Día 5. Free day.

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/!\Este one-shot no es de romance.

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Cada objeto en la naturaleza tenía un propio sentir, su propia energía, su propia vida. Todo lograba coexistir gracias a la guía y sabiduría de un dios que reinaba en el bosque. Los animales, las plantas, incluso las criaturas que no son vistas frecuentemente por los humanos, todo vivía en completa armonía.

El dios que los guiaba era amable con ellos, tenía un carácter fuerte, pero nunca los había tratado mal, sus regaños siempre eran todos por su bien, para que no les pasara nunca nada malo.

Un día en particular mientras el dios caminaba por el bosque vigilando que todo estuviera en orden vio un pequeño conejo negro, dormía plácidamente al lado de un riachuelo. Lo tomó con cuidado entre sus manos y lo llevo con el resto de criaturas, todos lo veían y admiraban con cuidado.

—No es un animal. —la voz provenía de una pequeña hada que admiraba al pequeño conejito. Su energía vital se sentía diferente al resto de conejos y liebres que andaban correteando por doquier.

—Sí, es probablemente un protector.

— ¿Qué es eso? —una de las hadas más nuevas se sentó en el hombro del dios de rosados cabellos.

—Es un ser que no cumplió su misión en vida y le dan una segunda oportunidad, viene para ayudarme a proteger al bosque y a sus habitantes. Se quedará aquí todo el tiempo que yo viva.

— ¿Y si es malo? —cuestionó otra de las criaturas.

—No, estas oportunidades solo se las dan a los niños que murieron muy pequeños, no será malo. —acarició el suave pelaje del negro conejito. —Permanecerá en esta forma por unos días hasta que obtenga suficiente energía para adoptar una forma más humana, no recordará nada de lo que pasó, no le digan nada de su muerte.

—Sí. —respondieron todas las criaturas.

Entre todos los seres que esperaban el despertar del pequeño guardián construyeron una cama para que pudiera estar a gusto durante la espera de su nueva forma. Con el paso de los días todos tomaban turnos para observar al pequeño conejito, esperando que pronto revelara su forma humana ante ellos.

Ocurrió durante una noche en la que todos dormían, el cuerpo del conejito comenzó a cambiar y cuando los primeros rayos de luz comenzaron a golpear el punto más alto de los árboles un pequeño niño de unos 5 años estaba plácidamente dormido sobre la cama delicadamente construida para él. Todos los animales y seres místicos se regocijaron al ver al pequeño niño, este despertó al escuchar un sin fin de voces nuevas. Sus diminutos ojos azules se iluminaron al ver tantos animales, los acarició con cariño y su rostro demostró toda la ilusión que le hacía que no huyeran de él. Reía al sentir diminutas lenguas en sus piernas y brazos desnudos.

—Veo que has despertado. —su pequeña cabeza se giró hacia el lugar de donde provenía la voz. Vio a una persona alta, de ojos rojos y cabello rosa, tenía marcas negras por todo su cuerpo, le parecía un ser perfecto, pero desconfiaba al no conocerlo de nada. Todos los animales se alejaron de él y formaron una línea, parecían respetar realmente a aquel hombre. — ¿Cómo te sientes?

—Estoy bien... No lo conozco.

—Permíteme presentarme. —la deidad se sentó en el suelo frente a él. —Mi nombre es Sukuna, soy el dios protector de este bosque.

— ¿¡Eres un dios!? —la ilusión se escuchaba en su voz.

—Sí, lo soy. —le dedicó una sonrisa. — ¿Puedo saber tu nombre?

Sun & Moon. [SukuFushi Week]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora