Un sabio dijo una vez: puedes tener lo que quieras si sacrificas todo lo demás.
Lo que en verdad quería decir, es que no hay nada que no tenga un precio, así que antes de luchar más vale que pienses lo que quieres perder.
A menudo si se nos elige...
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Redes sociales
Nanako atravesó la puerta de su departamento mientras era seguida por Hinata; habían acordado reunirse en su casa para hacer el proyecto. Había sido todo un milagro para la Hyūga que su padre le diera permiso para venir al hogar de alguien más que no sea de su círculo social.
Pero Hinata ya intuía que su padre era más permisivo cuando se trataba de sus deberes escolares, y agradecía por ello; sin embargo, eso no significaba que tendría tanta libertad ya que su primo-hermano Neji vendría por ella a petición de su progenitor en cuanto terminaran el proyecto.
—Espera aquí en lo que traigo mi computadora y algunos refrigerios —aviso Nanako señalando la pequeña mesa de piso—. Siéntete como en casa.
—Sí, gracias —contesto ella con una pequeña sonrisa mientras tomaba asiento en el cojín que estaba sobre el tatami color gris claro.
Hinata aprovecho el tiempo para observar a su alrededor con una curiosidad latente; era la primera vez que visitaba una casa humilde y no llamativas mansiones.
Por lo que ante a sus ojos aperlados, todo le era fascinante. El departamento era lo suficiente espacioso como para albergar una sala, cocina, un baño, dos habitaciones y una pequeña terraza adornadas con plantas.
Hinata contemplo la decoración de la sala donde resaltaba mucho un verde suave con azulejos acompañándolo. Ella sintió curiosidad por saber si vivía con sus padres o sola, ya que en ningún momento sintió la presencia de alguien.
Aunque su incógnita no tardó mucho en responderse cuando su mirada encontró una fotografía enmarcada en la estantería donde estaba ubicado el televisor plasma, no la había notado antes por los adornos que estaban en cada cubículo.
Se levanto de su asiento con el fin de contemplarla más de cerca; en la fotografía vio a una Nanako muy sonriente y con sus ojos iluminados por la dicha de ese momento, su ropa era de invierno por lo que dedujo que se la tomo en navidad, sus mejillas estaban rojas a lo que Hinata se lo atribuyo por el frio.
Aun lado de ella se encontraba un joven rubio de veintitantos años, ojos azules y de sonrisa zorruna que tenía su brazo apoyado sobre el hombro de ella bastante contento mientras miraba a la cámara haciendo un gesto de paz con su otra mano.
«Me pregunto si será su hermano»
Hinata quito su vista y siguió observando la sala para encontrarse con una vitrina de madera tapizada con tela negra, donde se encontraba muchos trofeos, medallas y varias fotografías.
Su curiosidad y asombro fue lo suficiente fuerte como para acercarse y contemplar todo más de cerca.
— Increíble —susurro la Hyūga con admiración.
Ahora entendía porque Nanako era la primera de la clase y porque estaba en el puesto #1 de los más inteligentes de la academia de Konoha. La chica prácticamente era buena en muchas cosas; en los retratos que estaba ella mostrando varios premios, estaba el rubio de sonrisa zorruna.
