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El ascensor acababa de llegar al piso indicado, y todavía no abría la puerta pero ya podía escuchar unos conocidos gemidos obscenos del otro lado, sabiendo que cualquier cosa que estuvieran haciendo, era en el pasillo.

Al abrirse la puerta confirmó sus sospechas y sonrió un poco excitado al ver lo eroticó que lucía aquel tipo a quien solía decirle que era su puta. Lastimosamente el acompañante no era de su agrado, el tipo era el abogado que lo había estado hostigando por mucho tiempo, y que para rematar, ni siquiera sabía como entretener al chico que besaba torpemente.

Wonho sonrió aún más al ver la cara que hizo Hyungwon cuando lo vio llegar. Parecía estar alegre de que lo salvara de aquel sufrimiento en el que había caído.

Estar en las garras de un tipo inexperto, el cual llevaba media hora de besos y ni siquiera le había metido las manos debajo de la camisa, era agobiante para un sátiro como Hyungwon, por lo que no pudo evitar emocionarse al ver a su contrincante llegando con tal sonrisa.

El mayor llegó al final del pasillo donde estaba ambos y tocó el hombro de aquel abogado, que por cierto parecía estar casado con una bonita mujer y tener dos bonitos niños.

— Oye, amigo. —volvió a tocarlo, provocando que el hombre se sobresaltara y volteara solo para quedarse pasmado al ver la cara que tenía delante. Por su parte, Wonho sonrió tranquilamente— Tienes tres segundos para que quites tus asquerosas manos de él y saques tu culo de este edificio antes de que te rompa las bolas de un disparo. —sacó su arma y la cargó con la velocidad de un experto, poniéndola justamente en la entrepierna del hombre— Uno...

— ¡Ah! —gritó el hombre recogiendo su maletín del suelo y corriendo por el pasillo con los pantalones a mitad de pierna.

Ambos quedaron viendo en silencio como el hombre ingresaba al ascensor y presionaba un botón en más de diez ocasiones antes de que se cerrara la puerta. Y cuando eso finalmente pasó, entonces sus miradas se encontraron.

— ¿Te cobra más barato o tú a él? —preguntó sarcástico mirando al delgado, quien descaradamente lo abrazó— A ti te defiende de otros, pero a mi me hostiga.

— Es un buen abogado, pero quería dejar el caso... —explicó acurrucado contra su pecho— Así que decidí animarlo, pero... —suspiró— sus habilidades sólo son buenas en los casos, lastimosamente.

Wonho, quien aún tenía el arma en la mano, la frotó contra la entrepierna del delgado para verificar, y efectivamente el tipo apenas se había endurecido un poco, entonces sonrió y guardó el arma.

— ¿No vas a invitarme a pasar? —preguntó colocando sus manos en el trasero del otro, separando levemente sus glúteos para finalmente levantarlo en el aire, invitándolo a que enrollara sus piernas alrededor de su bien moldeada cintura.

El delgado, que en ese momento ya estaba siendo cargado en los brazos del musculoso hombre, asintió recostándose en su hombro y dándole la llave para que entrara al lujoso apartamento donde vivía.

Al abrir la puerta, lo primero que el mayor vio fue un arma G36C y una M4 reposando tranquilamente sobre la mesa, por lo que simplemente sonrió sabiendo la afición del delgado por las armas. Habían tantas en su casa que parecía que muy pronto iría a una guerra, incluso la suya fue un regalo de él. Para un traficante de armas, ese parecía ser un buen regalo para dar.

— ¿Pensabas meter a ese tipo teniendo estas cosas en tu sala? —preguntó bajando al menor de sus brazos.

Él las miró y sonrió dulcemente. Tan dulce que nadie podría saber que detrás de esa sonrisa había un tipo que podía deshacerle la cabeza a otro antes de poder parpadear.

Like It Hard Donde viven las historias. Descúbrelo ahora