Cap 5

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Pasaron 2 días desd aquellos sucesos dond Kagome se había emborrachado, por suerte para ella cuando llego a su casa Naraku todavía no estaba en casa lo q significó una gran ventaja así no tendría q preocuparse por inventar una excusa sobre dond pasó la noche o porq su aroma era distinto sin mencionar q se preparó los polvos q evitaban embarazos a la velocidad d la luz para q esa aventura no tuviera efectos secundarios aunq cada vez q cerraba los ojos recordaba las maravillosas manos d ese hombre recorriendo su cuerpo y eso le enviaba cierto cosquilleo a su zona más íntima pero no había nada q pudiera hacer ese chico obviamente no era d Port Royal pues d seguro habrá venido en uno d los tantos barcos q arribaban en el puerto

-Kagome, Kagome ¿estás escuchándome? – la llamó insistentemente su amiga

-Lo siento ¿q decías Yuka? – saliendo d sus pensamientos

-Q t tiene tan pensativa eh? has estado muy rara desd q t fuiste furiosa d la fiesta del conde

-Bueno algo si pasó después q me fui – sonrojándose al rebobinar los hechos para luego proceder a contarle lo q sucedió para luego ver la cara d asombro d su amiga

-En serio estás loca amiga, pero ¿y q vas hacer ahora?

-Pues nada él ni siquiera vive en Port Royal lo más seguro es q se haya ido en el barco dond vino además solo fue una aventura se olvidará rápidamente d mi – aunq probablemente ella nunca lo olvide

-No me refiero a tu amante d una sola noche sino a ti, odias a tu marido y por sobradas razones si yo fuera tu me escapaba y haría una vida nueva – opino mientras tomaba su té

-Y después q haría? estaría sola sin ningún tipo d ayuda, odio a mi esposo es verdad pero es quien para mi disgusto me ha estado manteniendo además tampoco soy una cobarde – aunq la idea planteada por su amiga la tentaba no estaba segura d sobrevivir por su cuenta pese a lo q su abuelo le enseñó durante años

-No es q sea un acto d cobardes pero nos conocemos desd niñas Kag y nunca fuiste alguien q quisiera estar encerrada en una jaula d oro para toda tu vida, siempre añoraste con ser libre como ave en el cielo infinito, además también sabes defenderte y negociar con gran maestría no tengo dudas q t irá bien sola  

-No lo sé Yuka

-Deberías aprovechar y cumplir fantasía infantil d ser una mujer pirata a fin d cuentas ellas tienen total libertad y hasta se puede decir q mandan más q sus propios maridos además ¿cuánto tiempo pasará antes d q Naraku descubra tu pequeño truco? sabes q tarde o temprano se dará cuenta 

-Pero si lo hago temo pasar por el mismo infierno o quizás incluso peor

-Pero q burra eres amiga no te metas con ningún hombre si no quieres, pero huye, se independiente y por sobre todo busca tu felicidad

-Creo q lo pensaré gracias por el consejo – regresa a la mansión para ir al baúl q tiene escondido en el armario dond guarda sus secretos sacando d este un libro d cuentos q su abuelo solía leerle cuando era niña “Las aventuras del Sinbad el marino” en el cual le había hecho una dedicatoria en la 1era página: tu puedes ser quien quieras ser pero se siempre fiel a ti misma, recuerda q eres más fuerte d lo q piensas – debería arriesgarme? aunq odie a Naraku supongo q no pierdo nada con intentarlo ¿verdad abuelo? – mirando un retrato suyo con esto en mente sale a dar un recorrido por el puerto encontrándose con el capital Wellington

-Buen día duquesa Higurashi q placer verla por aquí – la saludó el apuesto hombre d poco más d 30 años con su típico uniforme

-Q tal capitán ¿volverá a embarcarse en otro viaje? – le preguntó curiosa

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