Capitulo cinco: Tú, yo y ella

197 24 2
                                    

Una dulce voz los intrrumpe, ambos miran una bonita cabellera rubia y unos ojos morados claro, tras el mostrador.

Samuel sonríe cuando la ve, era esa chica, que siempre era tan amable y tan dulce, que tenía una sonrisa pintada, todos los días.

Rubén realmente la odia. Aún sabiendo que no había razón.

Siempre que venía a la tienda, no podía evitar celar esos momentos cuando ella se acerca al ojimorado, con tanta facilidad. Pero se rompía cada vez más, cuando veía que la sonrisa de Samuel no desaparecía, hasta que la chica abandonaba la tienda.

Y hoy era como esos días, el ojimorado charlaba con la menor, y el más alto se ocupaba de los demás clientes, no se podía quejar, el turno de Samuel había pasado ya, pero él siempre se quedaba a esperarlo, Rubén se preguntó si el ojimorado haría eso por ella.

Salió de sus pensamientos al notar las mejillas rojizas de su amigo, al reconocer su risa nerviosa y como jugaba con sus dedos, cuando no sabía que decir.

Pero... el de ojos miel daría lo que fuera por ser el que causará todos esos gestos en él. Escucha la voz del mayor de fondo en sus pensamientos, y por un momento Rubén cree que es su imaginación.

- Tontito. - llama. - Sigue trabajando, no te me despistes, tú. - regaña, ayudándole con la cajas en sus manos. Realmente no supo cuando se había quedado mirando un punto incierto del local.

Pero... ¿La chica se había ido, ya? ¿Tan temprano? Rubén estaba seguro que ese día iba a llover.

- Y... ¿Ya se ha ido tú novia? - pregunta de la nada, sonriendo, pero cuando vio al ojimorado sonrojarse, ese gesto sólo desapareció, sin más.

- Ehh. Para ya con tus bobeitos, cabezón. - regaña, torciendo los labios, dejando deleitar a Rubén con un pequeño puchero, que había formado el mayor.

El peliblanco, suspiro, tenía que enfrentarse a la realidad. Se apoyó en el mostrador e inconscientemente, se colocó la capucha de su sudadera, que tenían dos curiosas orejas de osito. - Hacéis buena pareja, te lo digo. Sólo os falta besuquarse, y seréis novios. - habló, con sus ojos cerrados, un inútil intento de no pensar en nada.

Samuel, no dijo una palabra, lo que sorprendió al contrario, pero cuando abrió sus ojos, el ojimorado le tapó la cara con la misma capucha - Concentrate en el trabajo, Doblas.

Con el contrario así de cerca, el peliblanco dudaba que podría concentrarse.

•••

Cuando termina su turno, Rubén no puede estar más feliz, hoy había sido especialmente cargado. Estira los músculos de su espalda, soltando un pequeño suspiro. Samuel no evitó, soltar una pequeña risita.

- ¿Qué tal si hoy te quedas en mi casa, Rub?

***

¡Buen día alegría!

La frase de: "Hoy iba a llover" es una metáfora que se utiliza, para decir que algo inusual había pasado, o que alguna persona, hizo algo que jamás había pensado hacer.

Otra cosa para aclarar, los turnos de Samuel, son usualmente por las mañanas y va al Instituto por la tarde, su hora de salida es exactamente igual a la de Rubén, por eso siempre le espera, hasta que Rub llegue a la tienda.

Sin más, espero que les haya gustado, que tengan un lindo día siempre, les quiero <3

Me Gustas ᯽ - RubegettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora