Jennie
Aquí me encuentro, de camino a un internado por el simple hecho de defenderme. Todo comenzó hoy en la mañana.
Cuando estaba almorzando tranquilamente en la cafetería del instituto con Rosé, mi mejor amiga. Estábamos tranquilas, hasta que esa bruta redomada entró y comenzó con sus constantes burlas hacia mí.
Prolongó sus burlas hasta el momento de entrar a clases, me cansé de ella, y tanto que sí. Sólo recuerdo que todo pasó muy rápido.
Tiró mis libros al suelo, pero yo le di un puñetazo, con tanta fuerza que por un segundo se me olvidó que yo era débil a su lado.
Sangró por la nariz, se levantó consiguiendo que cerrara los ojos. Y cuando los abrí ya estaba en el coche conducido por el chófer de mi padre.
Cuando el vehículo se estacionó, el chófer me abrió la puerta. Se hizo a un lado y con un ademán me dio permiso para salir.
Bajé y cerró la puerta. Cuando abrió el maletero miré mi maleta y suspiré. Realmente el que me hayan mandado a este lugar no es tan malo, así podré librarme al fin de esa insufrible bruta.
Ya me encontraba en el enorme corredor que daba lugar a varias puertas de lo que parecían ser despachos.
Me paré frente a la puerta del director y en la cristalera pude leer "superior Lee" en rótulos dorados. Abrí la puerta y para mi sorpresa me encontré con un hombre joven y no el mítico viejo con alopecia.
-Señorita Kim, es un placer recibirla en la escuela Gold Rose. -dijo en un tono suave con su voz grave pero nítida.
-Muchas gracias, superior Lee. -respondí con algo de nerviosismo.
-Puede llamarme Robert, espero que disfrute su estancia y si tiene algún tipo de problema no dude en decírmelo. -me dedicó una radiante y perfecta sonrisa.
-Claro, no dudaré en hacerlo. -hice una pequeña reverencia y me aproximé a su mesa para así poder coger la llave de mi cuarto.
Miré la llave en mis manos cuando ya me encontraba fuera del despacho. Habitación número trece en el sector cuatro.
Agarré el asa de mi maleta y arrastré esta comenzando a andar. Tras unos minutos de camino en silencio escuchando el traqueteo de las ruedas de mi maleta, llegué a mi querida habitación.
Cuando abrí la puerta, el interior de la habitación me sorprendió y me dejó claro que eso no era una habitación, era un apartamento.
Con una decoración contemporánea a la vez que elegante por la gama de negros y grises en contraste con el blanco. Entré errando la puerta y fui al dormitorio. Había dos enormes camas y al lado de una de ellas una maleta.
Dejé mi maleta al lado de la otra cama e inspeccioné el apartado en busca de mi compañera. Sin rastro de ella. Solté un suspiro, el segundo desde que llegué.
Volví al cuarto y puse la maleta sobre la cama y la abrí. Saqué uno de mis libros favoritos y volví a cerrarla. Me recosté en la cama y empecé a leerlo desde el punto en el que lo había dejado en la cafetería del instituto.
Pasaron unos escasos minutos, los párpados me empezaban a pesar y la vista se me volvió borrosa. Cinco minutos más y ya me había quedado dormida con el libro sobre el rostro, estaba realmente agotada por todo lo sucedido.
Jisoo
Salí del baño de la habitación viendo a la que sería mi compañera con un libro sobre la cara. Me acerqué a ella sin hacer ruido.
En la portada se podía leer en cursiva su título, "La chica del tren" con unas letras grandes. Tiene pinta de ser interesante. Me alejé de ella y fui al salón, menos mal que traje mi Xbox.
Cuando cerré la puerta del cuarto me senté en el sofá de suave tapicería beige. Agarré el control del televisor, una pantalla plana y curvada con bastantes pulgadas colgado en el hueco que formaban las estanterías a sus lados. Joder, sí que es un internado de niños ricos. Todo aquí es muy caro por lo que veo.
...
Ya llevaba varias horas jugando a la videoconsola en el salón ya que no podía jugar en el cuarto con el pc para no molestar a mi compañera, soy una gilipollas, no una desalmada.
Terminé la partida en primer puesto y me levanté para ir a la cocina, cosa que no me costó ya queda tipo love con el salón.
Mientras buscaba en las alacenas algo para comer me preguntaba quién era esa chica ya que no le llegué a quitar el libro de la cara.
Me senté en una de las butacas de tapicería negra del islote de mármol del mismo color, perfectamente pulido y con acabado brillante.
Miré mis redes sociales mientras comía directamente de una caja de cereales espolvoreando los copos en mi boca hasta llenarla.
Escuché la puerta del cuarto pero no le di importancia así que seguí con mi aburrimiento en las plataformas digitales.
-¿Podrías usar un cuenco como una persona normal? Lo estás ensuciando todo. - escuché una dulce voz a mis espaldas, se me hacía conocida.
-Pues mira tú por dónde que no me gusta ser una persona normal, así que no, lo siento, bonita. - respondí sin siquiera darme la vuelta ni dejar el móvil.
Escuché un bufido por su parte y solté una leve risa. Noté por sus pisadas como daba la vuelta al islote para quedar en la otra punta frente a mí.
-¿Cuál es tu problema? - me dijo con un tono un tanto elevado.
-¿Sabes hablar sin usar... - levanté la cabeza y creo que mi rostro se quedó igual de congelado que el suyo - preguntas? -acabé la frase como pude.
-Oh no, esto si que no... - dijo en un hilo de voz.
Miró la puerta del cuarto y luego me miró a mí. Yo repetí su acción. Joder, que no salga corriendo, no ahora. Su respiración era algo acelerada. Lo va a hacer.
Vi como salía corriendo de su sitio y yo no tardé en salir tras ella. Corrió torpemente por el salón hasta llegar a la habitación y casi cerrar la puerta, pero la detuve.
Empujé la puerta y ella se echó para atrás, caminaba marcha atrás desconcertada y cayó sobre su cama. Me acerqué a ella y con cada paso que daba su cara presentaba más terror.
-¡Perdón por el puñetazo! - se escondió bajo sus brazos - ¡No aguantaba más y fue mi reacción! -dijo al borde del llanto.
-Me lo merecía. -dije en un tono seco.
Se destapó y me miró aún dudando. Vio que yo no me movía así que se acomodó en su cama. Me miraba a los ojos. Que putos ojos felinos, me encantan... Pero no es el momento.
-Tienes un enorme moratón sobre tu tabique nasal por mi culpa.
-¿Y cuántos tuviste tú en el cuerpo por mi culpa? Como ya dije, me lo merecía. -me senté en mi cama totalmente tranquila.
-Entonces... ¿No me harás nada? -dijo extrañada.
-Nop, me tengo que recuperar, cuando esté mejor estarás condenada otra vez. -sonreí.
Su piel se erizó ante mis palabras y ajustó sus lentes mirando al suelo, en cierta parte me duele, pero que se joda, no la quiero cerca.
Bostecé y me levanté de la cama agarrando mis llaves. Salí del cuarto y justo en la entrada antes de salir volví a dentro.
-Me voy al apartamento de Cho, ni me esperes, búscate la vida para cenar.
Cerré la puerta y empecé a caminar hacia el apartamento de la nombrada, le prometí a ella y a sus perritas que jugaríamos.
Aquí tienen su capítulo, disculpen la poca calidad, no tenía inspiración ❤️✨
-Jaëck. D.

ESTÁS LEYENDO
No soy tan mala [Jensoo G!P]
FanfictionA Jisoo nunca le enseñaron que el amor merece la pena. Pero parecía darle igual. Las chicas se convirtieron en su pasatiempo de una noche. Todo esto debido a que se ve incapaz de aceptar lo que siente por la chica a la que lleva molestando toda la...