Capítulo 10

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OTRA NOCHE DE EXCESOS


-Cariño, ¿Segura que estás preparada para la diversión?

-Por supuesto, nunca me niego a divertirme- Comentó ella algo mareada tambaleándose, mientras que el desconocido la mantenía sujeta del brazo para que no cayera.

-Me he dado cuenta, me hipnotizaste con esa voz de sirena, en ese pequeño show que diste hace rato sobre la mesa de pool.

-Eso es lo que hago guapo, atraigo multitudes- Se encontraba algo entumecida, sus ojos ardían y su garganta dolía un poco después de usarla para pagar aquella pequeña apuesta. Aún no entendía porque aquel imbécil se jactaba de su tamaño, si una banana bebe era definitivamente más grande.

-¿No te cansas, no?

-¿De qué? -Preguntó aferrándose a su cuello cuando él la levantó para cargarla en brazos, evitando que golpeara su cuerpo contra un estante que estaba segura no se encontraba ahí hace unos momentos, o a lo mejor sí, y todo el alcohol que había consumido, la había dejado desequilibrada.

-¡De brillar, preciosa! Siempre quise mi oportunidad contigo, pero Colton nunca te dejaba sola.

-¿Colton? El es muy pesado, siempre me quiere para él solo- Borracha, se echó a reír, porque su novio nunca podría ni imaginar todas las veces que se divirtió sin él.

-¡Que aburrido! Si supiera lo increíble que es compartir- El chico la miró con deseo, mientras entraban a una habitación.

Su mirada no logró captar mucho a su alrededor, todo se veía oscuro, aumentando su desorientación, él la lanzó en la cama e inmediatamente se colocó encima de ella en un par de movimientos torpes, e introdujo la lengua en su boca distrayendo sus pensamientos.

Sus labios reaccionaron mecánicamente, mientras su mente creaba ese mundo imaginario a donde siempre escapaba, para encontrarse con su vengador favorito.

Desconectandose por un instante lo localizó en el mismo lugar, escondido en el jardín de su casa, mirando las estrellas.

-¿Por qué sigues haciéndote esto? -Preguntó sin mirarla.

-Porque ya no tengo nada que perder.

-¡A ti! ¿Eso no es suficiente? -La enfrentó, señalándola con sus pequeñas manos.

-No me importa, sabes que no soy la misma desde que mis padres te alejaron, no solo me dejaron sin mi única compañía, ellos tampoco me brindaron la suya, lo sabes, nunca estaban, nunca están.

-Siempre estuve a tu lado Eleonor, pero nunca lo viste. Tanto cambiaste, que dejaste de observar los pequeños milagros que suceden frente a ti.

-¿De qué hablas?

-¿Recuerdas esa noche que nos conocimos? Fue justo aquí. Recuerdo que cuando me miraste, te asombraste por el color de mi cabello, dijiste, que nunca habías visto un color tan hermoso como el mío, a pesar de tenerlo desordenado.

-Sí, también te dije: ¨Excepto en esa película, donde sale ese personaje el cual usas como disfraz¨.

-Exacto Blanca Nieves, vuelve a ser esa niña, fíjate en tu entorno, y observa los detalles pequeños, como lo hiciste aquel día, cuando los encuentres, descubrirás que yo sigo aquí.


Sentía la cabeza a punto de explotar, el dolor se extendía hasta su cuello, no quería abrir los ojos porque el resplandor que se apreciaba y traspasaba sus párpados iba aumentar la fuerte jaqueca. Moviéndose hacia su derecha sintió una pierna entrelazada con la suya que le impedía acomodarse, así como un brazo que descansaba en su abdomen.

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