minutos. Justin permaneció despierto, observando la luz de la luna brillar a través de la ventana, contorneando las curvas de ______, repartiendo profundas sombras a través de su piel. Mañana por la noche era luna llena, pero su cuerpo ya estaba sintiendo el insistente empuje de la luna, todos sus sentidos intensificados, su mente más despierta, el largo dolor familiar en sus músculos y huesos intensificándose. Sabía que a esta hora mañana por la noche, estaría en forma de lobo, se quedaría así hasta el siguiente amanecer. Y sabía que ______ no podría saber lo que era, aún no. No si él quería hacerla su compañera. Y yaciendo a la luz de la luna, Justin había decidido. Ella era la indicada para él, la compañera que había estado buscando. Y a la luz de la luna suspiró, conociendo todas las complicaciones que venían con esa decisión.______ despertó sola en una cama extraña, brevemente desorientada. Se quedó inmóvil, con los ojos cerrados, hasta que los recuerdos de la noche anterior volvieron. Se estremeció al recordar una imagen viva del hombre con el cuchillo, sosteniéndolo en su garganta, sus labios agrietados sostenían una sonrisa grotesca. Luego las imágenes borrosas de Justin, alejándola, llevándola a su casa con él. Y entonces sonrió y se desperezó. Más recuerdos volvieron, recuerdos muy claros, de Justin, de él... ellos... en esta cama. De las cosas que le había hecho a ella. Y lo que ella había hecho con él. Abrió los ojos, mirando alrededor de la habitación. Todo estaba sorprendentemente limpio y ordenado, y limpio, para un chico. En realidad, estaba más ordenado que su apartamento. La puerta del baño se abrió y Justin salió, mirándola con sorpresa, capturando su mirada. —Hey, ______. Lo siento si te desperté. Ella observó mientras caminaba por la habitación, todos los músculos duros y la piel lisa. Tenía el pelo corto militar, una espesa ola de color cuervo negro más profundo. La visión de eso contra su piel hizo que su corazón dejase de latir. Además, él estaba desnudo, con toda su gloria. Su corazón se recuperó, latiendo más rápido. —Ven aquí —Ella extendió los brazos, moviendo los dedos—. No me despertaste, pero ahora que estoy despierta... —la sábana se deslizó por un hombro y la dejó caer, sabiendo exactamente qué parte de la curva de su pecho se revelaba, y qué porción pequeña permanecía oculta. Él vaciló, sus ojos bajando por una fracción de segundo y en ese momento vio la duda... reticencia... y la atravesó hasta la médula. No era lo que esperaba en absoluto. Sacó los brazos hacia atrás, tirando de la sábana mientras él cruzaba la habitación, deslizándose en la cama junto a ella.

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⏰ Última actualización: Feb 23, 2015 ⏰

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