El hombre que había intentado huir y que había encontrado un destino peor intentó regresar a la Villa, pero sus habitantes huyeron de él en cuanto le vieron pisar el terreno, entonces se dio cuenta de que no podría vivir entre ellos aún cuando había nacido y se había criado allí. Ya no era un hombre sino un monstruo, así que hizo lo que el monstruo haría, se refugió en la montaña y trató de llevar su miserable existencia en paz.
Por primera vez desde que el Universo se había decidido a concebir a sus propios descendientes existía una nueva entidad, aquel híbrido entre la parte malvada de la suerte y los humanos era el primero en su clase pero no sería el último. El hombre que se había transformado en monstruo trató de luchar contra la oscuridad de su interior, pero ésta era más fuerte que cualquier cosa en el Vacío, así que comenzó a rendirse ante ella. Poco a poco fue capaz de controlarla a su voluntad y comenzó a aceptarse como el nuevo gobernante de la Villa. Pasaron los siglos, y el monstruo seguía siendo un monstruo, mataba por diversión de vez en cuando, enviaba inundaciones sólo para mantenerse ocupado hasta que los humanos de la Villa inesperadamente decidieron darle un tributo más, fue ahí cuando el monstruo recordó la manera en la que él había adquirido aquella maldición, y comprendió que podría transmitirla a alguien más. Se sorprendió a sí mismo pensando como un humano después de tanto tiempo. El egoísmo humano es el sentimiento más grande de todos, ahí vio la oportunidad perfecta para morir. Alguien más ocuparía su lugar y el equilibrio no se perdería pero él podría descansar.
La cosa resultaba sencilla, si ese pobre humano había sido escogido entre su propia gente para saciar el apetito del ente, entonces también saciaría su deseo de muerte. El monstruo se presentó aquella primera noche y tomó su botín. Lo envolvió todo en una nube de humo denso y nauseabundo y lo transportó hasta su hogar en la montaña. Ella, pues el primer tributo había sido una mujer, no paraba de llorar en espera de lo creía sería su muerte. El monstruo no se molestó en dirigirle la mirada hasta que estuvo lo suficientemente calmada, y aprovechó ese tiempo para tomar su último alimento. La mujer escuchó al monstruo comer, escuchó los gritos de los trece ancianos seleccionados aquel año y después todo quedó en completo silencio, esperó a que fuera por ella. En la oscuridad de la cueva apenas si se podía distinguir algo a más de tres pasos, pero el monstruo no necesitaba la luz, ni ella la necesitaría después.- ¿Vas a comerme? - preguntó la mujer cuando al fin tuvo la fuerza para hablar.
- ¿Por qué te han entregado? - le preguntó la oscuridad. - Yo no pedí nada más.
La mujer pensó en la respuesta, la sabía. Aquel era un castigo, ella había obrado mal y la habían sentenciado a muerte, o eso creían.
- Creí que sabías todo lo que pasaba en la Villa. - repuso ella. - Yo...
- Sé que has asesinado a alguien, no me interesan tus motivos. - habló el monstruo desde la oscuridad. - Pero, si tu propia gente te ha entregado a mí... Es que realmente te odian.
La mujer tragó saliva. Sabía que la odiaban, escogerla para un último tributo, para ser la primera Representación no era más que la última ofensa en su contra, y así sería durante las siguientes eras. La Villa escogería al peor de sus habitantes para ofrecerlo como carnada al monstruo y así librarse de dos problemas a la vez, sería un secreto a voces del que nadie hablaría nunca.
- Te han entregado comida y a los ancianos
- Yo he pedido la comida y a los ancianos, no te pedí a ti.
- ¿Vas a matarme?
- No. - dijo el monstruo. - No sin antes haber jugado un poco.
La cueva poco a poco se fue iluminando, permitiéndole a la mujer observar su prisión por primera vez, no era diferente a lo que había imaginado. Paredes rocosas y húmedas, el suelo era irregular y estaba lleno de pequeñas protuberancias rocosas, algunas tan altas como una casa y otras más pequeñas.
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SUERTE
Fantasy¿Alguna vez has pensado cómo se vería la mala suerte si fuera un ser real y tangible? ¿Un monstruo? ¿Un humano normal? ¿Humo? ¿Carne y hueso? Al inicio sólo el Universo existía. Ante su soledad creó a la entidad Suerte, que después de milenios en co...