La preciosa portada fue hecha por: @kimirotie
Incluso si los meses han pasado, Kim Taehyung y Jeon Jeongguk no pueden olvidarse el uno del otro; y durante el periodo de duelo, ignoran las razones por las cuales terminaron en primer lugar.
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"Y, a veces me pregunto: ¿tus labios aún reconocen mis besos?"
La primera semana tras la ruptura de la pareja estelar, había sido, dentro de lo que cabe, normal para todos. Sí, ya no se les veía en el pasillo susurrándose cosas cursis; ya no se les veía en las bancas del deportivo compartiendo pequeños besos; y ciertamente, ya no se les veía irse juntos en el mismo vehículo; pero la vida seguía para todos, aún si para la ex-pareja se había tornado oscura.
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Un Jeongguk ojeroso y con mala cara rogaba porque el fin de semana llegara y así poder acurrucarse bajo las sábanas de su cómoda cama y llorar. Llorar porque no tenía con quien cuchichear; porque no tenía quien sostuviera su barbilla y mimara esos bonitos ojos que portaba; y más que nada, porque sus labios se sentían fríos, anhelando el contacto de los del mayor.
Mientras tanto, Taehyung limpiaba de nuevo las traicioneras lágrimas que habían escapado de sus ojos sin su permiso. Las mejillas se le teñían de carmín mientras hacía esfuerzos sobrehumanos para dejar de llorar como niño emberrinchado. Por más veces que pasara un pañuelo por debajo de sus ojos, más lágrimas escurrían, como si intentaran reemplazar a aquellas que el castaño había rechazado. No había día en que Taehyung no llorara; al pasar frente al parque donde habían compartido su primer beso, al pasar por el cine que solían concurrir, y sobretodo, al llegar a casa y observar el comedor, justo donde el chico le había terminado.
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• 29.11.2019 •
Incluso un mes después de la ruptura, seguía doliendo demasiado pasar frente a la casa del menor y recordar aquellas madrugadas en que se escapaba de su hogar para colarse entre las sábanas de Jeongguk y dormir abrazados, como osos. Cuando era invierno, solían acomodarse bajo las sábanas, con chocolate humeante y pizza recién hecha; era una combinación rara, e incluso asquerosa para la mayoría. Pero ambos jóvenes habían acordado que eso harían cada que se juntaran durante un frío invierno.
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El frío les helaba la piel mientras se dirigían a sus respectivos salones. Eran finales de Noviembre, y el invierno ya casi hacía aparición en sus vidas. Yendo por caminos distintos, no vieron venir el momento en que estos se cruzaron. Y sus corazones, como si captaran la presencia del otro en un instante, les obligaron a levantar las miradas y observarse entre ellos por largos minutos.
Minutos en que Jeongguk no pudo evitar observar como el mayor mordía su labio inferior de forma ansiosa; minutos en que Taehyung no pudo evitar darse cuenta de que al menor a veces se le olvidaba respirar, haciendo sus pulmones arder. Ambos sintieron las mejillas arderles y los ojos humedecérseles, y no fue hasta que sonó el timbre indicando que sus clases empezarían, que un pequeño respringo por parte de los dos les hizo volver a la realidad.
Tomaron caminos distintos tras el pequeño encuentro; pero, al llegar ambos a casa, el llanto los invadió de manera simultánea y no les dio un respiro hasta que ambos cayeron rendidos en sus camas.
Y en sus respectivos sueños, sus subconscientes dejaron fluir aquellos recuerdos de los reconfortantes, sensuales, tristes, felices e incluso eróticos besos que alguna vez habían compartido. Entonces, el dolor se hizo presente de nuevo en ambos, haciéndoles incluso despertar en la madrugada, empapados en sudor, para llorar un poco más.
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