∆Stepfhather∆ [KakaObi] [PAUSADA].

Capítulo 5: Te romperé las piernas

—Obito, levanta tu mochila.

—No quiero.

Con la cabeza baja y los puños apretados, y parado a un lado de su mochila que yacía en el suelo tirada y con Rin mirándolo molesta con los brazos cruzados, ahí estaba el, Obito Uchiha, haciendo un berrinche en plena banqueta frente a la escuela.

—No le hace caso, Rin-san—Dijo Kakashi, quién estaba al lado de la castaña mirando también al menor.

—Obito, última vez que te lo digo—Advirtió Nohara con un tono severo—Levanta la mochila y vámonos.

—No.

Esta vez les dió la espalda a ambos, con la rebeldía explotando a más no poder y dando un toque de ignorancia queriendo hacerse la víctima. O bueno, Obito creía que el era la víctima.

—Obito, obedece a tu mamá, ¿No conoces al patito Juan?—Dijo Kakashi.

—No, así que pudrete.

—¡OBITO!—Tragó duro, no iba a verla a la cara, sabía que si lo hacía le esperaría una buena riña.

Había varios planes en su mente, uno de muchos era ponerse a correr y escapar de allí, iniciando una nueva vida en Corea del Norte y casarse con Jungkook de los BTS. Sonaba descabellado, mucho más descabellado que el programa que veía por las noches: “Las acojonantes aventuras de Antonio el puñetero y la flipante máquina lanzarayos”. Dios, necesitaba bañarse.

—Espere aquí, Rin-san, iré por una piedra.

Se sobresaltó.

—¿Una piedra? ¿Que planea, Kakashi-sensei?.

—Voy a dejársela caer en la cabeza—Okey, eso sí le estaba asustando, y el terror aumentó considerablemente al escuchar a Hatake alejarse.

—¡NOOOOOO! ¡YA! ¡LO VOY A RECOGER! ¡YA! ¡YA! ¡YA!—Se acercó a su bolso escolar y lo levantó del suelo, lagrimeando levemente y le sacudió el polvo con varios manotazos.

—Eso, que buen chico, Obito—Le felicitó el peliplateado con una sonrisa mientras pasaba al lado de el para dirigirse hacia el auto de Rin.

—Nunca había intentado intimidarlo de esa forma cuando hacia berrinches—Susurró Rin pensativa llevándose una mano al mentón.

—Es cosa de crianza, Rin-san—Kakashi se encogió de hombros—Está bien ponerle mano dura de vez en cuando para que aprenda quien manda hasta los 18.

Que injustos que eran los adultos, mientras ellos resolvían problemas hablando mutuamente, golpeaban a los menores con chancletas como si eso fuera la solución. Aunque tampoco es como si Rin le hubiera levantado la mano alguna vez o fuera una maltratadora, claro que no, negativo, absolutamente imposible.