Él

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Muchas personas tienen ese pensamiento tan errado sobre la salud mental.

"No iré al psicólogo porque no estoy loca/o"

Otras personas se niegan a aceptar ayuda y ante esto se defienden con un tonto...

"No sirve de nada, solo es gastar dinero"

Pero les diré algo...

Ese dinero por el que tanto se quejan, les servirá por el resto de sus vidas, es una inversión a cierto plazo que les ayudará a sentirse mejor, a encontrarse a sí mismos y sobre todo a solucionar aquello que tanto nos carcome por dentro.

Recuerdo ir al psicólogo desde pequeña.

Una tarde me encontraba recogiendo el interior de cajas antiguas que mamá solía tener con nuestros álbumes de fotos, y en el fondo de una de ellas encontré un papel en el que figuraba mi nombre con un pequeño texto.

La primera vez que había asistido al psicólogo por orden de mis maestras, fue a la edad de tres años

Demasiado pequeña, la segunda vez que comencé a asistir tenía alrededor de unos 8 años, esto duró un cierto tiempo hasta que yo misma me di de baja.

Aprendí a resguardar con mucho recelo todas mis emociones, aquellos pensamientos que nadie podía saber, aquella necesidad de sanar que tanto imploraba mi alma a tan temprana edad, pero que en mi pequeña cabeza aún no entendía.

Viví tantos años de mi vida creyendo que yo misma podía controlar mi depresión, ansiedad y todos mis miedos.

Pero tuve que cumplir los 20 años para atreverme a ir luego de tanto tiempo.

Y eso fue gracias a un corazón roto el día que tendría que ser especial en mi vida, y una discusión tan horrible con mi madre (como las que siempre tenía en mi cumpleaños) hasta el punto de llorar.

(Aún tengo el video en el que se puede ver mi rostro, fue un comienzo de dos décadas tan doloroso que no quiero volver a recordar).

Ese día soplando las velitas me decidí a ir por mi salud mental, a buscar ayuda con un profesional porque comprendí que yo misma me había equivocado al creer que podría estar bien por mi cuenta, ignorando el daño que tenía en mi interior.

Me encontraba tan malitamente rota que dolía.

El escribir me ayudó tanto, que luego de meses de un bloqueo mental (lo típico que suele ocurrirle a un escritor) y con ayuda de él, mi psicólogo, pude salir adelante.

Todo cambió a mi alrededor, mi cuerpo cambió, mi mente cambió, y las persona nuevas en mi vida también. 

Aprendí a amarme, a aceptar que no soy perfecta, a cuidar y querer mi cuerpo, sobretodo a atraer personas maravillosa que vibran de igual forma que yo.

Y les puedo decir que no me arrepiento de esta decisión, porque sé que aún sigo yendo y no sé cuánto tiempo tendré que ir, pero lo que sé, es que ese hombre me ha ayudado a salir de un pozo oscuro.

A veces quedándose conmigo más minutos para escuchar mis palabras y ayudarme con mis ataques de ansiedad, observando mis lágrimas en silencio y dándome palabras de aliento que jamás me voy a olvidar.

"Sos una guerrera, sos la reina de la selva, y una reina tiene que estar bien para reinar y vos lo vas a lograr, porque creo en vos y estoy orgulloso de tus logros"

Jamás se preocupó si podría pagarle las sesiones, siempre me ha dado mi tiempo porque confía en mi y me queda agradecerle cada día por todo lo que me ha ayudado a salir adelante.

Tuve tanta suerte en encontrarlo, que siento que fue un regalo del destino en mi cumpleaños.

Memorias de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora