𖠁Capítulo 4𖠁

284 39 6
                                    

La sala era fría y totalmente blanca, tan pulcra como lo recordaba.

Quien diría que después de tantos años no se empeñarían en remodelar ni un poco.

La morgue y el Departamento de Medicina Forense siempre habían sido de sus lugares menos preferidos en todo su tiempo en servicio; después de todo ver cadáveres era la parte de la profesión, pero no podía evitar guardarse todo lo que llegaba a sentir al descubrir la vida de esas pobres personas.

Él tenía la mentalidad que la vida era mil veces más preciada que la muerte; pero un argumento así no era válido en un juicio.

Extrañaba tanto esa vida.

Había seguido al oficial rubio hasta llegar a la morgue, porque claramente tendría que ver el reporte medico forense y analizar los cadáveres, aunque se preguntaba como harían para investigar los cuerpos completos.

Porque estaban completos, ¿no?

De tan solo pensar en el estado en el que los había encontrado quiso vomitar todo lo que había comido. Nunca había atendido el caso de gente descuartizada, mucho menos de algún amigo con un niño perdido.
En realidad quería ayudar.

Nunca había encontrado al culpable de hace años, quería encontrarlo esta vez y hacer justicia por su amigo y su familia.

Si tan solo se llegase a enterar que al niño le sucedió algo malo, nunca en su podrida vida se lo perdonaría.

Quiso avanzar más allá de la recepción, pero al ver cómo le pedían una identificación al oficial Park se detuvo. Él no tenía una.

Talvez la mejor idea y lo único que podía hacer era irse, pero bueno, él quería tener otros planes.

Y con eso en mente caminó a pasos firmes hacia afuera de las instalaciones, esperando ser suficientemente sigiloso como para que nadie ni siquiera lo llegase a notar.
El único miedo que mantenía ahora era que lo llevaran preso otra vez, y aunque lo dudaba mucho ya que no robaría un cadáver ni nada por el estilo, sentía el temor. Igual entraría a un lugar sin autorización y espiaría un poco la información clasificada de ambas autopsias.

Suspiró pesadamente.

ーMe debes una Jung-. Y ocultó un poco su rostro con su mano derecha para poder avanzar. Llamaría a su contacto ya estando dentro.

Se metería en problemas, lo sabía bien.

Después de todo él conocía las leyes al derecho y al revés.

~~~~~~~~~~

Entrar ahí siempre le provocaba escalofríos, pero vamos que ver cadáveres es algo cotidiano en su vida, mas no cómodo ni algo a lo que se pudiera uno acostumbrar.

Pero era uno de los gajes del oficio.

Mentalizarse era algo que Jimin tenía que hacer diariamente antes de ver un cadáver, pero ahora le estaba costando más trabajo de lo usual.

Mientras caminaba por los blancos y pulcros pasillos sus nervios incrementaban velozmente por todo su cuerpo, por eso mismo se veía solamente queriendo correr y no ver a nadie descuartizado, pero el instinto de justicia por su amigo y su familia era mas fuerte, tanto como para disipar la mayor cantidad de inquietud de su cuerpo.

Caminó a pasos firmes levantando la mirada, después de todo una buena postura le traería seguridad.

El forense que asistiría en el caso de sus amigos era también un sujeto conocido y con bastantes títulos médicos.
Desde su graduación en la escuela de medicina, Choi San se había vuelto un médico titulado, completamente capaz y devoto a su trabajo; tiempo después se convirtió en maestro de una facultad de me medicina bastante reconocida y buena en el estado. Por esos tiempos tomó una especialidad en medicina forense y ahora es uno de los mejores en diferentes ámbitos.

La Caída De Una Noche Eterna [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora