Capítulo 2.

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Capítulo 2: El cliché del día.





Media hora después de haber terminado de desayunar y abierto la librería seguía pensando en que a esta hora Noah ya habrá despertado y lo estarán interrogando. Seguramente Jules este ahí, acompañado de Greta. Ambos le sacarían la verdad y pensarían que es la tontería mas grande del mundo, y por ende merece no ser juzgado. Intento de nuevo espantar mis pensamiento y volcarlos en actualizar el inventario, retirando de la lista los mejores títulos.
Acomode a los pocos sobrevivientes que quedaron, colocándolos nuevamente en sus estantes y luego volví a mi lugar tras el mostrador.

Me gustaba estar aquí, pasar el día leyendo y mirando de vez en cuando la calle a través de la vitrina. De niña solía sentarme a mirar los autos y la gente que pasaba, mientras escuchaba el peculiar sonido de las teclas de la maquina de escribir. Aquello me hacia sentir mejor y me servía de musica de fondo mientras observaba pasar la vida de un pequeño pueblo tranquilo. Algo que a la fecha no a cambiado en absoluto.

Cierro el libro que he estado leyendo por un rato, y vuelvo a mirar la puerta, la cual se termina por abrir.
Del quicio entra Greta, seguida de Jules tomado de su mano. (Lo usual) Mas sin embargo, una tercera persona entro tras ellos. Un chico de cabello negro y alborotado, cuyo rostro muestra mas recelo que ayer por la noche.

—Espero que esto sea suficiente para que pienses antes de actuar.

No entendí a que se refería Jules, por lo que espere a que el contexto se aclara.

—Que me obligues a trabajar aquí no hará mucha diferencia. —le respondió  Noah con acritud.

—De alguna manera debes pagar por los daños que causaste..

—Un momento.. —intervine yo confundida— ¿Acaso dijiste trabajar aquí?.

Mi cerebro se negó a procesar dicha oración. —¡Debía haber un gran error!

Así es. A partir de hoy Noah trabajará aquí, al menos hasta que pague por libros que destruyo.

Por un segundo temí que mis ojos se salieran de sus cuencas.

—Debe haber otra manera de que lo haga, no se. Con dinero tal vez.

—Olvidalo, ya lo intenté y el avaro de mi hermano no pagara ni un solo centavo.

—¿Se te olvida que ya hice suficiente con sacarte de la cárcel?

Noah resoplo.

—Sarah, se que ustedes apenas se conocieron y que no fue de la mejor manera posible, pero te pido que ayudes a Noah a sobrellevar su castigo.

—No necesitó de la ayuda de nadie, porque me niego a pasar aquí encerrado mis vacaciones de verano. Sobretodo en compañía de la señorita intelectual.

—"La señorita intelectual " tiene un nombre. —le espeté yo— Soy Sarah Jones y por supuesto que ya lo sabias.

Noah fruncio los labios con fastidio. Se notaba a leguas que prefería la cárcel a estar aquí. Pero.. ¿Porque?.

—Como sea, no voy a cambiar de opinión..

—Pues tendrás que hacerlo porque yo tampoco voy a ceder. Trabajarás aquí hasta que Greta consideré que ya has pagado tu deuda con ellas. Solo entonces seras libre de irte.

Obviamente aquella sentencia me agrado tanto o menos que a él.
Noah Griffin era sin lugar a dudas la persona mas difícil de tratar y entender en todo el maldito planeta y eso era lo que mas me asustaba de trabajar con él. Aun así lo intentaría lo mas que pudiera..

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