Capítulo 1

11 3 2
                                    


1.Un enredo y una intravenosa.

Aiden

—¡Hola Aiden!—me saluda una enfermera que antes fue mi vecina—. ¿Viniste a ver a tu novia? Ayer todos hablaban de ti, eres tan tierno que no quisiste soltar a tu novia ni un segundo.

+++

Suéltese joven.

—¿No puedo!—grito.

—Tiene que soltar la camilla, usted no puede entrar aquí.

—Ya lo sé, pero no puedo soltarme-estoy muy nervioso.

—Se ve que quiere a su novia, pero tiene que soltar la camilla.

—¿Qué? ¡No!—exclamo, no encuentro las palabras.

—¿No, que no la suelta?

—¿Qué? No, que no es mi novia.

—¿La niega porque se está muriendo?

—¿Se está muriendo?—pregunto aterrado.

—No le digas eso de su novia, lo vas a preocupar—una enfermera le da un codazo al hombre que insiste en que me suelte.

—¿Es su prometida? Veo un anillo en su mano—comenta la enfermera.

—¡Que no es mi novia!

—No tenemos tiempo para esto—el hombre empuja la camilla con todas sus fuerzas rajando mi ropa.

+++

¿Tanto me costaba decir que me quedé enganchado a la camilla? Eso habría evitado una escena tan vergonzosa.

—No es mi novia.

Sonríe con su compañera y susurran cosas por lo bajo.

—De verdad, no es mi novia.

—Sí—contestan riéndose.

—¿Saben cuál es el número de su habitación?

—¿De quién?

—De mi no novia—contesto molesto.

—No puedo decir esto a no familiares.

—Carmen, por favor—pido cruzando mis manos—, te lo pido, solo quiero verla, mi superior me mandó asegurarme de que se encontraba viva—miento. En realidad, quiero saber si se encuentra bien.

Ya ví a una persona muy cercana a mí varias veces en el estado en el que la encontré. La chica parece ser muy joven todavía para estar pasando por lo que creo que está pasando.

—Está bien, puedes pasar, pero si preguntan—se acerca a mi oído—, di que fue Sonia la que te dejó pasar.

—Te he oído, Carmen—comenta la otra enfermera de brazos cruzados mientras Carmen silba fingiendo inocencia. Me pasa el número de habitación y camino hasta encontrar el cuarto con la placa en la puerta, doy tres golpes seguidos y abro la puerta al no escuchar ningún sonido. Me encuentro con la figura delgada de la chica sobre la estrecha cama, me acerco a ella intentando no parecer un acosador. Me siento en el sofá próximo a la cama y continúo observando las facciones de su rostro.

Cualquiera que me viera en este momento pensaría que soy un acosador.

La chica se ve jóven pero desnutrida. Los huesos de sus clavículas están muy marcados y su rostro no parece haber sido así siempre. Pecas casi invisibles adornan su rostro mientras mechones de su cabello negro se pegan a su piel.

Me percato de un bicho caminando a pasos rápidos por su cuello y, sin pensarlo dos veces, extiendo la mano para sacarlo, mi reloj se engancha a la cadenita que adorna su cuello y lucho por desenredarla sin despertar a la chica. <<¿Por qué, universo?>>

Hago un movimiento brusco e involuntario y la pelinegra abre los ojos poniendo cara de protagonista de una película de terror, se quita las intravenosas en un movimiento ágil y las enreda en mi cuello abalanzándose sobre mí, su delgado cuerpo queda sobre el mío.

Me asfixia y su cara de villana de película me deja sin aire. Intento explicar lo que estaba pasando pero ella aprieta el agarre de los tubos a mi cuello.

—¿Quién eres y por qué me estabas tocando?—habla entre dientes.

¿Cómo te explico que no te estaba tocando en el sentido que piensas si no me dejas respirar?

—¡Responde!—exige.

¿Analmente?

<<Universo, ¿Cuál fue el mal que yo hice?>>

<<Universo, ¿Cuál fue el mal que yo hice?>>

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Gracias por leer ✨

Amor de torpesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora