Capítulo 2

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Era probablemente la mañana más incomoda que había experimentado en mucho tiempo, tenían que esperar a un humano para recibirlo como si fuera de la realeza y aquello era demasiado extraño, bueno, eran los demonios más poderosos y tenían que atender a un simple humano.
Mammon no era la clase de persona que tenía paciencia con esas cosas, encima de todo, Lucifer le había confiado la tarea de proteger a aquella cosa de cualquier circunstancia de peligro que pudiera presentarse.
Solo podía sentiste fastidiado ante aquella responsabilidad, lo odiaba, odiaba verse obligado a desperdiciar su tiempo en una tarea tan tonta, igual, sabía que en el momento en el que pudiera safarse lo haría, dejaría a esa cosa atrás y simplemente se iría por ahí a ocupar su tiempo en algo más interesante, después de todo, el gran Mammon no tenía porque servirle a un humano, claro que no.
Estaban todos sentados nuevamente, esperando el al almuerzo, por algún motivo, Belphie se había ausentado... No pensó demasiado en aquello, después de todo el incidente del día anterior era probablemente el motivo por el cual no estaba ahí, habría sido muy incómodo estar ahí en ese momento.
Mammon miró a cada uno de sus hermanos, el más emocionado parecía ser Asmodeus, bueno, era de esperarse, Asmo siempre estaba emocionado por la impresión que podía causar en los demás, su interés en la situación iba más por un camino egoísta.
Satán parecía curioso, pero mantenía aquella expresión seria, si no fuera por que lo conocía muy bien y sabía que esa manía suya de tamborilear con los dedos sobre su propio antebrazo era una demostración de impaciencia, no se habría dando cuenta de la inquietud de su hermano.
Levi se removia inquieto en su asiento mientras miraba insistentemente a su alrededor, parecía como si presintiera algo malo, lo atribuyó a que era la segunda vez que estaba fuera de su habitación esa semana, definitivamente no era el mejor lugar para un otaku que disfrutaba más estar encerrado por voluntad propia e interactuar lo menos posible con el mundo.
Beel ya estaba impaciente pero por la comida, podía oírlo inhalar profundamente y mirar directamente hacia la dirección donde se encontraba la cocina.
Lucifer, como siempre, parecía estoico e inalterable, un gesto serio estaba en su rostro mientras miraba... ¿Que estaba mirando? Mammon abrió los ojos sorprendido cuando sus miradas se encontraron, casi saltó de su silla, Lucifer entrecerró sus propios ojos en una mirada severa.
La mirada gritaba : Comportate o te aniquilo.
No pudo más que tragar saliva ruidosamente y luego mirar a la mesa, al plato vacío que aguardaba por ser servido, miró las pequeñas florituras doradas y los cubiertos, dorados también.
Se planteo tomarlos, de hecho, sus dedos acariciaron juguetonamente los utensilios mientras en su mente rondaba la idea de que tanto le pagarían por ellos si los vendia.
Cómo si su hermano mayor leyera su mente, sintió la pesada mirada, lo recorrió un escalofrío y bajó sus manos, poniéndolas en su propio regazo.
Estaba tan distraído con sus pensamientos y las reacciones de sus hermanos que apenas notó cuando una persona entró y se sentó a la mesa a un lado de Diavolo, lugar usualmente ocupado por Lucifer.
"Está es nuestra invitada, Mc, ella es la nueva estudiante de intercambio, espero que la traten con amabilidad y procuren su bienestar y comodidad"
Las palabras de Barbatos hicieron que cada uno de los presentes dirigiera su mirada a la chica sentada a un costado de la cabecera de la mesa.
Diavolo parecía fascinado con la humana.
Mammon no lo culpó en ningún momento, era pequeña y parecía frágil, cualquiera podía devorarla en un bocado, aunque más que un snack, parecía un pequeño postre, de aspecto suave y cabello esponjoso, sus grandes ojos parecían gritar "presa presente", tenía una sonrisa nerviosa en sus labios, levantó su mano de manera insegura y la agitó en un patético saludo, parecía bastante temerosa.
Ese par de ojos recorrieron a todos los miembros de la mesa, curiosamente, se detuvieron en Asmo, que soltó un chillido emocionado.
Mammon ni siquiera había tenido tiempo de procesar lo que estaba sucediendo ahí.
Solo podía mirarla.
Era algo diferente... Él ya había visto humanos antes, muchos, no eran nada especial, de hecho, usualmente eran bastante insulsos, no tenía interés por sus vidas.
Incluso las brujas eran mejores que eso, a su manera.
Pero la chica que estaba sentada ahí tenía algo distinto, sintió una repentina frustración, una bien familiar para él.
Codicia.
La quería.
Y por el mal mismo que iba a tenerla, quería ese humano, de hecho, ya se había determinado a que sería de su posesión, desde el momento en el que su nariz percibió el aroma, desde el momento en el que se sentó en aquella silla.
No, no importaba que no fuera una super modelo o una actriz de renombre, una idol popular o alguien de influencia, ya tenía su destino marcado desde que sus ojos se habían posado en ella.
Había un impulso primitivo y animal que le pedía a gritos llevársela y mantenerla para el solo.
Se mordió la lengua dentro de su boca cuando notó que no era el único que parecía sentirse así.
Cada uno de sus hermanos parecía inquieto y frustrado con la presencia de aquella humana, no por qué la rechazaran, si no por lo que él presentía era la misma sensación que había experimentado.
Su codicioso ser no iba a permitir aquello, casi formó un puchero cuando pensó en la mejor manera de hacer funcionar aquello.
Si fingía que el humano no era para tanto, sus hermanos lo creerían ¿verdad? Perderían interés en ella y él podría tenerla para el solo.
Sin embargo nunca contó con la intensa y aterrada mirada que le estaba dirigiendo Lucifer a la chica.
Mammon no era de preocuparse demasiado por conseguir lo que quería, eso era natural, pero aquello llamó mucho su atención. Jamás había visto así de preocupado a Lucifer en mucho tiempo.
El pelinegro parecía haber notado que había perdido la compostura y sus facciones se habían deformado en algo diferente a su acostumbrada cara seria.
Intentó volver a la normalidad, pero su rostro seguía teniendo aquella mueca incómoda y algo atemorizada.
El lo conocía mejor que cualquiera de sus otros hermanos.
Algo muy serio estaba pasando ahí, tampoco es que fuera tonto, en el momento en el que había sentido tanto interés por la humana de la nada sabía que algo raro pasaba.
Suspiró profundamente mientras veía a Diavolo abrazándola y presentándose efusivamente, deseó no estar ahí en ese momento, tenía las manos hechas puños por debajo de la mesa mientras intentaba verse lo más calmado posible.
¿Por qué se sentía así?
Era como si fuera un dragon gruñón que veía amenazada su cueva llena de oro.
Un sentimiento demasiado infantil, sin embargo... Inevitable.
Solo tenía un consuelo y era que estaba encargado de aquella criatura.
Tenía el derecho de pasar más tiempo con ella que todos los demás.
De alguna forma eso le hizo reprimir una sonrisa.

-

La chica se encontraba en aquella mesa, siendo observada por el grupo de hermanos, estaba bastante intimidada por su presencia, pero la actitud de Diavolo para con ella la hizo sonreír genuinamente de alegría.
Aquel sujeto era animado y bastante transparente, lucia como un gran tipo, un gigantesco chico amigable que ponía su brazo sobre sus hombros y sonreía radiante mientras le preguntaba sobre ella.
"Me alegra muchísimo que estés aquí ¡Queda a total disposición tuya el castillo y sus dormitorios! Puedes utilizar el que tu quieras, me alegraría tener algo de compañía" ofreció mientras Barbatos asentia suavemente, sonrió ampliamente al verse contagiada de aquella amabilidad y positivismo.
"También están a su disposición los dormitorios de la casa de lamentaciones" dijo un hombre de cabello negro, mirándola fijamente, aquello la puso repentinamente incomoda.
"Y-Yo..." hizo una pequeña pausa y luego río, todavía nerviosa por la repentina hospitalidad
"L-Lo siento, olvide presentarme como es debido, mi nombre es Lucifer, soy el vicepresidente del Consejo estudiantil, si necesita cualquier cosa hagalo saber y haré lo posible por ayudar, mis hermanos y yo seremos responsables de su seguridad a partir de ahora"
"Vaya fastidio..." dijo uno de los presentes, un chico de cabello blanco y desordenado, tenía una mirada juguetona e impaciente que no iba para nada con el supuesto desprecio con el que hablaba, parecía un cachorro a punto de jugar, la chica alzó una ceja confundida e hizo una pequeña reverencia.
"Por favor cuiden de mi"
Pudo escuchar a uno de los chicos ahí ahogándose con su bebida. Su cabello púrpura y una mirada sorprendida le parecían inusuales, sus ojos eran bastante peculiares.
"Oh Dios..." se burló otro de ellos, sonriendo abiertamente y pellizcando la mejilla del chico avergonzado "Levi, al menos deberías ser un poco discreto, nuestra invitada podría incomodarse..." su voz era tan suave y encantadora, una risa tintineante y una apariencia hermosa... Sus ojos dorados la miraron con lo que parecía una infinita comprensión y ternura, no pudo evitar sonrojarse en el acto.
"No creo que ella quiera quedarse en la casa de lamentaciones, no es realmente un lugar muy acogedor que digamos, además, dudo que pueda dormir si sabe lo que ha ocurrido ahí dentro" dijo uno más de los hermanos, este era rubio y la miraba como buscando una afirmación a su suposición, pudo leerlo con facilidad, estaba buscando que ella le dirigiera la palabra directamente, lo que no sabía es que aquella chica era torpe y sólo balbuceo de manera incoherente hasta que Diavolo río y la miró con su aparente sonrisa permanente.
"Es tu decisión, cualquiera de nosotros estaría feliz de contar con tu compañía" dijo, la chica suspiro y sonrió nuevamente hacia todos.
Después de una breve presentación de cada uno, Mc comenzó a sentirse algo más cómoda y abierta respecto a quienes la rodeaban.
Una vez terminado el almuerzo, todos se desplazaron a una sala de estar y comenzaron a bombardear a la chica con preguntas.
Cuánto media, cuales eran sus pasatiempos, su comida favorita, su color preferido, su talla de zapatos, calificaciones, aspiraciones, etcétera.
La chica habló ampliamente de cada tema, aunque de manera algo superficial.
Compartir información no era algo que realmente disfrutara.
Pasaron varias horas hablando, cada uno de los hermanos era interesante a su manera, pero por algún motivo, ella había comenzado una conversación más privada con Leviathan.
Era un chico algo tímido, pero podía oírlo hablar de sus hobbies mucho tiempo, eran cosas que le interesaban.
Ella era gran fan de algunas franquicias y sagas que Levi conocía, entonces aquella afinidad no tardó en mostrarse y hacer ver claramente que podían mantener una conversación coherente y natural entre ambos.
Levi parecía incrédulo de aquella situación.
Sabía que la humana era especial pero cuando se dio cuenta de que disfrutaba las mismas cosas que él... Eso había sido un golpe muy bajo por parte del destino.
Una chica linda que gustaba del anime y los videojuegos, así como de sus gustos en literatura y arte.
Incluso seguían los mismos canales de videos y cosas por el estilo.
La chica había comenzado a acercarse físicamente y a veces tocaba su brazo con suavidad mientras hablaban, sus pequeños dedos le tocaban sobre la tela de su chaqueta y podía sentir la calidez de ella a través del material.
Se sonrojó levemente, pero la sonrisa no se borró de su rostro, estaba muy feliz.
Incluso si todos los demás parecían verlo con disgusto.
Que se jodieran, Levi estaba disfrutando en grande de la atención de la humana, cosa increíble, pensaba que un otaku como el no tendría ninguna oportunidad pero... Bueno... Nadie le quitaría esa pequeña satisfacción que estaba sintiendo en ese momento.

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