CAPÍTULO 3

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Adios última oportunidad de escapar.

Suspirando observó como el apuesto secretario apretaba el botón del décimo piso y luego contempló las brillantes puertas grises donde podía apreciar hasta su propio reflejo.

Internamente inquieto, Kazumi no podía evitar que sus nervios aumentan cada vez que subían un piso. El tiempo dentro del ascensor se estaba convirtiendo en una eternidad y finalmente no pudo evitar comenzar a golpear su pie de forma rítmica contra el suelo.

Percibiendo lo nerviosa que estaba la señorita de a lado, Bakugo no pudo evitar querer iniciar una conversación en una forma de ayudarle y distraerle.

-¿Es usted una omega, cierto? - la profunda voz del secretario sobresaltó nuevamente a Kazumi.

¡Dios! qué vergüenza. Parecía una pequeña minina asustandose ante el más mínimo ruido.

Con sus mofletes sonrojados de un furioso rojo, sintió-. Yo...s-si ¿usted igual?.

- Si -sonrió-. Sé que no es mi asunto y que no debería de meterme pero...No tienes nada de que preocuparte - dijo con tono suave-. El doctor Light Yagami es un gran hombre muy bueno en su trabajo y le ayudará, no es necesario que esté tan nervioso.

-Perdón...Es la primera vez que hago algo así y... Aún no estoy seguro de que esta sea la respuesta a mis problemas -sincera con una pequeña sonrisa nerviosa.

Su rostro refleja toda su preocupación y dudas, de cierta forma logró que Bakugo simpatizaba con él, no podía evitarlo, estaba en su naturaleza también.

-Entiendo, ya sea por el papel que usted venga, este proceso es difícil para cualquier omega, así que supongo que realmente debe estar pasando por en mal momento - sonrió tomando la mano del contrario con la necesidad de tranquilizarlo -. Se ve tenso, esté tranquilo, aquí no hay nada que temer y nadie le juzgará por nada - aseguró.

Kazumi respiro más tranquila después de escuchar las palabras del omega, le regaló una sonrisita tentativa pero sincera mientras captaba el aroma del contrario, era un elegante aroma de cacao y coco.

-Gracias...-susurro con una sincera sonrisa mucho más tranquila.

-Por favor, dime Bakugo o Katsuki como mis amigos - pidió con entusiasmo.

-De acuerdo, pero entonces llámame solo Kazumi, además parecemos de la misma edad - agregó.

-Un gusto Kazumi - sonrió soltando la mano de Bakugo cuando las puertas del ascensor se abrieron.

Caminaron por un lujoso pasillo con diferentes tonos de café a diferencia de la recepción, Kazumi le seguía de cerca al omega admirando todo a su alrededor con curiosidad.

-El señor Light le espera dentro - informo con la misma profesionalidad de abajo antes de retirarse nuevamente.

Kazumi le siguió con la mirada hasta el ascensor, puso diferenciar como le subía los puños en señal de apoyo con una gran sonrisa cuadrada antes de que desapareciera de su vista. Contemplando ahora la puerta frente a el, suspiro repitiendo en su mente que todo estaría bien una y otra vez.

Alzando su mano tocó la puerta con sus nudillos. Una voz desde adentro le dio permiso para pasar  y a Kazumi no le quedó de otra más que tragarse sus nervios e inseguridades y entrar por el bien de su hermano y propio. 

Cruzando la puerta, descubrió que "lujo y elegancia" era una palabra clave en ese lugar o en todo el edificio realmente, ya que todo se lo gritaba en su cara, a donde sea que mirara.

Entonces, los ojos de la omega repararon en hombre de apariencia elegante que estaba detrás de un escritorio hablando por teléfono, Kazumi solo tenía que verlo para saber que era un alfa, su cuerpo, aroma  aura que emitía lo delataba sin problemas.

Mirándolo, Light le indicó con su mano que tomara asiento mientras pedía unos segundos más.

Cuando Kazumi asintió lentamente con su cabeza, el alfa siguió hablando en inglés, por lo que pudo diferenciar a la omega.

Kazumi nunca fue bueno en otro idioma, por lo que se dedicó a seguir estudiando la oficina mientras su cuerpo se relajaba. Tan distraído estaba, que no percibió cuando el alfa dejó de hablar por teléfono y por el contrario, comenzó a observarse hasta que pronuncio su nombre.

Incómodo por ser el centro de atención, Kazumi se removió en su cómodo asiendo buscando una seguridad que no poseía en ese momento, odiando el silencio el silencio presente. Bajo sumiso su cabeza sin atinar qué más hacer, tal vez su hermano menor tenía mucha razón y no debería de estar ahí.

Cuando finalmente el hombre se movió tomando una carpeta frente a él, Kazumi suspiró en alivio.


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