Alai
Me desperté con un olor a pan tostado. Intenté levantarme y sentí una punzada en la cabeza así que solté un gruñido.Una risa me hizo abrir los ojos. Oh no. Esta no es mí habitación, esta no es mí cama.
—Buen día Ali. –Dijo Alonso sonriendo
Empecé a recordar lo borracha que estaba anoche y como termine colgada de los hombros de Alonso.
De verdad, estaba realmente contenta de estar con él, pero mí plan era fingir que seguía enojada. No sé lo iba a hacer tan fácil.—Afuera hace mucho frío. Prepare chocolate caliente y en la mesa tienes unas tostadas, en la heladera hay crema de maní o mermelada. ¿Quieres sentarte aquí? –Dijo señalando su lado al sillón. —Tenemos que hablar.
Atónita entre al baño sin decir una palabra, me puse un poco presentable y después de hacer mis necesidades recogí mí taza de chocolate y me senté a su lado.
—Bien, ¿Quieres contarme cuántas ridiculeces hice anoche?
El empezó a reír y comenzó a contarme cada una de las cosas, no lo podía creer. Que vergüenza.
—Ali, quería pedirte perdón. Me comporte como un idiota. La verdad es que cuando mencionaste lo de mis ojos, automáticamente recordé algo de mí pasado que verdaderamente me hace mal. –Agacho su cabeza, bajando la mirada. Cómo si en verdad se estuviera esforzando para decir eso. —Eres una buena chica, entiendo si no quieres perdonarme. Pero nunca tuve una persona con la que me entienda tan rápido. ¿Sabes? Disfruto estar solo, me tienes que caer muy bien para querer estar contigo. Creo que tenemos mucho en común, y me gustaría que nos sigamos conociendo. No me gustaría que te alejes.
Ok, si, creo que si se lo voy a hacer tan fácil.
—¿Podrias contarme por qué reaccionaste de esa forma?
—Prometo contártelo más adelante ¿Si? Pero ahora no puedo.
Yo asentí
—Ven aquí, pesado. –Le dije abrazándolo.
—Te extrañe, loca.
—Y yo a ti.
***
—¿Una pijamada?. –Dijo él sorprendido.
—Si, ¿no te gustaría?
—Si claro, sobre todo si me abrazas de la forma que lo hiciste anoche antes de dormir. –Dijo él con una sonrisa burlona.
Aquí vamos de nuevo, mejillas rojas al instante.
Le doy un golpe en el hombro —Ay ya superalo, eres un pesado.
El carcajea —Amo molestarte.
Yo volteo los ojos —¿Vamos a mí piso? Tengo que buscar ropa, y dinero. A menos que quieras que ande con el vestido de anoche por toda tu casa.
—Mmm, pensándolo bien, a mí no me molestaría. Te quedaba muy bien. Es más, si quieres puedes andar sin nada, tómalo o déjalo.
—Lo dejo, pervertido. ¿Nos vamos?
—Oye, ¿cómo rechazas una propuesta así?. Vamos –Dijo entre risas.
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Mi amor de universidad.
Roman pour Adolescents*EN EDICIÓN* Alai Jackson es una chica simple, 1.57 cm de altura, cabello largo rizado, color castaño oscuro y ojos miel. Considera que su vida es una constante rutina, algo está por cambiar, puesto que se graduó y está por dejar su pequeño pueblo...