4.- Le Giortí

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El castaño se estaba poniendo uno de sus quitónes mas costosos

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El castaño se estaba poniendo uno de sus quitónes mas costosos. El lino blanco proveniente de Saria era el más fino y pulcro, en un mundo donde todos utilizan la misma prenda, la elección de telas era la cual diferenciaba la ocasión y el estatus social. En un pequeño espejo de metal pulido se empezó a acomodar el himatión^ verde agua  encima de sus hombros.

A Louis siempre le había gustado colocarse laureles en la cabeza, pero no estaba en su ciudad, y ese tipo de coronas solo podían ser utilizadas por príncipes en ovaciones o algún triunfo importante.

*Toc Toc*
-Adelante

-Joven Louis, el festín está por comenzar- habló detrás de la puerta Joná, una de las sirvientas del palacio.
Se vió una ultima vez antes de abrir a la puerta
-Gracias pequeña, allá voy.

La jovencita hizo una pequeña venia y salió corriendo hacia el pasadizo que llevaba al comedor mientras el le seguía la ruta a un paso lento. Pasos antes de entrar empezó a escuchar un bullicio, algunas risas y una pequeña melodía de fondo de liras y kitharas, estaba nervioso por la ocasión, aunque era una bienvenida con un pequeño grupo de personas (unas 30 o 40) eran personas importantes, filósofos y gobernantes, todos con curiosidad de conocer al heredero del cenador y nuevo gobernante de Delfos.

Y por supuesto "no se podía perder la oportunidad de cortejar a alguna doncella de buena posición social..." y fue como escuchar la voz de su padre en su cabeza, clara y fuerte, se le escarapeló el cuerpo en tan solo recordar las múltiples veces que le había repetido eso.

Respiró profundo y enderezó su espalda dando pasos firmes al entrar a la sala. La música siguió con normalidad y aunque todos se dieron cuenta que entró, nadie hizo una pausa en sus actividades, todo muy ordenado y elegante como era de esperarse, candelabros de oro y el olor a fruta fresca y vino de arándanos.

El joven saludó levantando la mano derecha con una pequeña venia a un par de personas mientras que se acercaba al rey de Atenas que se encontraba conversando con su esposa, al Rey Aegon ya se le notaban los años, y aunque aún mantenía su talla de guerrero, también a se le notaba el gusto por los aperitivos de más, eso explicaría por qué la cercanía a la mesa de bocaditos.

-Gran noche Rey Aegon...
El hombre puso una mano en su hombro y una sonrisa en la cara- ¡El placer es nuestro!

-Mi esposo está pasado de copas, vas a disculparlo...- interrumpió Alcmena- pero no se equivoca, hemos oído mucho de ti.

-Espero cosas buenas- refirió el castaño

-Si no fuera así no serías nuestro invitado especial Louis- sonrío la mujer- te voy a presentar al príncipe- lo sujetó del brazo en dirección hacia una esquina del salón, saludando a un par de personas  y con una gran sonrisa- Espero que tu estadía sea muy cómoda- dijo la mujer mientras seguían caminando.

-Kharit.. rein..
-Dime Alcmena por favor, siempre y cuando no hayan autoridades cerca claro- le guiñó el ojo al castaño con una sonrisa tierna mientras seguían caminando y esquivando cuerpos danzantes.

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