La vida en Kibougamine

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Lincoln casi no podía sentir sus brazos por llevar a sus amigas, pero la sensación de suavidad que le invadía evitaba como lo hiciera por completo, se encontraba totalmente rojo mientras recorría la academia junto a ellas ante la vista de muchos que simplemente miraban con desprecio al chico, más de alguno intento acercarse a las chicas para convencerlas de que dejarán a ese "perdedor" para que fuesen con ellos, pero esto un error que les costaba muy caro pues Mukuro era la encargada de "responderles amablemente" sus insinuaciones ante la risa de su hermana y la mirada preocupada del chico que por auto seguridad prefirió no intervenir dejando a Mukuro libre de tratarlos como se lo merecían o al menos así lo veía tanto ella como su hermana, el muchacho albino en verdad no le gustaba que fuese tan violenta, pero no podía negar que al golpearlos, aplicarles llaves de lucha o simplemente arrojarlos contra algún árbol ella sabía moverse de tal forma que se veía hermosa como si estuviera bailando mientras lo hacía, algo que hipnotizaba al chico que se perdía en sus movimientos logrando que olvidará muchas veces las crueles torturas o golpes que le ejercía al resto.

Junko por su lado sabía eso lo estaba haciendo apropósito para lograr captar la atención de Lincoln, cosa que sin duda laguna había logrado y mientras tanto ella podía seguir disfrutando de llantos, súplicas y quejidos de dolor de quienes consideraba unos pobres diablos.

En otro lugar de la academia.

Una chica de cabello naranja se encontraba en la herrería que poseía la academia totalmente fascinada por el número de materiales que había en ella, lo tenían todo desde algunas prensas tornillo de banco, prensas hidráulicas, varios martillos de diferentes tamaños incluyendo también 3 grandes martillo pilón y 4 rectificadoras hasta mazos, cierras, prensas hidráulicas, sopletes, hornos de diferentes tamaños, la chica estaba simplemente asombrada observando detenidamente todo con mucho brillo en sus ojos pues para ella era el paraíso, luego vio un letrero al fondo que decía "materiales" ella rápidamente corrió para ver qué tipo de materiales había y quedo con la boca abierta viendo cómo habían diferentes cajones llenos de distintos tipos de materiales perfectos para crear y forjar cualquier tipo de arma.

-esto... Esto... ¡¡Es un sueño hecho realidad!!- grito emocionada mientras tomaba algunos de los materiales para luego comenzar a tomar varios de los materiales con sus manos casi babeando por la emoción -¿Qué debería hacer primero? ¡Con esto podría crear incluso un increíble chakram o unas fabulosas tijeras gladiadoras! También podría...- escucha como alguien golpea la puerta que estaba abierta.

-¿Hola? ¿Hay alguien?- la chica reconoció la voz y sin estar segura del porqué decidió esconderse en un rincón -supongo que no, bueno es hora de intentar arreglar mí espada ah~- dijo mientras caminaba a uno de los mesones sacando de su espalda una funda de la cual desenvaina una espada que la chica logro ver, se veía bastante vieja, sucia y con muchas grietas.

"¿A esa cosa se le puede seguir llamando espada?" Se preguntó decepcionada del estado de la misma.

-veamos aquí debe haber algo para repararla...- dijo el chico mientras miraba entre las herramientas.

"¡Maldición! Estoy justo al lado de los materiales ¿Cómo le explicaré esto sí me encuentra?" Se cuestionó muy nerviosa casi entrando en pánico de lo que pasaría cuando el note el letrero, en eso mira como el chico deja a un costado la espada apoyada en la mesa y entre cerrando más los ojos logra verla mejor "vaya, está forjada en acero 1084 especial para evitar lo más posible el desgaste del tiempo, un momento... ¡Esa espada es una spatha romana! ¡¿Cómo es que tiene una?!" Mirándola con detenimiento también se le notaba aún más el desgaste con el tiempo, lo cual era extraño considerando el acero con el que había sido forjada.

TLH: Dangonronpa Planes de desesperaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora