Yo

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- A pesar de no tener muchos amigos, en la secundaria era perseguido por las chicas, conforme fui desarrollando mi cuerpo ellas me buscaban, la verdad para sorpresa mía eran muy dispuestas, eran bonitas y yo no podía resistirme a sus encantos, ya sabes las hormonas -se apenó un poco -En un principio solo aventuras tenía con ellas no había nada malo, pero luego conforme pasaba el tiempo y me volvía popular por el gane en mis proyectos, tenía más y más encuentros; sé que sueno engreído, pero las notas que encontraba en mis casilleros citándome en ciertos lugares... Además, el comienzo de mi asistencia a ciertas fiestas, yo no podía resistirme a ellas. Pero iba notando que la mayoría eran muy vacías, interesadas en mi por ser un chico prometedor, iba creando un cierto repudio hacia ellas, así que las utilizaba para saciar ese deseo que no podía llenar. Comencé incluso a jugar con aquellas que no eran tan falsas y las lastimé mucho. Como te digo no me siento orgulloso. Desde hace un tiempo luego de haber experimentado muchas cosas, que no quiero detallarte -se sonrojó – y un poco cansado de no encontrar en ellas lo que tanto yo comprendía y que mi familia me aconsejaba, no iba a hallar jamás.

- ¿Qué buscabas en ellas?

- Pues... que fueran tu -dijo con tristeza.

- ¿Yo? ¿Después de tanto tiempo?

- Sí, yo no sé por qué la vida me permitió conocerte para saber que eras la mujer que quería a mi lado, yo veía todo eso en ti siendo una niña y aunque yo apenas fuera un niño. No entiendo por qué se me permitió sentir la dulce miel del amor puro a tan corta edad y me fue arrebatado sin siquiera probarla.

- Yo también sentí eso -dije acercándome al espejo puse mi mano donde estaba su mano, sintiendo un calor que me recorría la piel que no podía explicar. -La vida fue muy injusta separándonos de esta forma.

- Sí, es extraño siento un cosquilleo en este momento, aunque no puedo sentirte se me eriza la piel -dijo sorprendido.

- ¡También yo! -dije limpiándome la lagrima con mi otra mano -sabes nunca te lo dije, yo te quería más de lo que podría expresarte, tal vez no era muy comunicativa, pero yo sentía todo eso. Mi vida cambió para siempre cuando era muy tarde para darme cuenta.

- No me imagino que has hecho, pero pienso que has roto muchos corazones, bueno espero que no de la misma manera que yo.

- No -sonreí – yo cambié mucho después del accidente, me volví seria.

- ¡Jamás podría creer eso! -dijo sentándose sobre un sofá que colocó cerca del espejo.

- Pues créelo, al principio yo fui un poco rebelde con los estudios, bueno no es que antes fuera aplicada, pero en secundaria me di cuenta que quería estudiar arte y me enfoqué en los estudios para ingresar a una buena universidad.

- ¿Y lo lograste? -dijo entusiasmado.

- Sí -dije sonriendo -bueno estoy a punto de graduarme -pondré mi propia galería, bueno no es tan genial como ser médico, pero me gusta -dije encogiéndome de hombros.

- ¡Es genial!, siempre me quedaba viendo tus dibujos en los cuadernos en lugar de tomar los apuntes de clase y sabía que tenías talento, aunque no me imaginé que te irías a encaminar por ese rumbo -se acercó al espejo -¿esos cuadros los guardas por ese motivo?

- Sí -dije volteando a verlos -los estoy guardando para mi galería, también tengo otros donde mi abuela.

- Son excelentes, sé que tendrás mucho éxito. Pero sigue contándome sobre ti. -se volvió a sentar.

- Gracias, estoy entusiasmada con mi trabajo, me llena mucho. Entonces me volví seria y más aplicada -sonreía -mamá piensa que el accidente me afectó la cabeza. A mí sí me llevaron al doctor por múltiples tratamientos, lo que más afectó el accidente fue mi cabeza, estuve en coma un mes. No pude estar en tu funeral -dije con tristeza.

- Se siente extraño escuchar de mi propio funeral.

- Sí te entiendo, yo tampoco tuve muchos amigos en mi etapa de secundaria, mis únicos amigos son los niños que iban con nosotros el día del accidente: Allan, Ricardo, Ariana y Sofía ¿recuerdas? -él asintió - y tuve un amigo en el colegio, pero se fue al extranjero porque sus padres se mudaron por cuestiones de trabajo.

- ¿Era tu novio?

- No, era mi amigo solamente, un buen amigo. Yo nunca he tenido un novio -dije apenada.

- ¿Nunca?, no puedo creerte, ¡eres tan hermosa! Pero supongo que tienes muchos pretendientes, debes haber salido mucho con chicos.

- Sé que soy muy rara, no me ha interesado eso, yo nunca he salido con nadie.

- Eli, ¿me estás hablando en serio?, porque me cuesta trabajo creerlo. Aún con tu pijama yo te encuentro realmente adorable. Te dejaste crecer el cabello, ahora que lo pienso, te ves más fina y recatada, esa no era tu personalidad, supongo que sí cambiaste.

- Sí te lo dije que cambié.

- Bueno, qué afortunado hubiera sido si estuviera contigo.

- Pero ya has estado con muchas chicas -dije un poco celosa.

- Sí, pero ninguna puede compararse contigo. Eres lo más hermoso que he visto.

- Seguro eso les dices a todas -dije torneando los ojos.

- A ninguna le he dicho eso jamás -dijo con cierta tristeza.

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