Marisol en su tiempo libre, donde su hermana no esta cerca, se dedica a ella misma. Al contrario de su hermana, no es amante de las reglas, por ende, desde joven siempre fue la mas rebelde de ambas, cosa que la perjudicó, dejando un pasado desastroso tras su espalda.
Mercedes se encargo de todo, por sacar a su hermana de aquella inmunda vida, de llevarla por buen camino, de hacerla su asistente, para de esa forma "ayudarla",sin mencionar que el trabajo que le dio, era simplemente para mantenerla vigilada.
Puesto que los viejos hábitos siempre arraigan, su hermana pensó que la mejor manera de controlar a Marisol, era dándole trabajo, tras trabajo. Por un tiempo resulto, las distracciones, la alejaron de todo. Pero a medida que le daban mas trabajo, el cual no era realizado, tal como lo quería Mercedes, llegaban las discusiones.
Desde ese momento comenzaron las discusiones a ser mas fuertes, la presión, la ansiedad. Todo eso hizo que Marisol optara por calmar sus frustraciones, de la única manera que ella conocía, la droga.
Ella estaba muy clara como el agua, de que si llegaba a ser descubierta no habría segundas oportunidades, no esta vez, su hermana muchas veces se lo hizo saber. Que si volvía a tener alguno de esos malos hábitos, no le daría su ayuda, sino la espalda.
Razón por la cual en estas horas libres, se encuentra encerrada en el baño que se le otorgo a los trabajadores masculinos, como nadie tiene permitido ir allá, se volvió el lugar perfecto para ella.
- Un cannabis al día, deja el cuerpo feliz.- inhalando con regocijo el envoltorio que ella misma realizo, mantiene el humo en su boca, como queriendo saborearlo.
Hasta que se siente extasiada, expulsa el humo, vuelve a repetir todo, pero esta vez al expulsar el humo, rueda los ojos, sonriendo cínica. Esos momentos donde ella da su tiempo para fumar, los usa mas allá para poder mostrar su verdadero ser, una bruja vulgar, como su hermana la ha llamado varias veces.
- No es de damas fumar como camioneros, ¿no cree usted Míster?.- el tono burlón de una voz masculina, junto a una carcajada, hicieron que Marisol se ahogara con el humo.
Comienza a toser, en el desespero tira su porro, para pisarlo con su tacón.
- Disculpe, ¿es usted el Señor Martins?.- su voz se volvio aguda, debido a toser tanto.
- Quien mas podría ser, a menos que tengan otros profesores mas aquí.- sin dejar su todo burlón, habla el.
Profiere una pequeña maldición, sus manos nerviosas van temblando para asi acomodar su falda, estas cada vez temblando, se dirigen al cabello recogiendo mechones sueltos, para así salir de la cabina del baño.
Al salir se encuentra a aquel hombre, que con aires de superioridad, recostado de la pared del baño, le muestra una sonrisa burlona, que por un momento se le hace coqueta para Marisol, tal vez el porro me esta haciendo efecto, comienza a creer ella, mientras traga saliva, buscando relajarse.
- ¿Se podría saber que hace usted aquí?.- con sus brazos cruzados piensa mostrarse intimidan te, aun si el le lleva unos centímetros demás, con y sus tacones puesto.
- ¿Yo? yo un hombre, que hago en el baño de los HOMBRES, debería formular mejor su pregunta Míster.- sin perder su postura en la pared del baño, este hace el mismo gesto de cruzar los brazos.
Mueve la boca buscando la palabra, pero nada sale, el tenia razón, ella no sabia que decir, y menos al saber que ha sido descubierta fumando. Deivid siente que pierde mucho tiempo, pero el punto de mantenerse allí, es por su simple plan.
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Lilianna
Teen FictionMientras mas prohibido sea alguien, mas tentativo sera el deseo de poseerlo.