Capítulo diez

3.3K 449 178
                                    

━━━━━━━━※━━━━━━━━

     Yuko-Omega, acomoda su blusa para que su escote se notara más. Acomoda su cabello -que planchó hoy por la mañana- frente al pequeño espejo que tiene dentro de su casillero. Se aplica un poco de brillo labial por último y cierra la puerta, dirigiéndose a donde está cierto Alfa rubio, acomodando sus cosas.

     —Hola, Kei-kun —pasa sus manos por sus pantalones ceñidos y sonríe.

     El rubio voltea hacia la chica, pasando su vista por todo su cuerpo, luego parpadea un par de veces y vuelve a su tarea de ordenar sus libros. Su rostro es neutro, sin ninguna expresión especial, pero su mandíbula está apretada fuertemente.

     —Mi celo se acerca... y me preguntaba si-

     —No —cierra su casillero, colocando su mochila sobre su hombro.

     —Pero-

     —Muévete, necesito resolver algo —su voz sale muy gruesa y ella, asustada, se hace a un lado.

     Kei camina con humo saliendo de sus orejas, gruñe internamente cuando su Alfa también lo hace, celoso ante la escena frente a sus ojos. Tadashi está abrazando a Terushima, él desconoce la razón, tampoco la desea conocer. Pero lo que sí quiere es que se suelten en éste mismo instante.

     —¡Tsukishima! —Tadashi chilla cuando es jalado hacia atrás. Lo reconoce por su olor y brutalidad.

     —Mierda, Tsukishima, puedes lastimarlo así, o al bebé —su primo dice, alarmado.

     —Nunca le haría daño a mi cachorro —olfatea el cabello de Tadashi lo más discreto que puede.

     En los últimos días su olor se había intensificado volviéndose más dulce y adictivo. Era eso o que cada vez su celo estaba más cerca.

     —Como digas —el Omega se aparta, arreglando su cabello—. Estaba hablando con Terushima de su cumpleaños.

     —Haré una fiesta el viernes de la próxima semana, daré invitaciones y eso.

     —¿Por qué te abrazaba?

     —Porque quise —cruza sus brazos, desafiante. En realidad, parecía un gatito pidiendo caricias que algo intimidante.

     —Ajá, sí, vamos, Yamaguchi —Kei toma la mano del pecoso, comenzando a caminar.

     —¡Nos vemos después, Terushima, para la asesoría! —le grita, siendo arrastrado por el pasillo—. Ugh, me lastimas el brazo —se suelta del agarre fuerte del Alfa.

     —Lo siento.

     —Eres muy brusco, no quiero que seas así con el bebé.

     —No lo seré.

     Tadashi hace un ruido, no muy seguro.

     —¿Por qué te molesta verme con tu primo? Es mi amigo —soba su brazo.

     —Porque no me gusta.

     —Pero no es-

     —Me pone celoso, ¿está bien? —suelta, con los ojos oscurecidos.

     —No hay razón para que lo estés. Tú mismo dijiste que no soy tu Omega, entonces yo tengo que buscar un Alfa.

     —No buscarás ningún Alfa.

     —Entonces... ¿Soy tu Omega? —Pregunta, esperanzado.

     —No. Pero no lo harás al menos hasta que el bebé no haya nacido.

Ven aquí, y ámame | TsukkiYamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora