Capitulo 4

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Las estaciones pasaban con tanta rapidez. Solo un par de años había desde que Sukuna había llegado a con Kenzin y Kawa...

- ¡Más rápido, Sukuna!—urgió Kawa

- Cállate... es lo... m-más rápido que puedo—jadeó Sukuna

- ¡Agh, el abuelo te matará!

¿Qué había pasado como para que ambos llegaran a aquello?

Simple...

Sukuna se quedó dormido...

Ahora ambos corrían por el bosque para llegar al lugar donde siempre entrenaban con Kenzin, que al visualizar a ambos. Les dio una fría mirada.

Kawa, que ahora dominaba a la perfección el intercambiar sus estados de todo y nada, había llegado primero de un salto dado que venía saltando de rama en rama de árbol en árbol.

Sukuna, quien venía corriendo en el suelo, apenas había logrado llegar con pocos minutos de diferencia, aún así recibió un golpe en su cabeza.

- ¡Ay!

Kawa escondió su mano de inmediato, fingiendo que Kenzin había golpeado a Sukuna a modo de castigo por su tardanza.

- Kawa tuvo que ir por ti—suspiró Kenzin—Sukuna, debes aprender a despertar un poco más temprano...

- Lo siento—murmuro Sukuna por lo bajo

Kawa se rió ligeramente. Aún cuando Sukuna era cinco años mayor, Kawa era por mucho más obediente y enérgica que él.

Ahora que Kawa pronto cumpliría diez años, Kenzin había comenzado a preocuparse un poco por ella.

Su actitud no era la de una dama...

- Tal vez sea mi culpa—se lamentó Kenzin en voz baja

El adolescente y la niña le miraron con confusión.

- Sukuna, ¿Qué tanto crees que has avanzado con tu técnica?—preguntó Kenzin retomando las enseñanzas de los chicos

- Pasé de un corte a tres—respondio Sukuna con arrogancia—y ahora son más profundos...

- Aún no logras tirar un árbol—se burló Kawa

Ambos comenzaron a lanzarse golpes a diestra y siniestra mientras Kenzin suspiraba. A lo largo de esos dos años, él se había acostumbrado a ver a ambos pelear y discutir, así como uno que otro golpe ir y venir. Aunque se alegraba que casi siempre al final ambos se llevaban bien y se sonreían el uno al otro.

Son como hermano y hermana..., el pensamiento de Kenzin fue optimista.

Sin embargo, aquello era lo único que sentía Kawa. Ella comenzó a ver a Sukuna como su hermano mayor, pero no era lo mismo para Sukuna.

Para él era simple, Kawa y él no eran familia. Ellos no compartían lazos de sangre, no había ni una sola gota que ambos compartieran. No era más que alguien con la cual vivía, al igual que el viejo que cuidaba de ambos. Solo respetaba a ambos y los veía como iguales debido a su hospitalidad, la comida, el techo, el lugar donde podía dormir y... el hecho de que le enseñaran jujutsu.

- Kawa, ¿Qué tal tus prácticas?—preguntó Kenzin

- Mi puntería con el arco mejoró, ahora fallo cuatro de diez tiros—respondió Kawa levantando un dedo—también aprendí a usar la katana el año pasado, la lanza se me hace un poco más difícil—levantó otros dos—estoy empezando a usar un tridente que hice... ah, y luego aprendí a hacer esto

Una pequeña esfera de energía flotó de uno de los dedos de Kawa haciendo que ambos hombres la miraran de manera nerviosa, esa pequeña esfera salió disparada hacia uno de los árboles cercanos haciendo que hubiese una gran quemadora en ellos.

Kenzin comenzó a sudar frío mientras Sukuna sonreía emocionado.

- ¡Quiero intentarlo!

- ¡No, Sukuna!

Después de dispersar el fuego con la técnica maldita de Kenzin, ambos fueron regañados severamente.

- Kawa, no puedes usar energía maldita pura de esa manera. Sukuna, eso fue irresponsable, viste lo que Kawa hizo y aún así lo intentaste

Ambos bajaron la cabeza, respetaban mucho al mayor así que no se atrevían a desobedecerlo.

Aquellos días realmente habían sido muy felices, pese a que él jamás lo admitiría como tal, Sukuna conservaría para siempre aquellos recuerdos.

Pero...

No todo puede ser eterno.



~•~



Conforme pasaron los días, Kawa empezaba a quedarse sola en la cabaña mientras Kenzin y Sukuna salían al pueblo.

Algunas veces Sukuna podía sentir malas miradas sobre él, debido a las marcas que tenía en sus brazos. Pero apenas observaban a Kenzin cerca de él, apartaban sus miradas de él.

Kenzin y Sukuna se acercaron a un puesto que había en el pueblo, un hombre se encontraba vendiendo joyería sencilla, o eso parecía para la mayoría de la gente puesto que ni siquiera prestaban atención al pequeño puesto. Kenzin notó que Sukuna observaba fijamente una pulsera de oro, que sobresalía bastante entre el resto de las joyas al ser un poco gruesa.

- ¿Crees que a Kawa le guste?—preguntó Sukuna

- Tal vez... nunca ha tenido algo así antes—rió Kenzin—no tenemos mucho dinero como para ello...

Sukuna asintió y ambos se alejaron. Kenzin no tomó importancia de aquel asunto, de haber puesto más atención habría notado lo que Sukuna estaba planeando.

Esa pulsera sería el primero de los regalos que Kawa recibiría. El primero de los regalos que en un futuro vería como algo diferente.

Broken~ Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora