O1. Aterrizaje

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Tsukishima había esperado con ansias el fin de semana. Tadashi llegaría en cualquier momento y necesitaba estar preparado.

Durante los siguientes 5 días, Kei buscó y buscó un bonito regalo para Yamaguchi, después de dos años no sabía si tendría los mismos gustos, él sabía que había cambiado y que ya no era el mismo muchacho tímido que alguna vez conoció y se mantuvo con él casi por toda su vida.

Lo sabía perfectamente, Yamaguchi Tadashi probablemente era ahora un chico popular con una personalidad mucho más extrovertida.
Pero también sabía, que Yamaguchi Tadashi seguía siendo el mismo chico con ojos de bambi que aún dormía con el mismo osito de felpa que le regaló cuando tenían 10 años.

— Algo que no puede cambiar es su gusto por las ranas de felpa y las tartas de fresa... —Se dice a sí mismo y sigue caminando por las tiendas del centro comercial.

Entonces ve algo que lo atrapa por completo.

Una rana de felpa gigante con un gorrito de fresa.

No puede dejarlo, tiene que ser de Yamaguchi. Sí, definitivamente se vería bien entre su colección de ranitas.
Kei imagina lo adorable que se vería el pecoso durmiendo con el enorme peluche mientras lo abraza.

Avanza hacia la tienda y compra el peluche, había gastado todos sus ahorros y todo lo que había obtenido trabajando en la lavandería. Pero todo valía la pena si se veía implicada la bonita sonrisa de Yamaguchi, su niño del espacio.

Por qué sí, Yamaguchi tenía esa linda forma de hacerle acordar al espacio y todas las estrellas que hay en él.
Y sí, él mismo le decía 'Niño del espacio', (cuando nadie veía, claro, por qué era demasiado penoso para decírselo en público) ya que una vez mientras ambos veían el cielo nocturno, Yamaguchi se quejaba de sus pecas, diciendo que eran horrendas y que le hubiese gustado nacer sin ellas.
Tsukishima lo negó.

—Tus pecas me recuerdan el espacio y las estrellas, y tu sabes que el espacio es una de mis cosas favoritas.

Yamaguchi había quedado sin palabras, no lo había pensado, no se le había cruzado por la cabeza tal cosa. Rápidamente, el rubio fue por un marcador de agua en color azul.

— No digas que las desprecias, tus pecas son únicas... Y bonitas. —Mientras decía eso, empezó a hacer trazos con el marcador en las mejillas del más bajito.

— Aquí hay una constelación, te traeré un espejo para que puedas verla...

Cuando regresó, Yamaguchi se vio al espejo, y ahí estaba, una nueva galaxia descubierta por dos adolescentes de 15 años.

— Gracias, Tsuki. Prometo no avergonzarme de mis pecas nunca más. Si te hacen feliz, me hacen feliz también.

Tsukishima apartó la mirada con un leve sonrojo en sus mejillas y finalmente dijo;

—Más vale que así sea, Niño del espacio.

Tsukishima aún recuerda ese momento y no puede evitar sonreír. Extraña mucho a Tadashi, incluso después de decir que no lo haría. No puede esperar a verlo dentro de unas horas.

Finalmente, camina a casa con su rana de felpa en la mano y una tarta de fresa en una bolsita de papel. Al llegar a su hogar, deja las cosas en su cuarto, guarda la tarta en un  lugar fresco y se dirige a su trabajo.

Estando ahí, saca sus nuevas revistas de la mochila que siempre lleva consigo, esta vez eran revistas sobre ciencia; acomoda sus cosas y rebusca entre un frasco de vidrio por una paleta de cereza.

Pero no hay absolutamente nada.

Busca entre su mochila, entre los bolsillos de sus pantalones, las bolsas de su sudadera, pero no tiene éxito en su búsqueda.
Había olvidado traer una paleta de cereza, y las únicas que habían, eran de piña.

Con asco, decide desempaquetar una de las repulsivas paletas de piña, de pronto, una voz, en la entrada del lugar, es bastante fácil de saber de quien se trata.

Al alzar la vista, lo ve.

Yamaguchi Tadashi estaba de vuelta, con esa misma mirada llena de brillo y una inmensa red de estrellas dentro de él.

— Te traje una paleta de cereza, de las que comías cuando volvíamos de la escuela.

Tsukishima deja caer la paleta de piña al suelo.
Avanza hacia su amigo pecoso, y sus especulaciones eran bastante ciertas.
Había cambiado.

Su cabello había crecido más desde la última vez, tenía el pelo teñido de un rubio bastante claro solo en la parte trasera y se había hecho varias perforaciones.
Su estilo también era diferente, ahora tenía la impresión de ser esos típicos fuckboys que jugaban con los sentimientos de las chicas.

Él seguía igual.

—Volviste.

—Volví.

Se quedaron quietos uno frente al otro, sólo viéndose.
Hasta que el más bajo rompió el silencio con una sonrisa.

—¿Vas a venir a darme un abrazo o mejor debería irme?

Tsukishima camina torpemente hacia él y al estar a unos centímetros de su cuerpo, se toma el tiempo de verlo mejor.
Había aumentado un poco su estatura, pero seguía siendo más bajito.

Al envolverlo entre sus brazos, siente la calidez que hasta hace unos segundos se dio cuenta que añoraba.

"Su complexión aún es chiquita" pensó y sonrió para sus adentros.
Hundió su rostro en el sedoso cabello del más chico y aspiró el suave aroma a manzana que este desprendía.

Yamaguchi solo disfrutaba de la calidez del otro, hundiendo su rostro en el cuello del contrario y sintiéndose seguro en los brazos ajenos.

Quedaron así al menos otros tres minutos, en los que Tsukishima hacía pequeños mimos en la cabellera del pecoso y él depositando suaves besos en el cuello del más alto. Una costumbre que Yamaguchi había desarrollado poco después de entrar a la preparatoria y que a Tsukishima nunca le molestó a pesar de que era algo que usualmente los novios solían hacer.
No le molestó porque sólo era con  él con quien hacía eso y porque "los amigos se dan besos todo el tiempo".

Esa era la forma de demostrar cariño por parte de Tadashi.

Pasado un tiempo, ambos chicos se separaron. Un extraño vacío se instaló en sus pechos.

—¿Me extrañaste?

—Como no tienes idea, Yamaguchi.

Sonrieron para el otro, eran solamente ellos dos.

Fue así como en una vieja lavandería con aroma a detergente y suavizante, un frasco de paletas vacío y el frío viento de madrugada, dos corazones se reunieron.

El niño del espacio había aterrizado en la Luna por segunda vez en su vida.

Y había una pequeña, solo pequeña posibilidad de que esta vez la luna no quisiera dejarlo ir.

Me animé a actualizar porque vi que le están dando más bola y bueno, la historia aún no está concluida así que lo único que queda es seguir actualizando y escribiendo, no tengo planeado que sea algo muy largo, sin embargo si veo que surgen más cambios, ya veré si la hago más extensa o no.
Las actualizaciones probablemente sean un poco más constantes pero no es seguro, ya que tengo demasiadas tareas y eso consume mucho de mi tiempo.
Pasando al tema de la historia, sí, hice mención a Yamaguchi punk porque lo vi muy esencial en la trama.
Sí, Yamaguchi tiene la costumbre de besar a Tsukishima pero no le da besos en los labios y los besos en el cuello son más una especie de piquitos así que todo tranqui, luego explicaré de donde nació esa costumbre 👀.
Algunos capítulos estaran narrados en la perspectiva de Tsukishima, pero también habrá varios que estén desde el punto de vi de Yamaguchi.

Y nada, nos vemos en el siguiente capítulo, gracias por leer <3

𝙎𝙥𝙖𝙘𝙚 𝘽𝙤𝙮 [𝖳𝗌𝗎𝗄𝗄𝗂𝗒𝖺𝗆𝖺 𝖠𝖴]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora