Nos encontramos a uno de febrero, el ambiente es frío aunque unos rayos de sol, que casi está por esconderse, hacen más cálida la tarde.
El ruido del viejo motor del coche no deja que ninguno de los ocupantes puedan permitirse el lujo de dormir. El conductor es un hombre de 47 años de tez oscura y ojos claros, a pesar de no ser un hombre mayor en su cabeza no hay ni resquicio de pelo. A su lado, de copiloto, se encuentra una joven de 19 años de piel pálida con pecas decorándola. Tiene el pelo castaño y largo, aunque lo lleva recogido en un moño que en cualquier momento puede deshacerse.
En la radio suena la canción de mentirosa compulsiva cuando un cártel aparece en la carretera: "Mystic Falls 10 KM"
- Estamos por llegar Bianca -Dijo George pasando el cártel. Ella solo asiente con la cabeza mientras miraba por la ventana.
Sus pensamientos estaban en todos los lugares menos en ese coche, a punto de entrar a su nueva vida. La vida de Bianca había cambiado tanto en solo siete semanas.
En su último día de clase, antes de las vacaciones de Navidad, había recibido la llamada mas dolorosa que había tenido a su corta edad. Habían encontrado restos de sangre en un callejón cercano a su casa.
Debido a que su madre tenía por costumbre desaparecer cada cierto tiempo, no le dieron importancia cuando una semana antes se encontraron con que había abandonado su casa. Lo había hecho tantas veces ya sin darle una explicación a ella y a su padrastro, o al menos eso era lo que el le decía cuando ella preguntaba.
George era como un padre para ella, lo conocía desde que tenía cuatro años, su madre encontró nuevamente el amor después de que su padre falleciera en combate, pues era militar, y George había sido el suplente perfecto de padre. Ella lo quería como tal y era recíproco, aunque sintiera que a veces se le escondían cosas no le había dado la importancia suficiente hasta que su madre desapareció para siempre dejando un callejón lleno de sangre.
Los policías encargados del caso le dejaron muy claro que con esa cantidad de sangre era imposible que una persona hubiera podido sobrevivir a ese ataque tan sádico, y que aunque no hubiera cadáver debía de saber que si la encontraban sería muerta.
Bianca solo lloró ese día, y no era que no se sintiera triste, es que sentía que sus emociones y su vida se habían apagado al mismo tiempo en el que se levantó a la mañana siguiente. Ni sentía, ni padecía, solo observaba los minutos del día correr a su alrededor mientras ella solo los presenciaba. Ella era una chica reservada, y a pesar de no tener una relación idílica madre e hija adoraba a su madre. Adoraba cada pequeña locura que ella soltaba por la boca de vez en cuando, adoraba como miraba el mundo y como todo le parecía maravillo, nunca lo había dicho en voz alta, pero su madre era su ídolo y alguien la había matado de una forma cruel y sanguinaria.
Después de una semana del incidente George le propuso irse a una nueva ciudad, a empezar una nueva vida, intentar aparcar el tema en otro lado de la cabeza, ya que cada rincón de su antigua ciudad le recodaba a su madre. Tras semanas de peticiones ella aceptó, y así fue como se encontraba mudándose al pueblo natal de su padre.
El sonido del motor ya no se escucha y un achuchón cariñoso en su hombro la saca de sus pensamientos, George la mira y esboza una ligera sonrisa, sus ojos demuestran tristeza aunque está claro que lo lleva mucho mejor que ella. Bianca intenta corresponderle, más sus labios solo dibujan una mueca un tanto rara. Se bajan del coche y lo primero que ven es una casa pequeña con un gran jardín para el tamaño de tal vivienda.
- Por fin vas a ver la casa en la que me críe Bibi- Así la llamaba el cariñosamente.
Pese a conocer a George prácticamente desde que tenía uso de conciencia no sabía gran cosa de su pasado y su familia. Lo único que el había comentado a lo largo de esos años es que no le quedaba familia alguna y a veces en alguna conversación había nombrado a algún amigo de la infancia y tras preguntar que había pasado con ellos, su única respuesta era que ellos seguían viviendo en Mystic Falls.
George empieza a coger maletas y trastos del coche mientras Bianca coge su mochila de los asientos traseros. Al volver a girarse hacia la casa observa un detalle que le llama mucho la atención. En la parte derecha del jardín de la entrada, un poco escondido, asoma una especie de altar honorífico. Este está lleno de flores que resuman vida, por lo que aunque la mansión aparenta abandono y descuidez, a ese altar si se le presta una atención continua.
Cuando va a preguntar se da cuenta de que George está mirando el altar. Ve que tiene el ceño fruncido, cosa que hace cuando algo no cuadra en sus ideas, por lo que viendo la confusión de su padre decide mantener silencio, ya se enterará después.
George empieza a caminar hacía la casa, no es una casa grande, perfecta para ellos dos, consta de dos pisos. La fachada es de un color morado pastel mientras que el tejado y el porche son blancos. En el porche hay un pequeño columpio balancín en el que caben dos personas y al lado una pequeña mesa camilla redonda acompañada de tres sillas.
Al entrar a la casa hay un pequeño recibidor que esta lleno de polvo. Bianca hizo un pequeño resoplo al saber lo que eso supondría, mañana tocaría una limpieza a fondo de la casa. George era de las personas mas limpias que había conocido y por el mismo sabía de sobra que se pondría a limpiar en esos instantes, pero la conocía lo bastante como para no intentar convencerla.
Si seguías recto por el comedor se podía vislumbrar el salón y suponía que también la cocina. A su derecha podía ver una puerta que seguro sería un armario, y a su izquierda, las escaleras que llevaban al segundo piso y donde deberían de estar las habitaciones. Era lo que mas ganas tenía de ver en la casa. Bianca era una chica muy extrovertida y social, todo hasta el día en que su madre murió y su corazón se fue con ella. Y desde entonces esas siete semanas su habitación había sido su santuario, su refugio, el único lugar donde podía olvidarse un poco de la mierda de situación que estaba viviendo y ahora que se había mudado tenía que encontrar su nuevo refugio.
-Geggi, yo voy a subir arriba a acomodarme en mi nueva habitación, estoy un poco cansada y me gustaría relajarme un rato.
-Está bien cielo- dijo George mientras desembalaba una caja. -¡Pero recuerda que mi habitación es la segunda a la izquierda!
Bianca asintió y comenzó a subir las escaleras. Cuando fue a poner el pie en el tercer escalón escuchó una voz que provenía de la puerta principal.
-¿George?
George se giró sorprendido mirando al individuo.
-¿Alaric? ¿Alaric Saltzman?
Bianca se giró para ver quien era la persona que estaba a la entrada de su nueva casa. Era un hombre adulto de unos treinta y pocos años, alto y apuesto con unos increibles ojos color avellana, su pelo era de un castaño muy claro que se lucía con un perfecto corte de pelo. Tenía unos labios redondos pero finos, de los que te apetece besa al verlos. Su aroma llegaba perfectamente al punto en el que se encontraba Bianca, era un olor tan masculino, una mezcla de naranjas y almizcle blanco con algo que no sabría describir.
En ese momento el fijo la mirada en ella, analizandola, y sin cortarse ni un pelo, es cierto que si hubiera sido otra época la hubiera intimidado, mas carecía de poder en ese momento. Solo quito su mirada de encima cuando la voz frustrada de George llenó el silencio que habían dejado.
-Rick, que demonios estás haciendo aquí.
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¡Hola! Me presento, soy salsadecheddax, Cheddax para los amigos. He escrito otros fics antes que no tuvieron mala repercusión, pero por motivos de la vida decidí "retirarme"
Ahora vuelvo y siempre he tenido ganas de volver a empezar desde abajo, desde los inicios, ver como puedo volver a subir creando contenido que me gusta.
Espero que esta historia os cautive con las mismas ganas que yo la escribo. Un beso muy grande si estás leyéndome ahora mismo. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!
salsadecheddax.
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Las Leyes de la Historia
FanfictionBianca Smith es una chica extrovertida de 19 años, su vida es una rutina de felicidad y bienestar, hasta que un desagradable suceso provoca la huida de su ciudad natal a la de su padrastro, George. Allí se dará cuenta de que no es una ciudad tan tr...