༺Capitulo 4༻

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Esa noche no hubo tiempo para historias, Adrien la observó dormir durante mucho tiempo, ella estaba acostada de lado, su rostro volteado hacia él, tan pacífico y tranquilo

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Esa noche no hubo tiempo para historias, Adrien la observó dormir durante mucho tiempo, ella estaba acostada de lado, su rostro volteado hacia él, tan pacífico y tranquilo. Mirar ese rostro era como mirar a un ángel, y sin embargo, cuando la tenía en sus brazos sintió tentaciones que solo los demonios eran capaces de provocar.
Adrien se puso de pie, se cubrió con la enorme capa negra tirada en el suelo y caminó hacia la puerta, los dos guardias parados allí lo miraron cuando se fue.

—Su Majestad.— Hablaron juntos.

—Cuando llegue el amanecer y Nino venga aquí, háganle saber que es para despedir al verdugo por hoy.— Se giró, pero antes de entrar a la habitación se detuvo, volvió a mirar al guardia y dispuso la sentencia. —Mejor, hágale saber que es para despedirlo indefinidamente.

El Rey caminaba apresuradamente con una horda de hombres detrás de él, odiaba cuando alguien lo desobedecía y personalmente resolvía el problema, Luka lo seguía de cerca, sabía cuánto lo estresaba ese tipo de cosas

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El Rey caminaba apresuradamente con una horda de hombres detrás de él, odiaba cuando alguien lo desobedecía y personalmente resolvía el problema, Luka lo seguía de cerca, sabía cuánto lo estresaba ese tipo de cosas. Adrien cruzó el salón principal del palacio con Nino pegado a su oído hablando de lo mucho que había intentado solucionarlo sin mayores problemas, el Rey le dijo que se callara, ese día estaba furioso. Bajó por el pasillo con enormes columnas de mármol y se fue al jardín interior, pero se detuvo abruptamente caminando cuando se cruzó con varios niños corriendo por la verde hierba del palacio. Había mesitas dispuestas en los rincones del jardín con varios trozos de tarta, tés y frutas, y varios niños alrededor de estas mesas.
Sin embargo, había muchos que corrían alrededor la fuente con las bocas llenas de pastel.

—¿Que es esto?— Preguntó en voz alta.

—Majestad...— Nino incluso tenía miedo de volver a hablar, pero tenía que hacerlo. —La Reina los invitó a tomar el té...

—¿Quiénes son estos niños?

—Son los infantes de la ciudad, mi Señor... Los más pobres que puede encontrar...

Fue entonces cuando la vio, la Reina lució un enorme vestido celeste, y corrió por la hierba verde como una de las niñas, tropezó con toda esa tela que hacía la falda y se cayó, dos mujeres se arrodillaron desesperadas a su lado, pero la Reina solo se rió, lo suficientemente fuerte como para asustar a las dos mujeres. Marinette se levantó rápidamente y siguió corriendo detrás de la niña rubia que se reía desesperadamente. La Reina finalmente la alcanzó, la levantó y la abrazó fuerte, rodando sobre la hierba con la pequeña, la risa de la Reina y los niños resonaban por los rincones del palacio. Adrien se quedó unos minutos viendo eso, estaba realmente fantástica, se rió por la nariz y su pecho se desinfló, asintió y dio la vuelta, eligiendo otro camino. Era ridículo cómo lograba desarmarlo y aceptar cualquier de sus inesperadas ocurrencias.

Permite Sanar Tu Corazón [Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora