TLH: Dangonronpa Planes de desesperación

El análisis del afecto

"No existe mayor límite que el que nos imponemos nosotros mismos"

Dos meses tras la partida de Junko a Inglaterra.

Junko salía de su última sesión de fotos para la última revista de modas con su rostro inexpresivo y carente de alma. Una mirada tan fría que podría congelar a quién la mirará directamente acompañada de una mueca de desagrado.

Afuera del edificio donde se llevó acabó la sesión una limosina la esperaba y dentro está de encontraba su hermana Mukuro Ikusaba.

-Hola hermana veo que aún no su...- no fue capaz de terminar su frase pues con todo el desinterés del mundo Junko sacó de uno de sus bolsillos una navaja con la que intentó apuñalar la reiteradamente sin cambiar su expresión -entiendo tú molestia, pero...- ahora ella sacó una granada quitándole el seguro la cual fue tomada por Mukuro y arrojada fuera de la limosina -hermana, entiendo que estés aburrida y molesta, pero está es la cuarta vez que tomas una granada de mí habitación... Sé que burlar la seguridad para tí es fácil, pero agradecería que no las desperdicies- le decía en un tono colmado y cariñoso aunque denotaba también un poco de agotamiento sobre todo al sentir el retumbar por la explosión aún cuando ya la limosina se había alejado.

-quiero ver a Lincoln- fue lo único que dijo mientras apoyaba su cabeza en su brazo mientras miraba por la ventana con desanimo.

-yo también deseo verlo... Es el primer niño que no me vio con miedo luego de que le aplicará una llave por accidente cuando se me acercó por la espalda y la primera persona que no huyó despavorida al ver mí habitación, tal vez podamos volver pronto- le dijo para darle un poco de ánimos a su hermana aunque la verdad es que ella también deseaba volver a ver a aquel niño amable y cariñoso que la veía como una niña normal a pesar de tener desde su temprana edad un entrenamiento militar completo además un amplio arsenal del cual disponer para uso privado.

-Eso no pasará, tras terminar la sesión para la última revista viajaremos a Francia dónde me harán una entrevista y de ahí a Japón, en el proceso también deberemos dejarte para una misión para la que te solicitaron además por más buena que seas aún te falta terminar los entrenamientos en algunos campos de entrenamiento militar avanzado y yo debo posar para la pasarela Europea luego de terminar mis sesiones en Japón- su hermana podía notar como tras cada palabra su odio y desagrado iban aumentando al punto en que parecía qué en cualquier momento iba a gritar, pero no fue así, se contuvo, ta ti de gritar como de especificar el tiempo que les tomaría todo eso, pero Mukuro no necesitaba ser una genio, su entrenamiento y esa misión seguramente le tomarían alrededor de 6 meses en el menor de los casos, aunque por la expresión de Junko dedujo sería un año completo, lo mismo para su querida hermana por lo que al final solamente pudo suspirar derrotada. Por su parte Junko solamente analizaba su futuro, calculando el tiempo que le quedaba antes de volver a ver a Lincoln y poder contarle su descubrimiento para hacer la vida mucho más divertida e impredecible, pero entonces un leve escalofrío recorrió su cuerpo al pensar en las palabras de su hermana para describir a su amigo albino, la conclusión era obvia, él no era el tipo de persona que haría sufrir a otros ni aunque su vida dependiera de ello, era demasiado amable y bondadoso a pesar de ser tan listo se dejaba guiar por su corazón esperando siempre lo mejor de las personas por lo que una pregunta la atemorizó "sí yo le contara mí plan a Lincoln... ¿Él me ayudaría? ¿Me apoyaría?... Es lo que hacen los amigos..." Entonces se sujeto el pecho con un leve temblor en sus labios "¿Porqué me asusta la idea que rechace mí plan? ¿Porqué... Me duele pensar que el no me ayudaría?... No, eso es imposible, él me ayudará, me entenderá y me apoyará... Sí él lo hará... De una forma u otra lo hará" finalmente parecía que sus preocupaciones de habían disipado tras ese monólogo interno, pero aún así la duda persistía en sus adentros.