P R Ó L O G O
Terminó mi turno. Ha sido un día muy largo y estresante, como todos en este restaurante. Me dirijo al baño de hombres a por un poco de papel higiénico "para llevar" y en el pasillo me topo con Josh, mi superior.
—¿Vas de compras?—me cuestiona con un semblante burlón. Arqueo las cejas fingiendo no saber de qué me habla—. Ve a colocar esto en los cubículos de los baños de mujeres. Puedes servirte si quieres.
—¿Por qué yo?—me quejo agarrando el bolso negro que acaba de entregarme—¿No es Lidia la encargada de hacer estas cosas?
—Salió antes de tiempo porque "no se sentía bien"—hace enfasis en lo último—. A veces pienso que se está aprovechando de los privilegios de estar embarazada.
Lo miro sin expresión alguna. En ocasiones no sé que decir ante comentarios como este.
—Si te molesta tanto, embarázate tú también—comento dirigiéndome al baño de mujeres.
Puedo hablarle con total normalidad utilizando un lenguaje informal, en este restaurante todos podemos hablar con él sin tener en cuenta los rangos de cada uno por varias razones. Es un buen tipo, pero su lenguaje a veces le quita lo bueno que tiene.
Camino por los pasillos en dirrección al baño.
¿Cómo será el baño de mujeres? ¿Huele a fresas, o a chocolate? De seguro es más limpio que el de los hombres. Nunca he entrado en uno antes.
<<Tú puedes. Cierra los ojos, no respires... Espera... respira, respira, colocas los papeles y sales>> Muy fácil.
—Esto no es trabajo para un camarero—me quejo.
¿Qué hago si encuentro a una mujer desnuda? <<Deja de decir tonterías. ¿Para qué se desnudaría alguien en el baño de un restaurante?>>
Me armo de valor y entro. Mi boca se abre formando una gran O, los grifos... Los grifos están en su sitio, el aire huele a desinfectante, el suelo está limpio y las paredes son blancas. ¡Blancas! Hasta tienen macetas y ninguna planta está muerta o pidiendo auxilio. Es increíble, nunca había visto nada igual.
Comienzo a colocar los papeles higiénicos en los cubículos y cuando llego al último, me sobresalto agarrando mi pecho.
Hay una chica ahí tirada, la mitad de su cuerpo está en el suelo y su cabeza descansa sobre el tigre. Cierro rápidamente la puerta pidiendo disculpas mientras sudor frío recorre mi rostro. ¿Estará ebria? Conozco la posición en la que está. No sé cómo tratar con mujeres desconocidas, no sé cuándo están bien o cuando están mal, pero esta parece necesitar ayuda.
—Ho-hola mujer cuyo nombre no conozco. ¿Se encuentra bien?
<<¿Enserio? ¿Se encuentra bien? ¿Te parece a ti que se encuentre bien? Idiota>>
—¿Necesita ayuda?—cuestiono sin obtener respuesta alguna.
<<¿Ayuda para qué? ¿Para vomitar?>>
Abro la puerta del cubículo con la intención de levantarla, me arrodillo y alejo su larga cabellera negra de su rostro, algunos pelos se adhieren a su piel por el sudor. La doy dos toquecitos en el hombro pero no responde, parece que no respira. Me asusto y jalo su muñeca para comprobar su pulso, casi no se siente. ¿Qué hago?
<<Conque "fácil", ¿eh?>>
Agarro mi celular y llamo a emergencias, ellos dicen que estarán aquí en ocho minutos y que mientras tanto intente técnicas de primeros auxilios. ¿Y eso cómo se hace? Ahora veo la importancia de prestar atención. De prestar atención a las películas de acción.
No hago nada, simplemente la saco del baño y la dejo en el suelo del pasillo, en nada la gente comienza a acumularse en el lugar. Minutos después llega la ayuda y ponen a la chica sobre una camilla. Comienzan a moverse y me doy cuenta de que mis pies los están siguiendo. No porque yo quiera, sino porque mi ropa se quedó enganchada a la camilla, intento soltarla pero no cede así que sigo corriendo con ellos como si estuviera preocupado por la chica inconsciente.
Gracias por leer ❤️
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Amor de torpes
Teen Fiction¿Qué pasa cuando el destino junta a dos personas extremadamente torpes? ¿Y qué pasa cuando, sin querer, la amistad se convierte en algo más? Ivory y Aiden son como el agua y el aceite, no porque se odien, sino porque son completamente distintos, p...