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Las decisiones que uno escogiera podrían determinar si en este mundo vives o mueres, por lo que se debía de pensar con claridad. Rengoku se encontraba en su primera misión, y no estaba siendo para nada fácil, pues el demonio tenía una técnica que hacía que cualquiera enloqueciera al escuchar el sonido de su flauta.

—Debes luchar para vencerme, pero si llegas a destapar tus oídos y escuchas el sonido de mi flauta, caerás en la desesperación y morirás —dijo el demonio sin despegar su demoniaca mirada de él—. ¿Qué es lo que harás pequeño cazador?

Kyojuro no supo qué decir o hacer. Si destapaba sus oídos sería su fin, pero si no lo hacía no podría luchar y vencer a ese demonio que acabó con la vida de varios cazadores.

—¿Uh?

Rengoku se quedó un poco confundido, pues una espesa niebla comenzó a rodearlo y provocó que dejara de ver u oír al demonio. Por un momento ha creído que se trataba de otra técnica de su enemigo, pero al ver la pequeña figura de aquella muchacha que conoció en la selección final supo que se trataba de ella.

Sakura estaba allí. Frente a él, mirándolo con una pequeña sonrisa mientras sostenía con firmeza su espada.

—Lamento llegar tarde —dijo—. Te ayudaré a derrotar a ese demonio.

—¿Cómo? Si oímos su flauta enloqueceremos.

—Mi niebla puede detener su vista y sonido, pero debo de estar allí —explicó—. Así que haré de carnada.

—¿Qué? No, no puedo permitir eso.

—No te preocupes. Estaré bien.

—¿Cómo estás segura de eso?

—Porque serás tú quien me ayude —dijo con una pequeña sonrisa—. Cuando veas una abertura, lánzate y acaba con él.

Rengoku se quedó en silencio, pues no sabía si eso funcionaría. Sin embargo, aceptó el plan de Sakura y esperó a la abertura que ella le daría.

—¿Qué tenemos por aquí? Una pequeña cazadora que desea ser devorada —dijo el demonio cuando la niebla desapareció—. Adelante, ven y escucha el sonido de mi flauta.

El demonio sonrió con orgullo cuando vio que Sakura fue directo hacia él, pues creyó que ella caería en la desesperación. No obstante, Sakura no dejó de moverse y acabó con los lobos que el demonio había creado mientras lo envolvía en una espesa niebla para que no viera lo que sucedía a su alrededor.

Fue en ese momento en que Rengoku logró ver la abertura y se lanzó con gran agilidad hacia el demonio para cortarle la cabeza.

—¡Bien hecho, Rengoku! —exclamó Sakura—. ¿Ves? Te dije que todo estaría bien.

Kyojuro estaba por responder, pero había notado que uno de los oídos de su compañera comenzaba a sangrar.

—Tu oído...

—¿Uh? Oh, esto... —dijo confundida al momento en que tocaba su oreja izquierda y notaba la sangre—. No te preocupes. Estaré bien.

—Pero...

—Por ahora preocupémonos en ver si hay algún sobreviviente.

Rengoku no dijo nada. Solo le hizo caso y comenzó a ver si había algún sobreviviente, pero mientras más buscaba no encontraba a nadie y eso lo dejaba devastado, pues no había llegado a tiempo para poder salvar alguna vida. Kyojuro estaba por regresar con su compañera e informarle la situación, pero en ese momento, una pequeña y cálida mano sostuvo la suya, por lo que inmediatamente miró a su portadora y se sorprendió de ver a una pequeña niña. Rengoku se agachó a su altura, la examinó para ver si tenía alguna herida grave, pero ella parecía estar completamente bien.

—¿Cómo te llamas? —preguntó, pero no obtuvo alguna respuesta—. ¿Estás sola?

—Papá... Mamá... —musitó la niña, lo cual captó la atención del joven cazador—. Ellos dijeron que me escondiera... Que no saliera hasta que fuera seguro...

Kyojuro sintió una punzada en su pecho cuando notó la tristeza el rostro de la niña, por lo que no tardó en abrazarla y decir:

—Todo estará bien. Ya estás a salvo.

—¿Tuviste suerte, Rengoku? —preguntó Sakura cuando llegó hasta donde él se encontraba—. Oh... ¿Solo ella?

—Sí.

—¿Alguna herida?

—Ninguna.

—Ya veo —dijo al momento en que se acercaba a la pequeña—. ¿Cómo te llamas, pequeña?

—Akane...

—Dime, Akane. ¿Tienes algún otro familiar con el cual podamos llevarte?

La pequeña niña negó, por lo que Kyojuro y Sakura se miraron entre sí. Rengoku había ofrecido que la llevaran con su líder; Ubuyashiki Kagaya. Sin embargo, Akane se negó completamente y se aferró a la ropa del joven cazador.

—No tengas miedo. Ubuyashiki – sama es una buena persona —dijo Kyojuro mientras acariciaba con suavidad el cabello de la niña para así tranquilizarla—. Estarás bien.

Pero ella continuaba negándose.

—Ah... ¿Qué podemos hacer?

—La llevaré conmigo.

—¿Uh? ¿Hablas en serio?

—¡Sí! —exclamó con una gran sonrisa al momento en que volvía a mirar a la niña—. Te llevaré conmigo a casa. Allí estarás segura, además, tengo un hermano menor que podría ser tu amigo.

Akane se quedó mirando a Rengoku por un momento, pero luego asintió y continuó aferrada a él, pues tenía miedo de que al soltarlo él desaparecería como lo hicieron sus padres. Kyojuro se percató del miedo de la pequeña, por lo que no tardó en cargarla y dedicarle una cálida sonrisa para así tranquilizarla.

Al final, los jóvenes cazadores completaron con éxito su misión y se volvieron un poco más cercano gracias a la presencia de Akane.

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PRIMAVERA; Rengoku Kyojuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora