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Cale Henituse siempre cumplía sus promesas

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Cale Henituse siempre cumplía sus promesas.

Tras un tiempo en donde pudo holgazanear todo lo que quiso debía ponerse en marcha, le había prometido a Raon Miru viajar a nuevos lugares. El pequeño dragón había expresado sus ganas de tener diferentes tesoros como los antiguos dragones, no solo por avaricia, si no que quería compartirlos con su madre; la cual no sabían cuánto tiempo tendría antes de desaparecer.

Como ya se habían encargado del bastardo de la estrella blanca era tiempo de ocuparse de los deseos de sus hijos quienes se habían esforzado hasta entonces. On y Hong también parecían emocionados ante la idea de poder visitar diferentes regiones, y el resto del grupo menos el príncipe heredero que debía permanecer en el castillo debido al reciente aumento de trabajo, todos irían.

Tras un tiempo de búsqueda encontraron varias leyendas que estaban relacionadas a grandes riquezas, y se pusieron en marcha. Cale agradecía tener a los dragones para que se encargaran de teletransportarlos, el preparar magos o recurrir a otros medios de viaje era una completa perdida de tiempo. El destino que fue elegido de forma unánime debido a su aparente seguridad fueron las cascadas de un pueblo remoto. Por lo que habían escuchado en un principio las cascadas tenían un poder curativo, sin importar que tan mal estuviera una persona seria curada a tan solo un sorbo; un día de la nada comenzó a caer menos cantidad de agua, y tras un tiempo se secó. Nadie pudo encontrar las razón del porqué.

Tras aquello y con el camino despejado un nuevo misterio ocurrió. Una puerta se encontraba detrás de donde antiguamente solo se podían ver las cascadas y solo un miembro de cada generación familiar podía entrar; detrás de aquella puerta estaban las riquezas que ellos esperaban encontrar, y cada uno solo podía llevarse uno.

El papel que había encontrado con aquella leyenda escrita estaba degastado, y no pudieron leer que pasaría de no cumplir aquello.

— ¿Es esa?, ¡creo que llegamos humano! — Exclamo Raon emocionado volando a su alrededor. Tras esos junto con On y Hong corrieron hacia la puerta dejando a todos a atrás. Dejaron que los niños se adelantaran, ya habían caminado por un largo camino estrecho, y no había ningún tipo de desvió como para encontrarse con desconocidos. La única salida era por el mismo lugar que habían entrado.

Rosalyn fue la primera entre todos los adultos que tomo la delantera, seguida por Eruhaben. Los niños al verlos acercarse dejaron el paso libre, y se limitaron a observar ansiosos.

— Como lo pensaba, tiene magia — Exclamo la joven maga apoyando su mano sobre una degastada placa que se encontraba aun lado de la puerta. Esta estaba decorada con intricados dibujos, algunos de ellos por el paso del tiempo ya habían comenzado a desaparecer. Al ver que los demás se acercaban intento retirar su mano para poder moverse, fue entonces cuando la placa comenzó a iluminarse, y tras eso no pudo evitar soltar un gemido ante un dolor repentino. Cuando la luz se atenuó retiro su mano, su dedo índice tenia una pequeña gota de sangre.

Olvidó premeditadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora