Capítulo 1: Yo soy un héroe.

85 10 3
                                    

Cuando el Imperio, se percató de que los Tollunianos que habían sobrevivido a la guerra podían ser una amenaza, el general al cargo, inició "La Caza", que consistía en repartir tropas Imperiales por cada una de las ciudades de Hibernion para dar caza a todos los Tollunianos. Muchos murieron aquel día, pero unos cuantos muy contados, consiguieron huir y esconderse en los bosques...

Uno de ellos fue Donar, un joven de unas 127 lunas, con un carácter desafiante y a la vez un tanto introvertido, cuyo padre, Junnar Ferdensor, sacrificó su vida para permitirle a él y a su madre, huír. Desde ese momento, Donar no podía dejar de soñar e imaginarse, la espada de mano imperial introduciendose bruscamente en el pecho de su padre...

Un día, mientras Donar se dirigía al puesto de guarnición de alimentos, se fijó en un pequeño panfleto que cabalgaba las rachas de viento que se colaban entre los árboles del bosque, cuándo dicho panfleto se detuvo en el suelo, Donar, lleno de curiosidad, fué a ver el contenido de tal.

El texto decía:

"Hermanos Tollunianos, hemos sido oprimidos durante siglos por los Imperiales, esclavizados por los Riojenios y sacrificados por los que se hacen llamar Hermanos de La Noche. ¡Ya es hora de que se nos tome en serio! Si estas dispuesto a ello, nos reuniremos dentro de dos días en el aserradero que se encuentra cerca del Bastión Negro."

Donar no reaccionó a lo que había leido hace unos segundos, simplemente se limitó a introducirlo disimuladamente en su bolsillo derecho y a proseguir con su tarea inicial. Al llegar a su hogar, Donar no quiso comentarle nada a su madre.

-Será mejor que no la alarme, o me impedirá reunirme en el aserradero.- Dijo Donar una vez que había cerrado la puerta de su habitación.

-¡Donar, la cena esta lista!- Gritó la madre desde el comedor.

La cena de los Tollunianos refugiados consistía, nada más y nada menos, que en un pequeño y miserable cuenco de madera, relleno de un caldo sacado de cocer no se qué ave parecida a la gallina, digo solo que se parecía por que, el sabor no era para como el de una rica y jugosa gallina. Pero Donar no se podía quejar, ya que, no podia esperar un suculento jabalí asado, ahora esta en un campamento de refugiados, ahora era un refugiado...

Después de tomar la cena, el chico, exhausto, cayó rendido en su cama, mientras se introducia en un profundo sueño, su etómago rugió, como casi todas las noches...El chico, muerto de hambre, decidió salir a "dar un paseo", aunque su verdadera intención era robar unas pocas manzanas de los árboles de reseva. No era la primera vez que lo hacía, él ya estaba acostumbrado a ocultarse entre las sombras de la noche y a evitar la blanca luz de la Luna. Una vez se encontraba fuera del alcance de los guardias, escaló con cautela uno de los robustos árboles, hasta que llego a la copa, el chico recogió cinco de las manzanas que se encontraban allí, pero, cuándo fué a introducirlas en sus bolsillos, algo crujió en su bolsillo derecho. Sacó la manzana que había introducido y, acto seguido, saco el panfleto que se encontraba en su interior.

-¡Jum! Ya casi me había olvidado de esto.- Se dijo a si mismo susurrando.

Donar releyó otra vez el texto:

"Hermanos Tollunianos, hemos sido oprimidos durante siglos por los Imperiales, esclavizados por los Riojenios y sacrificados por los que se hacen llamar Hermanos de La Noche. ¡Ya es hora de que se nos tome en serio! Si estas dispuesto a ello, nos reuniremos dentro de dos días en el aserradero que se encuentra cerca del Bastión Negro."


Entonces se dió cuenta de que si de verdad quería luchar por la justicia y la libertad, debería empezar por si mismo. 

Instantes después su estómago volvió a rugir, el chico recapacitó y decidió empezar una vez se haya unido a esa especie de "rebelión"...

En Tierra De HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora