GÉNESIS

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En el principio solo existía el Universo, pasó eras condenado a la soledad y cuando no pudo soportarlo más decidió usar su poder para crear al Mundo, un lienzo en blanco en donde podría plasmar su visión de la vida, pero no fue suficiente, seguía sintiéndose solo. Así que decidió crear seres semejantes que gobernaran al Mundo. Nuevamente usó su poder para crear cuatro entidades: Destino, Albedrío, Tiempo y Suerte. Los lanzó hacia el Mundo y las tres entidades en conjunto ayudaron a pintar el lienzo. Pasaron las eras, poco a poco las entidades fueron alejándose entre sí y del Universo, hasta que fueron indiferentes entre ellos.
La Suerte se retiró al rincón más alejado del Mundo -el Vacío- dónde tras una catarsis se separó en dos partes. La primera tenía todo el poder del Universo para destruir y la segunda lo tenía para crear. La primera entidad era oscura, mientras que su gemelo irradiaba luz. Las nuevas entidades estaban condenadas a coexistir en una dualidad en constante conflicto sin ganador. Hicieron del Vacío su hogar. Pasaron las eras, y olvidaron a sus hermanos.
La Buena Suerte y la Mala Suerte, entonces, empezaron un nuevo conflicto por ejercer su dominio sobre el Vacío, el último lugar virgen del Mundo, y su destino.

I

Llegó entonces el momento en el que la Buena Suerte se decidió a ocupar el Vacío, y convencida de que lo más importante en ella era la luz, le dio luz al Vacío y la llamó día. La Mala Suerte se enteró de esto y lanzó sobre el Vacío su oscuridad antes de que el día terminará de completarse, y llamó a su parte noche. Quedando así el Vacío dividido. Entonces anocheció y amaneció, fue el día uno.

II

Vió la Buena Suerte lo que su enemiga había hecho y decidió dar al Vacío algo más. Coloreó de azul todo el lugar y luego lo dividió en dos. Llamó a la primera parte cielo. A la segunda le dio movimiento y lo llamó mar. Enfadó la Mala Suerte por esto e hizo brotar de entre las aguas jun superficie plana, inmóvil y seca a la que llamó tierra, pero no fue suficiente. Entonces hizo que la tierra se elevara y rodeará al Vacío, a esta elevación la llamó montaña. Anocheció y amaneció, fue el día dos.

III

Creyó la Buena Suerte que al Vacío le faltaba algo, así que hizo brotar en la tierra a una multitud de seres a su imaginación que caminaban sobre dos pies, los llamó humanos, luego vió que todos eran iguales, por lo que decidió dividirlos en dos géneros, llamó a un grupo hombres y a otro mujeres.
Vió la buena suerte que tanto hombres como mujeres no tenían brillo en sus ojos, les dió a cada uno la consciencia de la vida para que pudiera maravillarse con el cielo y el mar. Enfureció la Mala Suerte e hizo que una buena parte de hombres y mujeres entraran a los más profundo del mar, perecieron y así conocieron lo que ella llamaba muerte. Anocheció y amaneció, fue el día tres.

IV

Decidió la Buena Suerte darle a los humanos algo para que olvidaran la muerte, y les dió el conocimiento del bien y todo lo bueno. Los humanos se extasiaron. Vió la Mala Suerte lo que su enemiga había hecho y colocó en cada humano el conocimiento de la maldad y todo lo malo. Los humanos se pasmaron. Anocheció y amaneció, fue el día cuatro.

V

Observó la Buena Suerte que a los humanos les daba hambre y necesitaban refugio, así que hizo crecer sobre la tierra árboles con frutas para que comieran y con la madera pudieran construir refugios. Entonces, la Mala Suerte, tomó la decisión de hacer crecer árboles venenosos y le enseñó a los humanos la enfermedad. Muchos enfermaron y perecieron al instante. Anocheció y amaneció, fue el día cinco.

VI

Quiso la Buena Suerte darle a los humanos un poco de esperanza y creó un círculo luminoso que los acompañaría durante el día, lo llamó sol. Los humanos contemplaron y veneraron al sol, entonces la Mala Suerte creó una especie de manto que cubrió al sol y dejó a los humanos bajo un cielo gris, lo llamó nube. Anocheció y amaneció, fue el día seis.

VII

Enfadó la Buena Suerte con las nubes que cubrían su sol. Así que colocó otra esfera luminosa junto con algunas más pequeñas para que acompañaran a los humanos durante la noche. Las llamó luna y estrellas. Anocheció y amaneció, fue el día siete.

VIII

Al ver que la Mala Suerte no hizo nada para opacar a la luna y las estrellas, la Buena Suerte creó criaturas capaces de alzarse y deslizarse por entre los árboles y el cielo; pequeños seres llenos de colores y vida. Los llamó aves. Vió la Mala Suerte a estas aves y creó criaturas en semejanza que eliminaban y comían a éstas, las llamó carroñeros. Anocheció y amaneció, fue el día ocho.

IX

Meditó la Buena Suerte que hacer a continuación; decidió dar a los humanos más alimento. Concibió pequeñas criaturas que habitaban el mar, las llamó peces, y los humanos los comieron. Contempló la Mala Suerte a estas criaturas e inventó peces más grandes que se comieran a los más pequeños. Anocheció y amaneció, fue el día nueve.

X

Quiso la Buena Suerte alegrar a los humanos y les dió humanos más pequeños, a los que llamó niños para que conocieran la alegría. Vió la Mala Suerte una oportunidad en esto e hizo que el mar se agitara y que de las nubes brotaran rayos de luz cegadora y ruidos estridentes, creó la tormenta para darle temor a los humanos y a sus niños. Anocheció y amaneció, fue el día diez.

XI

Los humanos construyeron un conjunto de refugios para ellos y sus niños, lo llamaron La Villa. Vió la Buena Suerte que hubo riñas y separación entre los humanos acerca de cómo vivir en La Villa, así que les concedió el don del perdón hacia sus semejantes. Notó la Mala Suerte una oportunidad en ello y dió a quienes iniciaron las riñas el deseo de la venganza. Anocheció y amaneció, fue el día once.

XII

Deseó la Buena Suerte calmar a los humanos y usó las nubes a su favor, de ellas brotó agua que refrescó a los humanos y roció a los árboles y plantas, la llamó lluvia, después de esto le dió a los humanos compañeros en la tierra. Criaturas de cuatro patas con suave pelaje y de todos los tamaños, los llamó animales. Y los humanos aceptaron a los animales. Molestó a la Mala Suerte la creación de los animales y se encargó de arreglarlo. Creó animales más grandes y feroces, rastreros, sucios y feos para que atacaran a sus contrarios, los llamó bestias; los humanos debieron aprender a defenderse de las bestias. Anocheció y amaneció, fue el día doce.

XIII

La Buena Suerte ya no soportaba a su rival y lo que estaba haciendo con el Vacío, decidió sorprenderla con la guardia baja. Desató todas sus fuerzas y todo su poder en contra de la Mala Suerte y logró debilitarla momentáneamente, durante ese lapso arremetió de nuevo y la lanzó al Vacío. Se halló feliz la Buena Suerte al creer que había derrotado a su rival, pero la sensación desapareció cuando observó cómo, en el lugar en donde había caído su contrincante, una niebla negra y espesa comenzaba a extenderse por todo el lugar. Se arrepintió al instante de lo que había hecho, usó todo el poder que le quedaba para fragmentarse a sí misma y dejarse caer al Vacío para proteger a los humanos y a la Villa.
Mientras pequeños cristales de la Buena Suerte comenzaban a esparcirse por todo el lugar, en dónde cayó la Mala Suerte, al interior y al centro de la niebla, una figura amorfa comenzó a condensarse tomando todas las formas de las bestias de la tierra para luego tomar una forma humana. Cayó al suelo de rodillas, sintió la tierra entre sus dedos e inspiró aire. Miró a su alrededor con ojos vacíos, oscuros y negros. Cuando se acostumbró a su nuevo cuerpo se levantó y elevó la vista al cielo para mirar como pequeños destellos de Buena Suerte se esparcían, sonrió.
La Mala suerte se había manifestado más fuerte y poderosa que nunca, admiró su nuevo dominio y se dirigió a la montaña más alta.
Anocheció y amaneció, fue el día trece.

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