—«Esto no está resultando como lo planeé...»
Xue Yang estaba de rodillas sobre la fría tierra, la sangre derramada había teñido de carmesí su ropa y se había esparcido en el suelo. Había recibido varios cortes de espada, pero su cuerpo estaba acostumbrado a todo tipo de lesiones y las heridas no le afectaban en lo absoluto. Hasta hacía unos momentos, Xue Yang estaba de pie, firme, con su usual sonrisa maliciosa y actitud desafiante, pero los enemigos lo superaban en número, además eran fuertes, por lo que finalmente le habían ocasionado una herida que no pudo ignorar.
Su brazo derecho había sido arrancado desde el hombro, el dolor era punzante, aun así podía utilizar el brazo izquierdo para empuñar su espada, lo cual no hizo. Desde el inicio de la pelea no utilizaba esa mano, la mantenía en puño, como si protegiera algo valioso de lo cual no quería desprenderse. Su mirada se encontraba incrustada en el suelo, con ello miraba en sus recuerdos, en su objetivo. De pronto, una prominente figura de cabello largo, vestimenta holgada, oscura y desgastada se acercaba lento hacia él. Xue Yang alzó la mirada, se trataba de un cadáver feroz que en algún momento de su existencia había sido un individuo que llevaba por nombre Song Lan.
La mano con la que Son Lan sostenía su espada tembló, en sus ojos podía percibirse claramente la rabia que sentía hacia Xue Yang, como si con la mirada le dijese: Tú debiste morir para que nada de esto hubiera sucedido. XueYang mantenía en su rostro una sonrisa de triunfo cuando en realidad, su situación era lo contrario. Mantenía esa fachada hostil a la espera de que el filo de la espada cortara su carne. Apretó el puño y sintió el sólido caramelo que había atesorado por años, fue entonces que su sonrisa se vio apagada por los sombríos recuerdos que esa sensación evocó. Desvió la mirada hacia un lado, hacia donde se encontraba un ataúd, aquel que contenía el cuerpo de la persona que le había obsequiado ese último caramelo.
Sus labios que antes sonreían insolentes, ahora hacían una extraña mueca, se hundían como si contuvieran con todas sus fuerzas lo que su interior deseaba gritar. Esos dulces que le obsequiaron con tanta amabilidad llenaron por un tiempo de calidez su solitario corazón.
—«Esto no debió ser así, si pudiera liberarme de este destino, de comenzar de nuevo, yo... » —Xue Yang cerró los ojos, apretó con todas sus fuerzas el puño izquierdo y sintió como su carne era atravesada por la espada de Song Lan.
Xue Yang experimentó un agudo dolor, su vista se oscureció, dejó de resistirse pues imaginaba que su vida había llegado a su fin, que la oscuridad que lo envolvía desde el momento en que él partió de ese mundo finalmente había terminado por consumirlo. Sin embargo, su espíritu no parecía haberse apagado, intentó abrir los ojos, su visión era borrosa más no oscura como antes, la cual poco a poco se fue aclarando. Pasó de estar en el exterior, tendido sobre la fría tierra a estar dentro de una vivienda, rodeado de paredes de madera y sobre una cama, no solo el escenario era distinto, la persona frente a él también había cambiado. Delante, había un hombre joven que portaba túnicas blancas representativas de un sacerdote taoísta, de un blanco similar a la nieve recién caída, de piel pálida, facciones hermosas y elegantes. La mitad superior de su rostro, a la altura de los ojos, estaba cubierto por vendajes y delante de ellos había un par de mechones oscuros que resaltaban su apariencia.
La mirada de Xue Yang se amplió demasiado, estaba desconcertado, le era imposible creer lo que sus ojos veían y por un instante creyó que su mente le jugaba una última broma, quizá la más cruel de todas.
—Tú... —dijo con voz ronca después de toser abundante sangre.
—No te muevas, estás mal herido — El joven de blanco ropaje expresó con un tono suave
—Tú... ¿qué es esto? —titubeó Xue Yang bastante confundido.
—Daozhang, creo que su cabeza no funciona muy bien —mencionó una pequeña joven que estaba detrás del hombre de túnica blanca.
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Redención para el Villano
FanfictionArrepentimiento, tristeza, dolor... Xue Yang era un asesino de sangre fría, el cual eliminó a todo un clan sin pena ni moral, pero la delgada línea entre el bien y el mal se hizo clara cuando Xiao XingChen partió de su mundo. Por largo tiempo, Xue Y...