•CALLENDO A LA LOCURA• Parte 2•

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ESTO CONTIENE ESCENAS NO APTAS PARA GENTE SENSIBLE.

Todo era muy confuso, la enfermera estaba en el piso cubierta de sangre, Emma estaba saltando y gritando "hurra" con algo de miedo, me encontraba aturdido.

- Norman... Despierta... Tenemos que esconderla ¡Me pueden culpar!

- ¿Culpar? ¿De qué? - entre más veía y escuchaba menos entendía la cituación.

- La enfermera... Está muerta... - su expresión preocupada se volvió a una de total calma - tú la mataste.

- ¿Yo? - me levanté a la altura de Emma - Emma ¿Que fué lo que pasó?.

- ¿No lo recuerdas? Yo estaba gritando porque Lewis me quería comer y tú lo ¡mataste!

- ¿Lewis? - Lo único que hacía después de despertar eran preguntas.

- ¿No lo recuerdas? - Emma se arrastraba por el piso de la sala lentamente acercándose a mi - eres como yo Norman - tomo mi barbilla y acerco sus labios a los míos.

- ¡No! ¡Suéltame! - retrocedí con mi brazos, ella se acercaba a el cuerpo de la doctora y tomó la con la inyección que yo había traído.

- Es una lastima - tomo la parte de la aguja y se la quitó - estoy triste Norman - ella seguía hablando con un tono neutro, lentamente con la aguja empezó a hacer perforaciones en el cuerpo de la enfermera una y otra vez, lentamente - estoy triste de que ya no me ames.

Con la poca fuerza que me quedaba me levanté casi a rastras y salí de la habitación, mientras escuchaba la voz de Emma en el fondo.

- ¡No lograrás escapar Norman!

Corrí buscando alguna una clase de ayuda y llegué como pude al comedor, pero...

No había nadie.

Me pareció extraño, me adentré más a él y efectivamente no había ni un alma en ese lugar.

Miré a mi alrededor y me percaté de un aroma putrefacto, era horrible y cada vez era más potente, detrás de mí escuché como algo pesado caía, voltee y me encontré con le escena más horrible que pude haber presenciado.

Era Uno de los enfermeros, estaba de un color azul y con muchas punzadas en su piel, y lo rodeaba un hijo color blanquecino con ciertas partes de color rojo talvez por la sangre, como si estuviera cosidos.

Lentamente voltee mi mirada hacia arriba y era una escena que solo podrían salir en una película de horror.

Eran todos, todos los del hospital, en el techo cosidos

Salí corriendo rápidamente de la sala, se me revolvió el estómago y fuí directo al baño, tenía esperanza de que fuera todo un sueño, una pesadilla.

Abrí la puerta con velocidad y me apoye sobre el lavabo, dirigí mi mirada al espejo y ví como me encontraba más pálido de lo normal, podía alcanzar a ver mis venas del rostro y como sudaba, mi espalda tenía unas salpicaduras de sangre y otras sustancias. Miraba mis manos y comenzaban a temblar, tomé un poco de jabón para lavar mis manos, tardé un rato en ello mientras me calmaba, las enjuague y procedí a lavar mi rostro, luego arreglé mi cabello, en mi agenda tenía una cita con un paciente y no lo podría perder.

Acomodé mi bata y volví a ver el espejo y una figura esbelta y enana estaba presente detrás mío.

- Hola Norman, ¿Que haces?

Comencé sudar frío pero sin miedo.

- Arreglándome, tengo un paciente.

- Tengo ganas de jugar.

- Ve con Ray.

- El está ocupado... Está con esa enfermera... ¿cómo se llamaba? ¿Anna?, Quien sabe que cosas aran en el cuarto de descansos.

- Espero les vaya bien a ellos dos.

- Iré a verlo - Dijo sin más para luego salir por la puerta.

Era extraño que ella estuviera ahí, dijo que iría con Ray... Ray...

- Mierda.

Baje la guardia, corrí rápido a la sala de descanso dónde normalmente se encontraba Ray y Anna, estaba en el 3er piso, miré el suelo y tenía pequeñas manchas de sangre en salpicaduras, era más que obvio que Emma pasó por ahí.

Doblé la esquina y alcanzaba a apreciar como la puerta de la sala de reposo estaba algo abierta, más no alcanzaba a ver qué había dentro, caminé lentamente con miedo a averiguar qué había dentro, que fué lo que habrá hecho Emma.

Hacer qué mi cabeza a la puerta y ví la litera con el uniforme de enfermería del hospital, camiseta y pantalón, con el nombre "Anna" escrito en el, también se apreciaba una bata blanca con el nombre "Ray" en el, tenía grandes manchas rojas por toda la tela, me adentré más al salón y miré el cuerpo sin vida de Anna, en una esquina de la habitación, solo con su ropa interior puesta, quisiera describir que fué lo que ví pero es demaciado fuerte para mí imaginación.

Más no se encontraba el cuerpo de Ray.

En la entrada de la puerta miré una gran mancha roja, como si alguien fuese arrastrado, caminé siguiendo el rastro y me llevó a una sala del psiquiátrico solitario, estaba tan solo que mis propias pisadas hacían eco.

Cuando me adentré a la habitación miré a Emma enmedio de la pared.

- ¿Dónde está Ray? - pregunté.

No respondió, solo levantó su dedo señalando la esquina, y ahí se encontraba el cuerpo sin vida de Ray, me dejé caer sobre mis piernas y comencé a cuestionarme muchas cosas.

- ¿Que fué lo que pasó? ¿Cómo ocurrió esto? ¿Fuí yo el responsable?.

Al escuchar esta última pregunta, Emma se arrodilló poniéndose a mi altura.

- ¿Por fin despiertas?

Esa pregunta me desconcertó, pero me atrajo a mi triste realidad, miré a Emma nuevamente y se miraba totalmente diferente, tenía un uniforme de doctora, y sostenía unas pastillas.

- Norman, Te tocan tus medicinas.

- Volví... Volví a soñar, señorita Emma - dije.

- Espero que no haya sido nada malo, con esto, tu esquizofrenia se calmará y podrás vivir felizmente.

- Emma- llamó el doctor Ray desde la puerta - es hora de retirarnos.

- Voy amor, me retiro Norman - Dijo para luego dejarme solo en la habitación.

Al parecer... El loco, siempre fuí yo.

(Fin)

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