El día

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Cuando abrí los ojos sentí que todo había sido nada más ni nada menos que un sueño, volteé hacia la izquierda y al lado de mi, sobre el futón, se encontraba ese saco negro que confirmaba todo lo que había pasado la noche anterior. Los besos, las caricias y ese momento tan efímero, que cómo cualquier otro, se me escurría entre las manos cómo si de agua se tratase.

Tuve el tiempo justo de despabilarme antes de que la alarma de mi celular comenzara a sonar. Gracias a mi increíble odio hacia el sonido chillante, había logrado desarrollar el super poder de despertarme 5 minutos antes de que sonara, dándome tiempo suficiente de levantarme y abrir los ojos con calma para apagarla en cuanto comenzara a sonar.

Hoy es el día

Recordé de golpe que tenía el tiempo justo para bañarme y ponerme una ropa adecuada para la prueba. Si pasaba el examen tendría que mudarme, afortunadamente nunca he tenido un espacio fijo para vivir, situación que me ha llevado a tener pocas cosas y eso me facilita el dejar de preocuparme por las mudanzas.

En cuánto me puse de pie, comencé a prepararme para el día. Puse el futón en el balcón para que el sol terminará de secarlo y luego me fui a la ducha, que francamente me ayudó a recuperar la energía que esa ajetreada noche me había quitado. Después de un buen desayuno y ponerme la ropa, tranquilamente salí a pedir un taxi, ya luego acomodaría el desorden que aún tenía en la habitación.

El largo camino se hizo rápido gracias a la música de mis audífonos y cuándo me di cuenta, ese lugar estaba frente a mi. El imponente colegio de Magia metropolitana de Tokio se alzaba frente a mis ojos, con la majestuosidad que recordaba desde la última vez que había pisado esta ciudad.

Me sorprendió no tener algún recibimiento pero recordaba lo que mis papás me habían platicado del lugar, por lo que llegué directamente a dónde sabía que tenía la entrevista y afortunadamente, ya había un profesor esperándome ahí. Tan puntuales cómo siempre.

— Buen día señorita, mi nombre es Masamichi Yaga y yo realizaré su entrevista. Supongo que el profesor Gojō ya le habrá mostrado un poco de nuestras instalaciones, de camino hacia acá. – En cuánto lo ví, lo reconocí. Bueno, solamente por una foto que alguna vez vi de mis padres cuándo se conocieron estudiando aquí, tal vez los recuerde pero prefiero no remover el pasado, si no los recuerda será mejor que trabajar con un prejuicio o expectativa de alguien que los conoció.

— No, realmente llegué sola hasta acá. ¿Tendría que haberme encontrado con alguien antes? – Noté como mi respuesta le hizo soltar un quejido de molestia que rápidamente pasó, concentrándose nuevamente en mi recibimiento.

— No necesariamente, pero lo más conveniente es que hubiera conocido al que sería su profesor. A pesar de tu edad, claramente tendremos que ponerte con los de primer año para hacer que vayas a la par de conocimientos, porque si te ponemos con la generación del último año te podría perjudicar más que ayudar. ¿Podrías recordarme la razón por la cuál hasta ahora decides entrar a estudiar? –

— Si, no hay problema. La razón es porque a pesar de haber nacido aquí, mi familia es de todos lados menos de aquí, solamente mi papá, pero la familia de mi mamá tenía ascendencia de muchas más partes del mundo, por lo que siempre hemos sido una familia nómada de Chamanes. Yo quería venir a estudiar aquí desde hace tiempo pero por lo mismo no tuve la oportunidad hasta ahora que apenas voy a cumplir un año viviendo en la ciudad por mi cuenta. –

— Mmmhhh ¿Una ascendencia variada? Recuerdo que en mi generación tuve una compañera similar, hasta entró también con unos años de atraso a diferencia de nosotros. – Resistí la tentación de virar los ojos, claramente no se podía olvidar a una persona de ese estilo pero como mis padres siempre fueron personas de bajo perfil, tenía la pequeña esperanza de que los hubiese olvidado.

Fuck... ¿me voy?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora