Cap 11

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Desd aquel romántico beso en la playa Kagome no estaba muy segura d sus sentimientos y era comprensible a fin d cuentas nunca se había enamorado antes por tal motivo no tenía idea d como lidiar con ese tipo d situaciones especialmente con Inuyasha al cual d verdad no quería lastimar puesto q en verdad se comportaba sincero con este tema pero bueno ya buscaría una solución a su problemas más tarde pues ahora su viaje continuaba hacia Inglaterra a ver un viejo amigo del capitán para hacer negocios pero como era habitual en cada puerto q desembarcaban el 1er pensamiento d todos siempre era irse a beber a cualquier bar q estuviese cercano y por esta vez ella también iría

Desd aquel romántico beso en la playa Kagome no estaba muy segura d sus sentimientos y era comprensible a fin d cuentas nunca se había enamorado antes por tal motivo no tenía idea d como lidiar con ese tipo d situaciones especialmente con Inuyasha...

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-Bonito lugar – mirando a sus alrededores la azabache, la taberna se veía mucho mejor q aquella dond conoció a Inuyasha, puesto q era más pintoresca y limpia además d q también tenía un aire rústico muy encantador asiq mientras algunos se sentaban en las meses y pedían ron o cereza ella prefirió tomar asiento en la barra y guiada por su curiosidad decide probar por 1era vez la cerveza

-Aquí tiene srta – el barman le dio una gran jarra del líquido q incluso desbordaba espuma por encima, asiq cuando la chica dio el 1er sorbo el ligero sabor amargo no le pareció mal asiq al igual q sus compañeros se bebió toda la jarra d un solo trago  

-Sírvame otro – pidió mientras se limpiaba el bigote d espuma con el dorso d su mano, sin embargo nadie contaba con la aparición d cierta figura desagradable

-Kagome? – se oyó curiosa una voz muy conocida para ella tal vez demasiado asiq al voltearse, efectivamente, era su marido quien estaba parado en la puerta del local, maldición había llegado a olvidar q Naraku siempre hacia negocios en Londres – quien diría q encontraría a mi querida esposa en un lugar como este

-Déjame en paz Naraku – le advirtió con voz firme pero para su sorpresa Inuyasha se sitúa a su lado

-Oh ya veo asiq t escapaste d casa para poder revolcarte libremente con un pobretón q no tiene dond caerse muerto – mirando despectivamente al albino q d seguro se moría por desmembrarlo vivo – o acaso me dirás q estás con él porq sabe complacerte mejor q yo?

-Pues t tengo una noticia, en nuestros 2 años d casados nunca cumplí mi papel d esposa en la cama, es más siempre t drogaba y t hacía creer q nos acostábamos cuando en realidad ni siquiera t di mi pureza eso solo fue otro truco q había preparado con antelación – viendo la cara d desconcierto d su esposo – tu simple roce me daba asco asiq ese pobretón como lo llamas es mil veces mejor q tu porq dudo q seas capaz d hacerme delirar por horas querido esposo

-Eres una maldita rastrera

-Q pasa, orgullo herido? y t digo más, no tienes lo q se necesita para hacerme gritar d placer o sentirme dominada porq para tu mala fortuna el hombre q sabe complacerme no eres tu – lo remató dejándolo sin habla mientras q sorprendentemente Inuyasha estaba colorado d seguro hasta la punta d sus orejas

-Maldita prostituta, acabaré contigo – queriendo golpearla

-Como si t lo fuera a permitir – sacando su espada poniéndola cerca del cuello d este evitando su avance – escúchame bien imbécil será mejor q t largues antes d q te atraviese con mi espada

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