Capítulo II.- "Corazón"

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Durante la noche, A-Qing no podía conciliar el sueño y pedía a Daozhang que le contase una historia, pero Xiao XingChen no conocía alguna que pudiera narrar. Xue Yang sonrió de medio lado mientras avivaba el fuego con un palo de madera.

—Si quieres yo te puedo contar una —mencionó Xue Yang.

—Sí, cuéntame una —respondió A-Qing.

Xue Yang contó la misma historia que en el pasado, donde existía un niño que anhelaba los dulces más que nada en el mundo, pero al no tener padres o dinero para comprarlos se convertían en un deseo inalcanzable. Debido a su ingenuidad, el pequeño fue engañado por un extraño hombre, además fue humillado y golpeado por seguir sus instrucciones. Fue tanta la crueldad de ese hombre, que hizo pasar la rueda de su carruaje por encima de la mano del pequeño haciendo que perdiera el dedo meñique. Xue Yang omitió ese último detalle, así como el nombre del sujeto, ya que era el líder de un renombrado clan al que había asesinado al crecer.

—Ese niño eras tú, ¿cierto? —preguntó la joven curiosa.

—Quién sabe, ¿quieres saber más? —preguntó Xue Yang y A-Qing asintió interesada.

—Creo que es suficiente de historias por hoy, ambos deben descansar —Intervino Xiao XingChen.

—No tomará mucho, Daozhang —expresó con tono de súplica y Xiao XingChen accedió.

—Entonces el niño creció e hizo cosas muy malas a muchas personas para desquitar su profundo dolor —Xiao XingChen se orientó hacia Xue Yang —. El niño pensaba que si existiera una persona en su vida que le obsequiara dulces sería algo muy bueno y, sin creer que fuera cierto, la encontró. Por fin tenía una familia y supuso que sería feliz, pero sus malas acciones tuvieron consecuencias, fue así que perdió a su familia y murió solo, sin haber probado el último caramelo que le habían obsequiado.

Una repentina tristeza invadió a A-Qing, la cual era claramente visible en su decaído semblante, mientras que Xiao XingChen presionó un poco sus labios y permaneció en silencio ante el final de la historia.

—Creí que ese niño eras tú... —mencionó la joven.

—¿Cómo podría ser yo? Aún sigo vivo —expresó despreocupado.

Xiao XingChen se orientó hacia Xue Yang, el tono en sus palabras le resultaba extraño, contradictorio, como si enmascarara un profundo dolor. Xiao XingChen se acercó a la fogata hasta quedar frente al joven.

—«Aquí viene el discurso motivacional» —pensó Xue Yang.

—Es una historia triste — Xiao XingChen soltó de pronto y los ojos de Xue Yang se ampliaron —. Si ese niño hizo cosas terribles, pero recupera su camino entonces todo estará bien. No puede permitir que el pasado arrastre su futuro.

—«Esto no era así...» —Estaba desconcertado.

Tenía guardado en su memoria cada palabra, cada gesto de Xiao XingChen, hasta ese momento cada suceso se había repetido con exactitud, aunque las palabras que emanaron de sus labios pretendían animarlo, igual que en el pasado, eran distintas. Daozhang los instó que fueran a dormir, A-Qing pasó de estar frustrada a triste con la historia de Xue Yang y quedó rendida ante el sueño tan pronto como recostó su cabeza. Cuando ambos jóvenes dormían, Xiao XingChen se acercó hasta donde se encontraba A-Qing, tocó con sus manos el ataúd para ubicarse y dejó en el interior un caramelo de los que tenía guardados. Luego se dirigió sigiloso hasta donde dormía Xue Yang, caminó con la mano sobre la pared para orientarse, bajó hasta donde estaba la caja de madera al lado de la cama y también colocó un caramelo.

Una vez que Xiao XingChen abandonó la habitación, Xue Yang se giró para encontrarse con el caramelo a un lado. Lo tomó sin hacer ruido, lo encerró en su mano y lo llevó a su pecho.

Redención para el VillanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora