Dalia Malva

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Sacudió sus manos y respiró hondo a pesar de que sus pulmones ya no funcionaban. Luego de cuarenta años lo volvió a encontrar, su niño estaba ahí, arreglando unas flores y luciendo un bonito uniforme que le provoco un cosquilleo en su abdomen.

Estaba ansioso, deseaba acercarse, besarlo y recordar lo bien que se sentía tenerlo entre sus brazos porque lo había extrañado, no había pasado un día en el que no pensó en Jungkook y lo bonito que eran sus ojos... esos ojos negros que más de una vez los había visto con lágrimas y el amor reflejados en ellos.

Finalmente lo hizo, al inicio dio dos pasos y retrocedió pero ahora se encontraba caminando hacia la florería, luciendo tranquilo a pesar de encontrarse realmente ansioso.

Taehyung lucia un estilo que había adoptado en 1920 y aún no lo había soltado a pesar de que ya era 1961 y la ropa había evolucionado bastante; su cabello rubio siempre peinado hacía atrás, haciéndolo ver galán y serio, un detalle que volvía locas a las damiselas pero él no tocaba a nadie que no fuese Jungkook así que sí, no mantenía relaciones íntimas hace cuarenta y nueve años; lucia una camisa de finas rayas, pantalón de un color marrón y unos tirantes que iban a juego. No iba formal pero él tenía el don de lucir todo de una forma más elegante.

Se paró detrás de Jeon y ahí se quedó, inmóvil, con la vista fija en el muchacho que ya se había girado y lo miraba con una sonrisa, esperando un saludo tal vez, saludo que se le estaba siendo imposible a Kim. ¿Qué debía hacer? ¿Cómo se saluda a la persona que ya tuviste todo tipo de acercamiento romántico e íntimo?¿Debía besarle la mejilla, la frente o los labios?¿Un abrazo?¿Chocaban puños o palmas?¡¿Qué debía hacer?!

-Buenos días, señor... ¿En qué lo podría ayudar?

Parpadeo desconcertado y volvió a verlo, quería besarlo, joder, o tan solo refugiarse en esos brazos que de seguro eran cálidos.

-Yo... Necesito...-¿De que era la tienda?

-¿Usted necesita...?-La risita de Jungkook lo volvió a la tierra. Él lo conocía bien, sabía que esa risa significaba que algo le daba ternura y ese algo era... la torpeza que manejaba Kim. -¿Qué tipo de flores le llaman la atención?

Tras un breve silencio, respondió: -Quisiera un ramo de margaritas y claveles rojos -Los ojos de Jungkook brillaron ante el pedido y el vampiro sabía bien por qué: eran sus flores favoritas, también eran las que le solía regalar en cada aniversario aunque eso era algo que el menor no podría recordar.

-¡Claro! Tiene buen gusto... ¿Le gustan sus aromas?

-Me gustan en sí

-Oh... ¿Usted sabía que los claveles-.

-Significan amor sincero, si, lo sé -Le mostro una sonrisa cuadrada tras decir aquello.-Por eso me gustan

El menor se mostro sorprendido ya qué era la primera vez que alguien le decía el significado de una flor, en especial de esa. Pero pase a la sorpresa, se seguía mostrando interesado, ahora más en ese hombre pálido, de ojos profundos y sonrisa cuadrada.

Jeon preparo con sumo cuidado el ramo de flores y luego se lo extendió, siendo recibido por las manos frías del mayor, las cuales lo hicieron estremecer cuando tocaron su piel en un roce que había parecido ser intencional. -¿Tiene frío?

Taehyung frunció su ceño, si bien él no sentía las temperaturas ambientales, había aprendido a notar cuando usar abrigo y cuando no, y hoy era uno de esos días donde lo más cómodo era vestir una falda si eran mujer; Jungkook noto aquel gesto y quiso huir de allí igual de rápido como aquel correcaminos que su hermano pequeño miraba, pero ya era demasiado tarde para arrepentirse. -¿Lo tiene? Es que esta helado... ¿Quiere que le preste mi abrigo?

El rubio observo como el contrario desaparecía y volvía con un saco en manos sin siquiera darle tiempo de responder. Había estado a punto de negarse pero aquella mirada lo había hecho estremecer, Jungkook realmente lucia como un cachorrito ¿Cómo decirle que no?

-Claro, gracias... Se lo traeré lo antes posible - Le mostro una sonrisa limpia. ¿Cómo era posible que en todas sus vidas él se vea igual de inocente? ¿Que tan pura es tu alma como para que siempre tengas ese brillo especial, Jungkook? Ese brillo que había adquirido en su primera vida y aún seguía en la quinta.

-No se preocupe, lo esperaré...-El vampiro sonrió y dio un asentimiento. Dio unos pasos hacia la salida pero no quería irse, quería seguir escuchando la voz de Jungkook.

Lo había extrañado pero sabía que no podría raptarlo y obligado a que lo ame, por que allí no habría magia y jamás querría que Jeon sufriera en una de sus vidas.

-Esperaré volver a verte

Y finalmente se retiró, no sin antes ponerse el abrigo de Jungkook que, aunque no era necesario, quería hacer feliz a su niño.

El rubio salió y el contrario lo miro por el rabillo del ojo, estaba en duda, por que quería acercarse pero ¿No era muy raro que un hombre se acercará a otro...?

Movio sus dedos, ansioso, y finalmente tomó la decisión.

-A-Ah... ¡E-Espere!-Tomo una flor y salió detrás de Kim, el cual se giró a verlo sin dudar un segundo. Frente a sus ojos apareció una Dalia Malva* que lo dejó algo aturdido al no entender.-Para usted... gracias por la compra de hoy, n-no mal interprete, se la doy a todos mis clientes como agradecimiento..-Arrugo la punta de su nariz y Taehyung sonrió por que aquello significaba que estaba mintiendo.

-Gracias, Jungkook...-Tomo la flor con cuidado y, luego de darle un último vistazo, se fue de allí. Dejando al menor confundido por qué nunca le había dicho su nombre.

*Dalia Malva: Agradecimiento

Tulipán rojo [Vkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora