Ayer caminaba en la orilla de la playa, observando el resplandor de la luna sobre mis pasos.
La arena se hundía junto a mis pies y el sonido del mar impactaba en mis oídos causando tranquilidad.
El aroma de la naturaleza y la extensa quietud ante la noche era una terapía.
Jamás había estado tan feliz, jamás pensaba encontrar una compañía que le gustara lo mismo que a mi, compartiendo cosas en común pero un gusto infinito por la noche y el mar.
¿Por cuántas personas que son equivocadas debemos atravesar para encontrarnos con la correcta?
La absoluta tranquilidad, las risas incontrolables, las charlas por horas y un sin fin de anécdotas.
¿Esto era lo que merecía?
Porque siento que vuelvo a contar los días para que llegue el fin se semana y vuelva a sentirme lejos del mundo por unas horas.
A veces las buenas compañías tardan en llegar, pero cuando lo hacen, sucede en el momento menos pensado.
O en una simple fiesta de cumpleaños...
En mi cumpleaños.
¿Sería un regalo del destino?
Si fuera así le doy las infinitas gracias, estaba cansada de las personas que no valen la pena.
"Siempre fue cuestión de conexión y no de tiempo" no creía mucho en esta frase hasta que te conocí.
¿Cómo explicaría que desde el primer momento todo fue tan sorprendente y en tan solo una semana mi corazón quería de tu compañía por siempre?
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Memorias de cristal
RandomEn un mundo repleto de dolor y tan escaso de felicidad. Mis peores recuerdos se encuentran enterrados en lo más profundo de mi memoria... Pero tan solo los más mágicos están a mi alrededor, sosteniendo mi mano para no dejarme ir.