Un sabio dijo una vez: puedes tener lo que quieras si sacrificas todo lo demás.
Lo que en verdad quería decir, es que no hay nada que no tenga un precio, así que antes de luchar más vale que pienses lo que quieres perder.
A menudo si se nos elige...
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El día en que la conocí
Archivo los últimos documentos de trabajo de sus alumnos en su pendrive, a la vez que colocaba sus calificaciones correspondientes. El crepúsculo iluminaba con delicadeza sus últimos rayos de sol que formaban un juego de sombras en cada objeto reflejante, dando la sensación de calma y quietud.
Unos golpes lo sacaron de su concentración haciendo que parara sus ágiles movimientos con los dedos y posara su vista a la puerta de roble por unos breves momentos, para luego volver su vista al ordenador y decir: pase.
Kakashi paso por la puerta con un folder amarillo entre su mano, saludando bajo su máscara con esa típica personalidad despreocupada.
El Uchiha espero en silencio a que le dijera por qué el motivo de su presencia, sin quitar nunca la mirada de su laptop, hasta que puso la carpeta amarilla sobre su escritorio como si fuera a la respuesta a su incógnita.
Levanto su mirada hacia el Hatake con una ceja elevada esperando una respuesta más clara.
—Solo vine a informarte sobre la nueva alumna transferida a tu clase —informo—, en el folder están sus datos, para que le des un vistazo, ella estará aquí mañana en tu oficina para que le entregues el programa de tu clase y este al día.
—Cómo voy a recibir a una alumna a mitad de año, es que acaso Tsunade cree que esto es un hogar de acogidas —dijo con desaprobación en su voz.
—Digamos que la familia de la chica dono una generosa suma de dinero a la escuela para que la chica pudiera entrar; y bueno, ya sabes cómo es Tsunade cuando se trata de donativos —confeso encogiéndose de hombros.
Sasuke no necesito saber nada más, donde se movía dinero cualquier puerta era abierta, y más si era en la institución estudiantil más prestigiada de Konoha.
Esta academia privada incluso llegaba a contar con una directiva con los mejores profesores, donde Sasuke y Kakashi eran miembros de dicho grupo, mientras que Tsunade Senju era la cabeza que dirigía ese lugar.
—Entiendo, lo revisaré mañana cuando tenga tiempo. Ahora estoy muy ocupado, ¿es todo lo que viniste a decir, o tengo que enterarme de otra cosa más?
—No, eso es todo... aunque también quería invitarte un par de tragos con unos amigos, pero con lo que me acabas de decir veo que no será posible —explico—, bueno nos vemos hasta mañana.
Salió por la puerta dejando al pelinegro solo.
Miro la carpeta en su escritorio de manera aburrida, para luego seguir con lo que hacía.
Poco o nada le interesaba otra adolescente que mojara sus bragas cada vez que lo ve, de todas maneras, ya estaba acostumbrado a lidiar con sus alumnas con las hormonas alborotadas.
Aunque nadie las culpaba, aparte de Kakashi, Sasuke era un hombre de 25 años muy atractivo, que desprendía una belleza salvaje, exótica y oscura que atraía tanto mujeres como algunos hombres.
