Esos penetrantes ojos azules que se asomaban tras un par de lentes obscuros, parecían leer mi alma y llamarme hacia él. Había una fuerza increíble que me empujaba por el tumulto de gente en la pista de baile, para poder llegar hasta donde se encontraba ese hombre de cabellos blancos.
— Vamos, bailemos. – Su hipnotizante susurro inevitablemente me sedujo y me llevó con él, moviendo la cadera al ritmo de la música que envolvía el lugar, juntando a ambos en un singular ritmo sensual, con miradas y roces divertidos que desprendían un erotismo impresionante.
Todo se sentía como una gran marea que nos arrastraba a ambos al interior de una burbuja que nos aislaba del mundo exterior; y entre sutiles coqueteos, la marea nos llevó a juntar nuestros labios, danzando con nuestras lenguas en una batalla campal por explorar el territorio ajeno. Sus manos me tomaban por la cintura y las mías lo buscaban por la nuca, esa necesidad de sentir ese cálido cuerpo cerca de mi, no podía saciarse en un momento, ni mucho menos en un lugar.
— Vamos. -?– Habló en un segundo de descanso entre aquel apasionado beso que parecía interminable y con miles de sensaciones inundándome el estómago, tomé su mano, decidí seguirlo.
Vi como se abría paso sin problemas entre el montón de personas que se encontraban a mitad de nuestra gloriosa huída hacia la salida de la discoteca, no sin antes pasar por nuestras cosas y pagar rápidamente para salir a vivir esa apasionante historia efímera de besos inundados de sensualidad. Nuestros labios se volvieron a juntar a penas pusimos un pie fuera del lugar, a media acera, con solo la tenue luz de la ciudad nocturna que nos dejaba visualizar el camino de los automóviles pasando al frente de nosotros.
Tuve que detener el momento más perfecto del mundo, pues a pesar de la confianza que me inspiraba, estaba a punto de fugarme con un perfecto desconocido a un lugar donde solamente pudiéramos estar solos y seguir el ritmo de la danza. Pero no podía dejarme arrastrar por la marea sin un salvavidas, tan si quiera.
— Tu y yo sabemos que vamos a hacer pero ni tu nombre conozco, no puedo solamente escaparme contigo sin saber al menos, que no eres peligroso. – Le dediqué una mirada dudosa y retadora para demostrar que el poder no solamente lo podría tener él; que en este mundo de peligros, cuidarse es indispensable, más para una mujer que podía confundirse con una extranjera.
— Mi nombre no creo que sea necesario para una noche, pero tienes razón. Puedes esculcar para asegurarte que no tengo un arma y te dejaré escoger a ti, secuéstrame a un lugar que te inspire confianza. Yo sé que me puedo defender si no me quieres dejar escapar. – Con un tono juguetón, guiñó un ojo. Este hombre inevitablemente me hacía sentir en confianza; lo veía y sabía que podía depositar mi vida en él, sin reparo alguno.
— Pues para tu información, también puedo defenderme perfectamente pero prefiero prevenir y ahorrarme las energías para cualquier otra cosa más beneficiosa. – Sostuve de nuevo la mano que, instantes atrás, había soltado, mientras que con la diestra que me quedaba libre le hice la parada a un taxi, el cuál se detuvo frente a nosotros para dejarnos entrar a la parte trasera del mismo. Rápidamente le indiqué al conductor, la dirección a la que había contemplado para mi comodidad. Nada más, ni nada menos que el lugar dónde vivo... O viviré si es que mañana sale todo como lo espero.
El camino se sintió en un abrir y cerrar de ojos, pues entre miradas cómplices, sutiles roces de manos y una tensión increíblemente abrumadora, mi mente estaba totalmente perdida en el momento. Si no fue hasta que el conductor se detuvo, tal vez nunca hubiera visto a otro lado que no fuese ese hombre tan increíblemente sensual que tenía frente a mi.
Sin dudar, él se adelantó a pagar el viaje y nos bajamos en dirección de aquella residencia dónde rentaba una habitación, el lugar que durante un rato he llamado "hogar". Nuevamente le tomé del brazo y lo llevé hacia la entrada de mi espacio, abriendo la puerta para poder entrar a una velocidad increíble, apenas dándonos tiempo de cerrar la puerta nuevamente, quitarnos los zapatos y botar al suelo todas las cosas que traíamos en las manos, para volver a ese jugueteo incesante, dónde nuestras manos buscaban desesperadamente atravesar la barrera de tela que no nos permitía seguir explorando los caminos que estábamos por descubrir.
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Fuck... ¿me voy?
FanfictionCada cabeza es un mundo y nunca podemos terminar de conocer a las personas como son, pero ¿Qué sucede si accidentalmente descubriste una faceta que nunca debiste haber conocido de alguien quién no debías? Alguien como... Tu profesor. ♡La historia s...