Prólogo

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Hace ya tantos años como para no recordarlo, un gran caos se cernió sobre Hibernion. El gran dios Tollund desafío a su primogénito Teros a una lucha de poder, gracias a que Teros en su afán de superioridad, había intentado mantener relaciones sexuales con la mujer de Tollund, la diosa Ventos. Hibernion devastada por las guerras entre los distintos adoradores de cada dios, se convirtió, poco a poco, en una tierra de cadáveres y llamas...

Después de varios siglos de victorias y derrotas, Eorlum, gran patrón del ejército Teronience, consiguió en la nombrada "La Última Batalla", decapitar a "El Rey Justo", el único y devastador líder del ejército Tolluniano, así separando su cabeza, del resto de su cuerpo. El dios Tollund, al evidenciar su derrota, huyó a Las Montañas Celeste, único lugar en el que estaría seguro, ya que, justo antes de fallecer, su padre le había entregado esas tierras a su hijo, el legítimo Dios de Dioses.

Desde ese día, siglo tras siglo, los adoradores Tollunianos, vivían oprimidos por las demás adoradores, tales como los Riojenios, adoradores del dios de las armas Riojeno, o, incluso, por los Hermanos de La Noche, aquellos que utilizaban el poder de la Luna para sus ritos. Pero ante todos, gobernaban los ahora llamados El Imperio, los antiguos Teroniences, adoradores del Gran y Supremo Dios Teros, autoproclamado Dios de Dioses.

En Tierra De HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora