Park JiMin es un joven homosexual en una sociedad homofóbica, joven que es brutalmente molestado por otros chicos del equipo de básquetbol y enamorado del perfecto jugador y capitán del mismo equipo, Jeon JungKook, el único que nunca lo ha molestado...
Se terminó de arreglar frente al espejo de su habitación, sonrió levemente admirando su reflejo, portaba unos zapatos negros, unos pantalones color beige, una camisa blanca, una corbata color gris, perfectamente anudada, y el saco de color gris también con el escudo del instituto al lado izquierdo.
Suspiro acomodando su rubio cabello, durante las vacaciones había decidido teñirselo de aquel color, y a decir verdad le quedaba mucho mejor que el negro o el castaño, aunque igual seguiría cambiándolo de color, le era divertido.
Escucho su nombre ser llamado, debía ser su padre; tomo su mochila y salió de la habitación, se despidió de sus padres y subió al auto donde el chófer lo esperaba.
Subió de mala gana en la parte trasera mientras revisaba su celular, se ponía en contacto con su mejor amiga, se verían en la entrada del instituto, siendo así que ésta vez iniciaría el curso acompañado.
Al momento de llegar le dio las gracias a su chófer, se colocó su mochila y salió del auto, corrió su cabello con la mano y sonrió al ver a la pequeña azabache de espaldas a él, vaya que la había extrañado.
- DaHyun. - llamó con voz dulce y ella volteó a verlo con una sonrisa.
- ¡Oppa! - dijo y se acercó a abrazarlo rodeando el cuello del mayor, quien la atrajo a él abrazandola de igual forma, vaya que la había extrañado.
- Veo que me extrañaste. - sonrió y DaHyun asintió.
- Claro, sin usted las vacaciones son aburridas. - hizo un puchero y JiMin soltó una risita.
- ¿Vamos adentro? - preguntó y DaHyun asintió nuevamente.
- Vamos, quiero disfrutar todo éste año lo más que pueda. - dijo colgándose del brazo de JiMin.
- ¿Por qué? - cuestionó mientras ambos se comenzaban a adentrar al instituto.
- Porque este año se va, y el próximo yo quedare sola. - hizo un puchero y JiMin rió levemente.
- Dubu, solo me voy a la universidad, no del planeta. - intento bromear pero ella lo miró con los ojos entre cerrados.
- Igual, todo será aburrido sin usted, oppa.
- Puede que sí, pero te puedo visitar.
- Espero que así sea. - JiMin rió negando.
Conocía a DaHyun desde hacía bastante tiempo, ya que cuando él estaba en segundo año ella llegó nueva y se metió accidentalmente a su clase, el profesor le dio a JiMin la tarea de llevar a DaHyun a su salón, desde entonces se comenzó a llevar bien con la chica, quien era bastante divertida y agradable, siendo así que hasta ahora seguían siendo buenos amigos.
Cuando llegaron al salón JiMin quiso que la tierra lo tragara justo en ese mismo instante, cosa que DaHyun notó fácilmente, así que se le acercó lo más que pudo poniéndose de puntillas.
- Si quiere nos podemos ir. - susurro y él negó.
- No, no, de todas formas debo recibir clases con ellos. - dijo tratando de tranquilizar a la chica, aunque no lo logró, al menos no lo suficiente.
Cuando tomó asiento en su respectivo lugar y DaHyun a su lado en lo que las clases iniciaban recibió una bola de papel que impactó en su cabeza haciéndolo voltear.
- Miren quién llegó, el marica. - se burló uno de los chicos, el cual se encontraba mascando un chicle de forma repugnante y sentado en el pupitre.
JiMin solo rodó los ojos volviendo su atención a DaHyun, y es que había una simple razón por la cual tenía escases de amigos, JiMin era abiertamente gay, cosa que en su mayoría era repudiado.
Así que casi desde siempre había sido la burla de los estudiantes, independientemente el nivel, desde algunos menores hasta los mayores, aunque ahora que se encontraba en último año todos eran de personas de su mismo año o algunos de años menores.
Ahora esa era una de las razones del porque tenía ganas de finalizar aquel año escolar, una vez que saliera podría dejar todo atrás y empezar de nuevo, esta vez sin decirle a nadie.
Aunque así había sido, nadie sabía sobre su sexualidad, al menos hasta que se enamoró de su ex mejor amigo y se lo dijo, él se encargó de que todos se enteraran y de hacerlo sentir como la misma mierda.
Entonces eso nos lleva al ahora, justo con solo DaHyun de amiga, pues ella no se dejaba llevar por todo lo que la sociedad decía; y el grupo del equipo de fútbol americano y básquetbol atormentandolo como siempre.
Cuando el timbre sonó DaHyun se tuvo que ir a su respectiva clase, se despidió de JiMin y se fue, mientras que él solo pensaba en una cosa, y es que el día terminara pronto.
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El joven chico de cabello negro azabache se encontraba caminando entre los pasillos con dos de sus mejores amigos, chico que era conocido por básicamente todos en el instituto.
Su nombre, Jeon JungKook, el encantador, increíble jugador de bastante y capitán de dicho equipo, todo una estrella es ascenso.
Pero sobre todo era conocido por su bondad y gran corazón, porque, a pesar de ser un excelente estudiante y un increíble jugador, también era bastante atractivo, se mantenía tranquilo, sin molestar a nadie.
Y es que JungKook había sido educado de aquella forma, con sus padres dándole todo pero por sobre todo poniéndole los límites que requería.
Jeon JungKook era casi la definición de perfecto en aquel instituto, incluso para los amigos de su padre lo era, ¿y por qué no? Para JiMin igual lo era.
Y hablando de JiMin, él se encontraba tontamente enamorado de JungKook desde hacía un año y medio, pero es que le fue casi imposible no caer, sabía que nadie podía ser tan perfecto, pero parecía que JungKook lo era.
Solo había un pequeño detalle con respeto a la perfección de Jeon JungKook, y es que toda su vida vivió con padres homofóbicos y estrictos, que siempre le habían dejado claro que toda persona homosexual estaba mal, aunque JungKook no compartía del todo aquellos pensamientos; y otro detalle es que el tenía una novia, al igual que él, perfecta.
Uh, y un último detalle que JiMin tenía presente básicamente desde siempre, los amigos de JungKook eran su pesadilla todos los días, y ni siquiera el mismo JungKook los podía detener. Vaya persona de la que se fue a enamorar.
Aunque bueno, no era su culpa al final, si no de su corazón que, para su mala suerte había caído en los encantos del siempre perfecto, Jeon JungKook.
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