Capítulo 7

40 32 20
                                    

LA MOTO DE BÉLGICA

Por fin su día de clases había terminado, estaba exhausta de tanto debate, realmente pensó que el profesor nunca acabaría. Lo único que quería ahora mismo era dormir todo lo que quedaba de la tarde y despertarse más adelante para ver un capítulo de su serie favorita, sus pensamientos fueron interrumpidos por un fuerte bocinazo.

-¡Hey Blondie! Si te invito hacer algo loco, ¿lo harías?

Se detuvo abruptamente antes de chocar con otro compañero al escuchar la propuesta que provenía de alguna persona dentro de aquel auto, el cuál se había detenido inoportunamente justo a su lado de la cera, cerrando el paso de varios estudiantes que pasaban por allí.

Cuando miró a través de la ventanilla se percató que era otra vez ese chico del bar molestándola, su reacción fue de absoluta sorpresa al observar al joven recostado en su asiento con el torso totalmente descubierto, abrigado únicamente por una variedad de tatuajes, que cubrían su brazo derecho, hombro, cuello y parte de su espalda.

Él, al percibir su reacción, recogió una camiseta en el asiento trasero colocándosela no sin antes sonreírle con cierto descaro.

-Lo siento por eso, estoy todo sudado por la práctica de Basquetbol.

Tratando de recomponer su rostro y no reaccionar aún más a la escena, se alejó de la ventanilla, mirando a sus ojos directamente.

-No tienes porque explicarte, la respuesta es no, no haría nada loco contigo.

-¿Ni siquiera si te digo que es para ayudar a alguien?

-Ahora resulta que vas por la vida haciendo caridad.

-Aunque no lo creas Blondie, es parte de mis cualidades, pero no, esta vez, solo me ayudaras a mí.

-No me interesa- Respondió ella, tratando de rodear el auto para seguir su camino, sin ningún éxito, porque el idiota le impedía el paso adelantando el coche.

-¿Esto de correr es solo conmigo o lo haces con todos? Porque déjame decirte que me siento ofendido.

Exasperada por la situación y entendiendo que el hombre era mas terco que una mula, quería terminar con el encuentro antes de continuar escuchando sus intentos de avances. Además, no soportaba lo que le estaba haciendo esa mirada de cordero degollado en su rostro.

-Esta bien, señor desconocido dígame en qué puedo ayudarlo esta vez- Inquirió rodeando los ojos.

- Pasea un rato conmigo, prometo que te dejaré manejar para que veas que tengo buenas intenciones, además te entregaré mi celular.

-¿Y por qué crees que haría eso?

-¡Porque te ves como esa clase de chicas!

-¿Acaso estas insinuando que soy común?- Exclamó ofendida-indistintamente ¿Qué clase es esa?

-La que quiere un poco de locura y diversión, vivir constantemente momentos llenos de sorpresas, envuelta de acciones poéticas colmadas de adrenalina, mientras se hace adicta a la idea de volar en libertad- Expresó él, sus hermosos ojos oliva la miraron intensamente- Justo como una linda paloma.

Sus palabras habían calado hondo, nadie había descrito tan bien todos aquellos anhelos que emergían poco a poco en la sombras de su corazón, la idea de subirse en el auto de un completo extraño ya no le parecía tan descabellada, nadie que pudiera ver directamente a sus ojos con inmensa claridad podía ser una amenaza.

Sin detenerse a pensar en las consecuencias, sintiendo un loco impulso desconocido abrió la puerta del coche subiéndose en el.

-¡Espero realmente no arrepentirme de esto!- Dijo con el corazón acelerado por la aventura que le esperaba

EspérameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora