Capítulo 2

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El día había sido cansado e intenso, pero no cayeron redondos nada más acostarse. Sam no estaba dispuesto a permitir que Bucky se fuese a dormir sin haberse desahogado primero, sin haber resuelto lo que le afligía cuando lloraba poco antes de que él llegase al cuarto.    

    -Nadie te paga para que me hagas de psicólogo. No es nada. Soy mentalmente inestable, eso es todo. No tienes que preocuparte cada vez que me da una crisis existencial. Mi existencia en sí es una crisis-bromeó Bucky, aunque no era del todo una broma.

    Sin embargo, Sam no dejó correr el asunto, y Bucky terminó por ceder y contarle cómo le había hecho sentir el beso de la chica de la fiesta, y el resto de pensamientos que rondaban por su cabeza con respecto a las relaciones, ya fuesen meramente sexuales o también románticas. Sam concluyó que simplemente, Bucky necesitaba tiempo, y no debía atormentarse por no estar preparado, o por no tener la facilidad para relacionarse que tenía en el pasado, cuando era el sargento James Barnes, y el soldado de invierno no existía. Hay una frase hecha que dice que el dolor nos hace más fuertes, pero aunque se nos haya metido en la cabeza de tanto leerla y escucharla, no es cierta. Nosotros nos hacemos fuertes no a causa del dolor, sino a pesar de este, por nuestra propia voluntad de superación. Bucky tenía traumas, pesadillas, y problemas para confiar, en sí mismo y en el resto. Era parte de sus cicatrices, de su batalla. Una que él nunca quiso luchar, pero que ahora, para bien o para mal, formaba parte de él. Había sufrido, había pasado por mucho, y debía tratar de ser paciente consigo mismo.

    -De todas formas, el amor solo complica las cosas-dijo Sam.

    -¿No debería hacerlas más fáciles?-preguntó Bucky, con un suspiro.

    -Idealmente, supongo que si. Pero la gente es dependiente, poco empática o egoísta, o necesita estar bien consigo misma para no estar mal con alguien más, y lo ignora para conformarse con algo que se parezca mínimamente al amor, algo que les haga más daño todavía.

    -Y tú? Tu eres una buena persona, Sam...

    Sam negó con la cabeza, sonriendo.

    -No he encontrado a nadie. Y aunque lo encontrara, sería difícil mantener una relación, Buck. Somos figuras públicas y además, como vengadores, arriesgamos nuestra vida y la de nuestros seres queridos, inevitablemente. Nunca sale bien, nunca existen los finales de cuento de hadas. ¿Recuerdas lo que le pasó a Wanda? Era una bonita historia de amor. Se enamoraron y se quisieron mucho, pero esa felicidad venía con precio, y con fecha de caducidad, y tuvo que terminar. No digo que vaya a ser siempre así, es solo que...

    -Sabes que no soy demasiado optimista-replicó Bucky-pero me desperté en un mundo donde le hablo a un pedazo de plástico y me pone la canción que le pida. Demonios, Sam, incluso una vez un mapache parlante quiso comprarme mi brazo...¿De verdad sería tan descabellado que encontráramos el amor, y que funcionara?

    -Quizá no...He dicho que era difícil, no imposible. Pero tengo responsabilidades, y ahora mismo sería demasiada presión salir con alguien...

    -Lo sé. Pero...me siento solo a veces. ¿Tú no? Antes era lo más fácil del mundo para mí, encontrar a alguien con quien pasar la noche. Y ahora, querría volver a tener eso, pero también...No te rías de mi, Samuel Wilson, estoy siendo sincero. También querría que me abrazaran muy fuerte...y no estoy preparado para que una persona cualquiera haga eso. Tendría que ser alguien en quien confiara mucho, casi a ciegas

    -¿Lo ves, Buck? Es muy complicado. Queremos cosas demasiado específicas, y algunas dependen de nosotros, pero otras escapan por completo a nuestro alcance y entendimiento...

    -¿Es tan complicado realmente? -cuestionó Bucky-Tú me abrazas muchas noches. Contigo me siento casi así. Casi...

    -Oh-dijo Sam, algo confundido-, así que quieres algo así como...¿un amigo con derechos...?

UNDER YOUR WINGSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora