Cap 1

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Años 1700 época dond los mares están asediados por piratas, ocultan tesoros y viven toda clase d criaturas marinas en el, Port Royal sede del gobierno británico en Jamaica y la principal base pesquera y comercial d la isla lugar dond recientemente se mudaron los duques Higurashi con sus hijos mellizos d 9 años familia con conexiones incluso en la corona sin embargo 2 miembros d esta eran muy peculiares el duque Takeshi cuyo pasado su hijo y nuera desconocen y su nieta Kagome la menor d los mellizos una encantadora niña d ojos color chocolate y soñadores, pelo azabache, sonrisa radiante y personalidad dulce pero rebelde, ninguno d los 2 es como el resto d las personas d la sociedad burguesa

-Guao este lugar es muy lindo – mirando emocionada la niña su nuevo hogar mientras q su hermano miraba con aburrimiento el lugar

-Dime padre piensas volver a embarcarte en otro viaje? – le pregunto su hijo cuando llegó la noche y cenaban con tranquilidad en la mesa del gran comedor

-Así es como t he delegado mis responsabilidades puedo ir a dond me lleve el viento

-Puedo acompañarte abuelo? – saltó d repente a lo q el hombre sonrió sin duda su nieta tenía alma d marinera siempre dispuesta a embarcarse en una nueva aventura dado q su hiperactividad no la hacía quedarse quieta en un solo lugar

-Claro q si mi pequeña – le acarició la cabeza – nos iremos en una semana

-Kagome apenas hemos llegado aquí y ya t quieres ir d viaje – le reprochó su madre a lo q la niña hizo un puchero en señal d fastidio – además no sé si sea buena idea llevas desd los 5 años embarcándote en esos viajes tan largos una niña d 9 años como tu debería relacionarse con otras d su edad

-Mi querida nuera siempre he cuidado bien d mi nieta cuando me acompaña y nada me complace más  q llevarla conmigo además así adquiere vastos conocimientos sobre diferentes lugares y lo q le rodea sería muy enriquecedor para ella – trató d disuadirla

-Si, por favor madre, padre – rogó haciendo ojos d cachorrito abandonado – siempre me he comportado como una dama – dijo como si esperara q la recompensaran por ser una buena niña lo cual logró al ver q sus padres soltaban un suspiro d derrota ante la insistencia d su hija

-Muy bien podrás acompañarlo pero cuando alcances tu madurez se acabaran los viajes – impuso como condición su padre lo cual la desilusionó un poco pero si así solo podía sentir nuevamente la brisa marina acariciar su rostro y cabello pues entonces aprovecharía lo máximo posible

-Yey – vitoreó en voz alta q al escuchar el carraspeo d su padre recupero la cordura – quiero decir gracias padre – haciendo una reverencia

-No entiendo q le vez d emocionante a eso hermana – respondió su mellizo limpiándose con la servilleta

-Q va a entender un aburrido como tu ¿a dond iremos esta vez abuelo?

-A las islas Filipinas – contestó sabiendo q nada le causaba mayor fascinación a su nieta q descubrir un lugar nuevo dado su personalidad tan similar a la suya tal ella entendería q… no, mejor no arriesgarse d ser necesario se llevaría ese secreto a la tumba

-Genial – la semana pasó y Kagome ya estaba lista para ir hacia una nueva aventura con su abuelo dado q solo cuando viajaba podía dejar d fingir ser una damita educada y refinada a comportarse como sus padres dirían una completa salvaje como tomar la comida con las manos, usar pantalones y un sinfín d cosas más

-Padre si vieras lo especial q es Kagome estoy seguro d q es la única d la familia q comparte nuestra sangre al igual q su amor por el mar – mirando la espada q una vez le perteneció a él –  si tan solo pudiera… – se vio interrumpido cuando su nieta entró d repente al camarote y debido al susto trato d ocultar como pudo la espada tras su espada

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