Capítulo cinco

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     Arroz, verduras al vapor y trozos de carne. Tadashi mira su plato, suspirando. Tomó los palillos y cogió un algo de arroz, llevándolo a su boca y masticando lentamente. Kei está hablando con sus padres, quisiera saber qué es, pero no está prestando mucha atención. Los palillos revuelven un poco su comida, apenas ve lo que toma y se lo lleva a la boca. Tenía hambre, sí, pero prefería dormir y no pasar tanta incomodidad. En el transcurso de la cena puede notar que Katsumi no es tan dura con su hijo, le habla con cariño e incluso cuando le regaña es dulce. Todo lo contrario, cuando se trataba de él.

     —¿No tienes hambre? —el señor Tsukishima le pregunta susurrando. Está sentado justo a su lado.

     —No, no mucha... —sonríe de lado.

     —No tienes que comer si no quieres. O también puedo decirle a Kei que te compre otra cosa.

     —Gracias, pero estoy bien, de verdad.

     —Y... Yamaguchi, ¿cierto? —el Omega desvía su atención del padre de Kei cuando escucha ser nombrado y asiente hacia la Alfa, sentada en un extremo de la mesa. —¿Piensas seguir estudiando después de que el bebé nazca? —pregunta, apoyando sus codos en la mesa.

     —Creo que sí, espero poder hacerlo.

     —¿Alguna universidad en especial?

     —Aún no he pensado qué estudiar.

     —Te queda poco tiempo.

     —Mamá, no presiones.

     —Sí, Katsumi, deja al niño un rato.

     —No, está bien —niega sintiéndose cada vez más pequeño en su asiento—. Tiene razón, pero primero quiero acabar con mis estudios con buenas calificaciones.

     —Kei me comentó que eres de los mejores —el padre del Alfa dice, sonriendo—. ¿Es eso verdad?

     Los ojos de Tadashi brillan un poco y una sensación cálida se instala en su pecho, ¿Kei ha hablado de él con su papá?, ¿eso es bueno?

     —Eh, sí. Podría decirse que sí.

     —Diles que sí y ya —la mirada de todos en la mesa cae en Kei, quien suena aburrido, y Tadashi cree romperse un poco. —Es el puto cerebro de la escuela, ¿bien?

     —¡Tsukishima Kei! —Su padre golpea su brazo. —Eres un grosero.

     —No tanto así, pero sí, me gusta tener buenas calificaciones.

     —¿Para qué? —el Alfa lo mira, interesado.

     —Me hace sentir bien, creo.

     —Raro —susurra y recibe otro golpe.

     —Y... Kei también nos contó sobre tus padres betas, ¿no?

     —Sí. Los dos lo son.

     Puede ver de reojo a Katsumi sonreír.

     —¿Quién es tu madre?

     —Yamaguchi Mayoko

     —Sí, la conozco un poco.

     Kei no vuelve a dirigirle palabra alguna durante toda la noche. Termina su cena con mucho trabajo, pero en realidad sabía muy bien. Los padres del rubio se van cuando el sol se ha ocultado, diciendo que volverían pronto. Tadashi espera que no, o al menos sin Katsumi.

Ven aquí, y ámame | TsukkiYamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora