ISABELLA SALIÓ DEL baño, ya por fin con su uniforme de porristas de nuevo, cuando se topó con la imagen de Finn y Sam charlando en el casillero de éste último.
El mayor parecía estarle reclamando de algo al rubio e Isa entrecerró sus ojos hacia él. Luego de unos segundos Sam se alejó de Finn cerrando su casillero. La castaña no tardó en acercarse el chico nuevo.
—Oye, ¿hay algún problema?
—¿Siempre escuchas conversaciones? —Sam sonrió de lado.
—Ni siquiera escuche nada, solo... me pareció ver que discutían —se excusó la chica Payne—. ¿Finn te está molestando?
—No nada eso, sigue decepcionado y quizá molesto porque no me presenté a la audición para el club Glee —explicó el de grandes labios—. Tenias razón, todo el mundo habla mal de él. Ahora solo me concentraré en las pruebas para entrar al equipo de fútbol, y por lo que veo tu volviste a las porristas.
—Me alegra que hayas seguido mi consejo. Y si, luego de una larga semana por fin volví a donde pertenezco —ella sonrió alegre. En ese momento el timbre sonó—. Bueno debo ir a clases, buena suerte con entrar al equipo y todo eso. Y si consigues la chaqueta, llámame —le guiñó el ojo de forma coqueta y divertida, por lo que Sam sonrió algo tímido.
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De hecho, desde hace unos días que tenía pensarlo hacerlo, solo que aún no había conseguido su número o una forma de acercarse para pedírselo. Aún era el chico nuevo por lo que no tenía esa confianza.
