Drunken (JEANPIKUWEEK)

Mariposa

La noche era pacífica, la música que salía del gramófono le daba alegría al cuarto iluminado por la suavidad de la lámpara colgante que esparcía los rayos a través de sus brillantes cristales. La sala con paredes rosas y sillones pomposos blancos a juego con las cortinas que dejaba entrever en su decoración la suave personalidad de los anfitriones del lugar. La blanca chimenea crepitaba en una esquina quemando los leños que habían sido puestos en algún momento de la jornada, el fuego se reflejaba en los vasos de whisky que se ubican sobre la mesa oscura sobre la que parte de la denominada Alianza jugaba a las cartas.

—Te lo digo, yo era el mejor jugando cartas.

—Te creo Jean— Pieck sonrió sarcásticamente a su lado.

Reiner, totalmente concentrado, tomó dos cartas del mazo y lanzó una carta a la mesa.

—Aunque no quiera admitirlo, tiene razón— mencionó Connie —Fue el único bastardo que entendía la dinámica del juego, aunque yo era el mejor resistiendo cuando bebíamos.

Armin sonrió asintiendo, por debajo de la mesa en un movimiento rápido intercambio 3 cartas con las de Annie, nadie se percató.

—¿Quién era el mejor bebiendo de los guerreros? — habló de nuevo el chico proveniente de Ragako, antes de tomar su vaso y darle un sorbo que le quemó la garganta.

Pieck, Reiner y Annie lo miraron. No era anormal este tipo de preguntas entre ellos, posterior al retumbar habían inventado una forma de volverse cercanos y tal vez, solo tal vez, también se volvió un método de perdón mutuo. Conocer sus motivos y circunstancias los ayudó a sanar.

—No estuve lo suficiente para saber eso, pero también estoy curiosa, me imagino que ¿Porco? O tal vez tú, Reiner — la rubia preguntó con interés, había cambiado demasiado con la compañía de Armin, tomó 3 cartas de la baraja.

—en verdad, fue ella— el ex titán apuntó a la morena que estaba sentada frente a él.

Sintió la risa de Pieck elevarse frente al sonido de la música mientras asentía divertida. La boca de Jean y Connie se abrió en sorpresa, Armin levantó una ceja. Llevaban cinco años juntos y en ninguna de esas ocasiones la ex portadora del titán carreta había bebido más que uno o dos vasos. Además, el solo hecho de mirar su pequeña contextura les decía a todos que Reiner estaba bromeando.

—También soy la más rápida bebiendo— mencionó casual mientras bajaba sus cartas sobre la mesa, 2 escalas y un trío para vencer.

La pequeña mujer que hoy vestía una camisa blanca con una hermosa falda de algodón azul sonrió mientras reposaba su cabeza sobre sus brazos que se afirmaban en la mesa.

—¡Es imposible!

—¿Qué pasa Connie? — dijo mirándolo con ojos brillantes — ¿quieres que te lo compruebe derrotándote frente a tus amigos?, Armin por favor deja de hacer trampa— cambiando su mirada hacía al rubio que la observó avergonzado.

—No lo harías ni en un millón de años "Ángel" — Connie usó el apodo con burla mientras bajaba sus cartas, cuatro tríos.

Ambos se miraron con seriedad, poniendo incómodos al resto de la mesa.

—¡Realmente no usaste ese apodo!

—¡Lo hice! ¡ángel!, ¡ángel!, ¡ángel! — grito el chico con sorna.